ALMA GRANDE.
Por Ángel Álvaro Peña.
El mundo desde su civilización no consideró aspectos que ahora surgen de una lamentable realidad, como es el caso de una epidemia mundial que sólo conocíamos a través de películas.
Los países que son potencia, los dueños del mundo nunca se detuvieron a pensar que la naturaleza debe ser respetada tanto como si se tratara de nuestra salud, de nuestra vida.
Ni siquiera sus líderes, capaces de prever, provocar o iniciar el fin del mundo en una guerra fueron capaces de pensar en crear un sistema de salud que, de una u otra manera, ya estaban avisados. La propia guerra implicaba ataques biológicos que exigían una infraestructura de salud estratégica. Ahora, ven que ese descuido es el punto vulnerable de los más fuertes. Nadie de los poderosos se salva de una epidemia cuyo origen se desconoce y tiene muchas posibilidades de que el coronavirus se haya creado en un laboratorio. Pero esta vez todos perdieron.
Los países pobres, por su condición de vulnerabilidad, hicieron de su sistema de salud la estructura de sobrevivencia de su población. Esa pobreza hizo que sus habitantes tuvieran anticuerpos naturales, que su manera de alimentarse, sin orden ni disciplina, creara organismos preparados para la peor enfermedad. Los países que tienen una alimentación adecuada y disciplina en cuanto a la calidad de lo que comen diariamente, se volvieron susceptibles frente a una epidemia que exige de fortaleza física desde adentro de cada organismo.
A pesar de la pobreza hay países que no sólo cuentan con lo elemental para curar enfermedades que no por simples dejan de ser cotidianas y mortales. La guerra y la paz será diferente en el mundo una vez que se supere el grave problema del coronavirus. Nadie nunca se sintió tan frágil ante la enfermedad y la muerte.
México tuvo precisamente en el sector salud una fuente de ingresos para algunos funcionarios públicos, incluyendo expresidentes, y secretarios de Salud, algunos de ellos ahora se dedican a criticar las estrategias contra el coronavirus.
Porque ellos retan la memoria de los mexicanos y son personajes que se burlaron de los mexicanos, como quien fuera secretario de Salud durante el pesadillesco sexenio del panista Vicente Fox, un tal Julio Frenk, quien no ha dejado de criticar las medidas que actualmente se adoptan para evitar el contagio de esta enfermedad.
Otro que estuvo en el sector salud y pudo haber hecho mucho por los mexicanos es Santiago Levy, quien fuera director general del IMSS durante ese mismo mandato que tuvo a uno de los Presidentes más ignorantes que haya tenido México, ahora cuestionan no sólo los modelos de salud sino las sugerencias del gobierno para mitigar la crisis económica que se avecina.
Y así, si hacemos un recuento de quienes estuvieron en el sector salud podemos ver que fue la mina de oro de los amigos más cercanos del presidente en turno, y ahora nuestro sistema de salud es un verdadero desastre que no puede actualizarse de la noche a la mañana.
Para nadie es un secreto el gran número de hospitales que, durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, se inauguraron sólo de la fachada y por dentro no había más que bodegones, o simples imitaciones de hospital todavía en obra negra.
Esto no es sólo un atentado contra la salud sino contra la vida. No es sólo corrupción sino homicidio. Esto no sólo sucedía en el gobierno federal sino en los estados y no se diga en la capital del país.
Todo esto sin tomar en cuenta los convenios con los laboratorios farmacéuticos que se hacían desde los escritorios de los funcionarios públicos para dar las medicinas al precio que el productor quería, sin ningún control, y que muchas veces le garantizaba a dichas empresas el monopolio del producto. Un verdadero asesinato.
Mucho se ganaría en materia de justicia que hubiera castigo ejemplar para todos aquellos funcionarios públicos que se enriquecieron con la salud de los mexicanos, incluso con su muerte.
Los que trabajaron en el IMSS, el ISSSTE y todo el sistema de salud, se fueron millonarios de sus puestos, mientras la población sufría, se agravaba o moría por el precio de las medicinas y la carestía de los servicios de salud.
Ahora, como otra herencia maldita, Peña Nieto dejó el proceso de monopolio de la salud en manos de ciertos oscuros personajes, quienes adquirieron los hospitales que les venían en gana con el apoyo de las autoridades, despedían a los empleados que no aceptaban que les pagaran la mitad de su salario y además intentaron monopolizar el servicio de hospitales. Es hora de que todos ellos y sus cómplices en el gobierno federal empiecen a ser castigados de manera ejemplar porque, sin duda alguna, más de un mexicano murió a causa de su enriquecimiento ilícito en busca de engrosar sus billeteras.
Hoy los que se aprovecharon de la salud para beneficio propio y sus cómplices desean que en México haya muchos muertos para decir que el gobierno que les quitó sus privilegios no sabe gobernar. Y así siguen usando la vida y la salud de los mexicanos en su beneficio. Como si fuera un cheque en blanco. PEGA Y CORRE. – El PAN continúa obsesivamente cuestionando todo lo que hace o deja de hacer el gobierno federal, a grado tal que ha perdido la credibilidad que mueve a risa. Ahora, el líder de sus senadores, el veracruzano que quiere ser gobernador de Querétaro, el mismo que aseguró que espiaban a su bancada como si algo serio pudiera salir de ella, asegura que en el informe del Presidente “No se vio a un Jefe de Estado…” ¿No había dicho antes que ese no era informe?…