Sin tacto.
Por Sergio González Levet.
Muchos que ya tenemos las dos o una dosis de la vacuna anticovid nos sentimos aliviados del tenor de ser contagiados por el virus más letal de los últimos años en el planeta.
En eso están ya muchos mayores de 60 años y los profesores y los heroicos trabajadores del sector saludos y alguno que otro funcionario deshonesto y los familiares de éste y los que tuvieron dinero para ir a Houston o a Miami les ha dejado de preocupar grandemente la Covid-19 porque ya están blindados contra el mal del siglo, cuando menos por seis meses.
Faltarán nada más unos 80 o 90 millones de compatriotas que aún no han recibido la vacuna, pero la 4T y su patriarca prometen que más temprano que tarde todos los mexicanos estarán debidamente inoculados, sean chairos o fifís.
Vamos a creerle a los que tanto nos están prometiendo, y digamos que en un momento dado el país alcanzará la inmunidad de rebaño y así el coronavirus estará -ahora sí- domado.
Peeeeero… aunque hayamos podido contra el bicho maligno, sus efectos seguirán sintiéndose por mucho tiempo. Hay enfermos que aunque lograron sobrevivir quedaron con secuelas que les tomará muchos meses y hasta años superar.
Y el otro golpe letal fue en la economía del mundo, que quedó gravemente dañada, al grado que el gobierno de Joe Biden tuvo que echar a andar un programa de ayuda inaudito por su tamaño, para sacar del marasmo a los norteamericanos.
En nuestro país, los ciudadanos seguimos esperando que por fin nos pongan a todos la vacuna, pero también nos urge otra vacuna, que sería la iinyección de recursos públicos al aparato productivo y al comercial.
Esa segunda vacuna nos podría salvar de la enfermedad que nos dejó sin recursos para sobrevivir, para vivir, para que podamos volver a ser quienes fuimos.
Todos esperan que el mesías cuatroteísta anuncie por fin una cruzada en ayuda de nuestra alicaída economía nacional, moribunda por falta de apoyos reales, y en la que flotamos precariamente los mexicanos.
Las masas famélicas, la clase media a punto de la extinción, los empresarios que han puesto su pundonor para mantener el aparato productivo y seguir pagando sueldos… todos esperan que por fin el Presidente de la República anuncie un plan nacional de rescate, una segunda vacuna económica para todos.
¿Será que ésa también nos llegará algún día?