*A Juicio de Amparo.
/ María Amparo Casar /
Tanto en el gobierno anterior como en éste, la oposición en el Congreso ha sido olímpicamente ignorada. Ni se dialoga, ni se debate, ni se negocia con ella.
Sin desconocer que la oposición de los partidos simplemente no ha ganado tracción, lo cierto es que poco pueden hacer cuando desde 2024, no alcanzan un tercio de las cámaras y, con los más de dos tercios que tiene el partido gobernante, ni poder de veto tienen.
La presidenta, y yo también, la ve por todos lados.
Un pequeño recuento muy desigual por los actores e intereses que representan es el siguiente.
Los transportistas que padecen homicidios, secuestros, asaltos y robo de mercancías y suplican por seguridad en las carreteras.
Los agricultores que piden precios de garantía parejos, la liquidación de apoyos y subsidios rezagados para diversos cultivos, la exclusión del maíz del T-MEC y la revisión de la Ley de Aguas.
Las mujeres que, entre muchas otras cosas, reclaman que el en el PEF desapareció el programa para los refugios de mujeres violentadas.
Las familias de las víctimas de homicidio y desapariciones que exigen mecanismos de protección el gobierno cumpla con sus tareas de investigación.
Los contingentes amorfos y apartidistas que se reunieron en la marcha de la generación Z el pasado 15 de noviembre demandando entre otras cosas mecanismos de participación ciudadana, seguridad, oportunidades y un alto a la corrupción y la impunidad.
Las universidades y centros de educación superior que sufren los recortes presupuestales.
La CNTE que amaga con regresar a las calles y boicotear el mundial.
Militares retirados y en activo que reclaman al menos el 4% de aumento salarial prometido y que recientemente fueron atendidos.
Los familiares y amigos de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa que no ven cumplidas sus promesas.
Los médicos que no tienen material para trabajar.
Los padres de niños con cáncer y todos aquellos que padecen el desabasto de medicamentos.
Los más de 120 mil mexicanos y mexicanas cuyas firmas ya han sido validadas por el INE para introducir al Congreso una iniciativa de reforma electoral ciudadana acorde con la democracia y no con la perpetuación del partido en el poder.
Los empresarios ahogados por la extorsión, indefensos ante la persecución fiscal y que no protestan en las calles, pero sí dejan de invertir.
Los colegios y asociaciones de abogados que siguen luchando contra la reforma judicial y evidencian sus consecuencias.
Somos México que ya lleva 196 asambleas (de 200 requeridas) para convertirse en una alternativa partidista a nivel nacional.
El movimiento del sombrero producto del asesinato de Carlos Manzo en Uruapan, Michoacán.
La Conferencia del Episcopado que exige seguridad ciudadana y atención a los desafíos de la política social en salud, educación y medio ambiente, así como diálogo con la ciudadanía.
“Dice la presidenta que no hay motivos para las movilizaciones y bloqueos” salvo que estos respondan “a motivaciones políticas contra nuestro gobierno”. Otra vez coincido con ella. Los reclamos son, obviamente, políticos y son, obviamente, contra su gobierno.
En lo que no coincido es en que estos reclamos vengan de la ultraderecha (que no sé ni cuál es, ni dónde está, ni cómo se manifiesta), de aquéllos que piden la intervención de EU (qué tampoco sé dónde están, ni como se manifiestan), de los conspiradores internacionales, de los zopilotes y, cómo no, de las granjas de bots.
Hay reclamos y fuertes contra el gobierno por su falta de atención a problemas que existen y que han sido ampliamente documentados, aunque sean negados en las mañaneras o atribuidos a quien quiere desestabilizar al gobierno.
No estaría de más escuchar al Ingeniero Cárdenas, cuyas credenciales de izquierda son inobjetables: “En estos días se manifiestan discrepancias y críticas muy fuertes hacia el gobierno, pero se manifiestan también inquietudes válidas, y ahí es donde a mí me preocupa mucho que no haya diálogo. No hay diálogo y no se discuten las cosas, no se discuten los problemas. A mí me preocupa que no nos sentemos con el que tengamos diferencias.”












