La recesión anunciada.

LINOTIPIA

/ Peniley Ramírez /

En Estados Unidos, en las últimas semanas, la prensa se ha llenado de recomendaciones acerca de cómo prepararse para una recesión. Los analistas coinciden en que puede ocurrir en los próximos meses de este año o en el próximo. Esta semana, en una comparecencia ante el Senado, el presidente del banco central de EU, Jay Powell, dijo que “ciertamente, hay una posibilidad” de que ocurra. Ayer, el Fondo Monetario Internacional anunció que considera que la economía de Estados Unidos va a desacelerarse. ¿Qué significa esto y cómo afecta a México?

El banco central de Estados Unidos tiene un doble mandato. Primero, controlar la inflación (la subida de los precios de los productos y los servicios). Además, se ocupa de que las tasas de empleos se mantengan altas, es decir, de que los inversionistas pongan su dinero en Estados Unidos y hagan fábricas, hoteles, empresas, que generen empleos. Con la gente empleada, la economía se mueve. Los empleados gastan su dinero en autos, casas, restaurantes, viajar, o enviar dinero a otros países, como México.

En los últimos dos años, varios factores han hecho que la inflación de Estados Unidos haya subido por encima de todas las estimaciones. Los precios de los productos aumentaron más de 8.5% en el último año, la cifra más alta en cuatro décadas.

Por una parte, hubo muchas ayudas económicas durante la pandemia, por lo que más personas tenían dinero y gastaban poco (por las cuarentenas y los cierres de negocios). Al terminar la emergencia sanitaria, aumentó la demanda y muchos productos subieron de precio. A esto se sumó que, con las cuarentenas en otros países, principalmente en Asia, se fabricaron y transportaron menos productos a Estados Unidos. Con menos productos y más gente queriendo comprar los existentes, los precios subieron.

A principios de este año, Rusia invadió Ucrania, uno de los países que exporta más granos en el mundo, como el trigo. Esto afectó de nuevo los precios mundiales de los alimentos. En respuesta a la invasión, Estados Unidos y otros países impusieron duras sanciones a quienes hagan negocios con Rusia, uno de los principales países petroleros del mundo. Esto afectó el precio de los combustibles.

Todo esto ha llevado a que la inflación se encuentre en un nivel de crisis en Estados Unidos y en varios otros países. Esta semana, México anunció que la inflación aumentó a 7.8%, también por encima de lo que estimaban los economistas.

Los bancos centrales están obligados a tomar medidas para controlar la inflación, pero el remedio no es fácil. Para que la gente compre menos y los productos bajen, el banco central sube las tasas de interés, los bancos comerciales suben a su vez los intereses para servicios y préstamos y con eso frenan la economía.

Es más caro pedir un préstamo para comprar una casa o invertir. Hay menos inversión, menos gasto y menos empleo. Una persona decide guardar el dinero que tenía pensado gastar en Ohio, y no comprar un carro nuevo. Por ende, se necesita fabricar menos autos en Puebla. Una persona pierde su empleo en Cincinnati y envía menos remesa a su familia en Jalisco. Una familia se queda sin ingresos en Virginia y cancela sus vacaciones en Cancún.

Esta explicación simplifica el fenómeno, pero sirve para entender cómo dos economías tan conectadas como la estadounidense y la mexicana tienen que trabajar juntas para resolver un mismo problema.

Ahora, en México hay otro factor de preocupación. A principios de junio, el banco BBVA publicó un reporte, con análisis de información oficial sobre los empleos en México. Encontraron que, desde enero de 2020, se han creado más de dos millones de empleos, pero la mitad han sido para personas que ganan unos 4 mil pesos al mes, el salario mínimo. Al mismo tiempo, hay un 44% de menos personas ganando más de cinco salarios mínimos, más de 20 mil pesos al mes. Significa que hay menos gente que gana un sueldo medio y mucha más que gana el mínimo.

Las recomendaciones ante una recesión en Estados Unidos han incluido pagar las deudas, no hacer gastos innecesarios y ahorrar. En México, las afectaciones serían a las remesas, exportaciones, los empleos que se relacionen con ellas y el tipo de cambio del peso frente al dólar. En las próximas semanas, deberíamos saber más de qué están haciendo el banco central y el gobierno mexicano para estar listos.