Pandemia evidencia fragilidad del sistema de cuidados y vulnerabilidades que sufren las mujeres migrantes empleadas

  • El estudio enfoca la realidad del empleo y de los cuidados en España desde la perspectiva de género con una mirada integral e interseccional.

Por Gloria López

SemMéxico/AmecoPress. Madrid. 15 diciembre 2020.- La investigación Mujer inmigrante y empleo de hogar: situación actual, retos y propuestas da cuenta de la actual situación del sistema de cuidados, que es tan vital para nuestras sociedades y que, sin embargo, continúa fuertemente debilitado y anclado en los roles tradicionales de género conectados con otros ejes de desigualdad como son la clase social, el origen, el estatus migratorio y la racialidad. Las responsables del estudio, Beatriz Raena y Estela Aguirre, presentaron sus principales conclusiones el pasado jueves, 10 de diciembre.

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El estudio enfoca la realidad del empleo y de los cuidados en España desde la perspectiva de género con una mirada integral e interseccional, basándose en los relatos y las experiencias tanto de las mujeres migrantes que trabajan o han trabajado en el empleo de hogar, como de los y las profesionales de entidades del Tercer Sector y colectivos de activistas de un sector “atravesado por la informalidad y la precariedad más extrema”.

La investigación advierte que esta situación es consecuencia, en gran medida, de “un régimen que no reconoce los derechos laborales plenos para las empleadas de hogar”. La visibilización de los cuidados y su ubicación en el centro de nuestra sociedad, “es todavía un asunto pendiente que es urgente abordar, más aún en el contexto contemporáneo en el que la crisis sociosanitaria desencadenada por el COVID19 ha puesto de manifiesto la fragilidad del sistema de cuidados y las vulnerabilidades y exclusiones que sufren las mujeres migrantes empleadas en este sector”.

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La combinación entre la Ley de extranjería que priva de los derechos fundamentales a las personas migrantes, junto con la Ley de empleo de hogar que legitima y perpetua un régimen de trabajo bajo esquemas de desigualdad, impide el acceso de muchas mujeres migrantes a una vida en condiciones dignas, expone con claridad el informe.

La investigación ha sido desarrollada por la Federación de Mujeres Progresistas con el apoyo de la Dirección General de Inclusión y Atención Humanitaria y al Fondo Social Europeo. En el acto de presentación, participaron también el Director General de Inclusión y Atención Humanitaria, Francisco Dorado Nogueras, la presidenta de la FMP, Yolanda Besteiro de la Fuente, la investigadora y experta en cuidados, Magdalena Díaz Gorfinkiel y la presidenta de SEDOAC, Carolina Elías Espinoza.

Magdalena Díaz Gorfinkiel contextualizó la organización social de los cuidados. Los cuidados son “todo y nada”, dijo, explicando que incluyen “actividades variadas y difusas”, “difíciles de definir”. Son la base del sistema socio-económico, pero están invisibilizados.

“La pandemia ha puesto en evidencia la fragilidad del cuidado en todos los ámbitos”, advirtió Carolina Elías. “Somos trabajadoras esenciales, que no paramos durante la pandemia”, explicó, “pero es triste y vergonzoso que sigamos trabajando en condiciones tan injustas e indignas”. Tal y como está organizado el trabajo de cuidados, “debería ser abolido”.

La presidenta de SEDOAC criticó duramente las condiciones de “esclavitud” en las que trabajan las personas en régimen de interna, así como la mirada de algunos empleadores hacia las mujeres –en especial mujeres migrantes- que cuidan a sus hijos, hijas, padres, madres y hogares. “Nos quieren como esclavas, pero no cualquier tipo de esclava: con carnet de conducir, que sepa cocinar comida española, con idiomas…”, dijo, para recordar que “no queremos ser de la familia”, “somos trabajadoras”. El Estado “debe adoptar políticas públicas que garanticen los servicios de cuidados adecuados para su ciudadanía”, concluyó.

La inserción de las mujeres migradas en circuitos de precariedad donde predominan los bajos sueldos, el exceso de horas de trabajo, el complejo acceso a la vivienda o la prácticamente nula conciliación laboral, tiene como consecuencia un difícil desarrollo vital y un impacto negativo en su salud. A través de este estudio se ha comprobado que la situación de las empleadas de hogar conecta los ejes de desigualdad analizados con el tipo de jornada que desempeñan, siendo el régimen de trabajo interno el que presenta con mayor frecuencia condiciones de explotación laboral.

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En este sentido, según el estudio, hay que hacer hincapié en la violencia que se ejerce contra las mujeres en el contexto del empleo del hogar y de los cuidados. El estudio desvela diferentes situaciones de abuso y acoso por parte de personas empleadoras; así como las dificultades para denunciarlas por parte de las mujeres. Por ello, aspectos tan importantes como el bienestar psicosocial de las mujeres y la mejora de su salud integral se convierten en una necesidad apremiante que también ha de ser abordada.

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Resulta ineludible preguntarnos ¿Quién cuida a quien nos cuida? Y, por ello, caminar hacia la dignificación del empleo de hogar y de cuidados

La investigación concluye: es imprescindible generar conciencia crítica a nivel social y reivindicar la importancia que tiene garantizar los derechos laborales en el empleo de hogar para mejorar las condiciones de vida y de trabajo de las mujeres empleadas en este sector. Una sociedad comprometida con la igualdad de género y con la justicia social ha de prestar especial atención a las vulnerabilidades y exclusiones que se producen mediante la combinación de los ejes de desigualdad que interseccionan en estas situaciones -como el género, la clase social, el origen, el estatus migratorio, la racialidad- y comprometerse en reducir las brechas y el impacto de la desigualdad estructural para proporcionar oportunidades de empleo digno a las mujeres tanto dentro como fuera del empleo de hogar.

Resulta ineludible preguntarnos ¿quién cuida a quien nos cuida? Y, por ello, caminar hacia la dignificación del empleo de hogar y de cuidados. “España está en deuda con las mujeres y en este caso con las mujeres migrantes. Es tiempo de visibilizar los cuidados y urgente reconocer la importancia del empleo del hogar y de los cuidados”.

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