Paralaje.
Liébano Sáenz.
No es la primera vez que quien gobierna pretende disminuir o desaparecer la representación proporcional. Se entiende de otros, pero no del Presidente López Obrador por la asumida proximidad con la izquierda mexicana que desde los tiempos del PPS, hizo de la representación proporcional su bandera. La representación proporcional es el espacio para la pluralidad y evita la sobrerrepresentación de la mayoría simple.
La reforma política mexicana impulsó la inclusión del México políticamente diverso no solo con el reconocimiento de partidos, sino con su incorporación a la Cámara de Diputados. Una larga gesta que dio lugar al sistema mixto que ahora tenemos: 300 diputados electos en distritos y 200 por representación proporcional.
¿Debe cambiarse el sistema vigente? Sí, y en mi opinión lo más importante es abrir al voto ciudadano la lista de candidatos plurinominales, es decir, que los ciudadanos puedan elegir al candidato de su preferencia y no como ahora, que resulta del orden que los partidos establecen y a partir de los votos de los diputados distritales. Esto ha provocado la falsa idea de que los diputados de representación atienden al partido y los de distrito a los electores; no es cierto, los diputados se someten a la línea de partido independientemente de su origen.
¿Son muchos los diputados? En comparación a otros países, el número actual no es un exceso; sin embargo, si se estima necesario disminuirlos, soy de la idea que sea en proporciones iguales, esto es,150 diputados electos por mayoría simple en distritos y 150 por representación proporcional electos por listas abiertas al elector, quizás en 12 circunscripciones.
¿Es excesivo el gasto que generan? Sí y, además, dominado por la opacidad y la discrecionalidad. Las áreas técnicas de apoyo a los diputados no han evolucionado a la par del incremento presupuestal. La realidad es que mucho tiene que ver el dinero como medio de control político del gobierno respecto a las fracciones parlamentarias, como lo es para sus coordinadores las discrecionales dádivas a sus correligionarios. Al menos en este caso, las cosas son igual que antes, si no es que peor. Toca reformar. Pero para fortalecer la pluralidad, no al partido del presidente en turno.