*Por Bibiana Belsasso
Cuando usted escucha el nombre de Gerardo Fernández Noroña, ¿qué es lo primero que le viene a la mente? Yo visualizo la cantidad de veces que he visto imágenes de él provocando e insultando a la gente.
El pasado mes de septiembre, Noroña estaba en la sala VIP de American Express, en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, y un ciudadano, el abogado Carlos Velázquez de León, que se encontraba en ese lugar, le gritó y cuestionó su desempeño en torno a la reforma judicial y criticó a López Obrador.
La gente puede estar molesta con esta farsa de la reforma judicial, y más cuando fue Noroña quien llevó a cabo el proceso en la Cámara de Senadores. Yo soy de las que creen que las formas deben ser distintas y no estoy de acuerdo con increpar a la gente, pero la verdad es que todos estos temas se han polarizado desde el Gobierno.
Pues Noroña, haciendo uso de su poder como líder en el Senado de la República, presentó una demanda penal contra el abogado a quien acusó sin pruebas de haberle robado el celular. Según el senador, no fue éste un ataque personal, sino una agresión a lo que representa la Mesa Directiva en el Senado y al movimiento de la Cuarta Transformación.
Tras la resolución en favor del legislador, el abogado leyó su disculpa pública indicando: “Reconozco que mis palabras y acciones fueron inaceptables y estoy consciente de que usted, como persona y presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, merece todo mi respeto. Reconozco que mi comportamiento de ese día no tiene justificación. Se aparta por completo de los principios que me han formado. No refleja los valores que guían mi vida personal, laboral y profesional, menos aún los del lugar donde trabajo. Mi comportamiento de ese día no tiene justificación”.
Fernández Noroña aceptó la disculpa y se marchó del salón de reuniones de la Mesa Directiva del Senado sin despedirse de Carlos Velázquez de León.
No recuerdo a ningún presidente del Senado de ningún tiempo, o a otro funcionario utilizar su poder para obligar a un ciudadano a pedirle disculpas públicas, en un acto evidente de humillación. ¿Para eso quiere el poder Gerardo Fernández Noroña?
Pues Fernández Noroña hoy se queja de que alguien le diga lo que piensa, pero son decenas de veces las que él ha confrontado y provocado a la gente, así ha hecho su carrera política.
Hagamos memoria sólo de algunos hechos vergonzosos provocados por este señor.
En 2009 intentó ingresar al Tercer Informe de Gobierno del presidente Felipe Calderón. En ese momento, Fernández Noroña gritó en pleno evento que sufría amenazas de muerte, e incluso responsabilizó al gobierno de Calderón; por ello, tuvo que ser sacado por elementos del Estado Mayor Presidencial. Nunca pudo probar sus dichos.
DISCULPA OBLIGADA
Para 2016, durante la administración del gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, Fernández Noroña increpó al subsecretario del Gobierno estatal, Luis Arturo Cornejo, a quien le gritó “ratero” y que lo agredió, este acto lo realizó en medio de las exigencias de liberar a quienes Noroña consideraba presos políticos.
Tres años después, en 2019, ofendió a la panista Adriana Dávila, a quien acusó de estar involucrada en la trata de personas, lo hizo durante un acto público en Tlaxcala. Incluso utilizó expresiones ofensivas como: “Es más bocona que la chingada”, y “pásenme elementos para ponerle una chinga la próxima vez que abra la boca”.
Debido a sus señalamientos con palabras altisonantes y en contra de una mujer, sin pruebas, el Instituto Nacional Electoral (INE) y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) indicaron que las declaraciones fueron consideradas violencia política de género, por lo que ordenaron al diputado ofrecer una disculpa pública y tomar un curso sobre perspectiva de género.
En 2020 fue bloqueado por la red social Twitter, esto debido a que violó las normas de privacidad luego de que comenzó a publicar los datos telefónicos de usuarios que lo insultaban debido a que un usuario de la red comenzó con el pleito, publicando el número telefónico del legislador.
En ese momento, el diputado amenazó con demandar a Twitter México, lo que generó críticas por su actitud amenazante contra el responsable de una empresa. El legislador petista sostuvo que se trataba de una campaña fascista, infame y peligrosa, hecha por bots, pero también por personas que calificó de “obsesivas y enfermizas”.
Y sus insultos no sólo van contra mujeres, usuarios o empresarios, en 2022 el blanco fue el partido Movimiento Ciudadano, al cual acusó sin pruebas, de falta de autoridad moral para hablar sobre el cuidado del agua potable y la violencia contra las mujeres, en referencia a casos de feminicidio en estados gobernados por dicho partido, como Jalisco y Nuevo León.
En octubre de 2024 se burló de la senadora panista Gina Campuzano por el incidente en que se le desabrochó la blusa en plena sesión. Debido a ello, la legisladora presentó una queja ante el INE, pero el TEPJF determinó que las declaraciones de Fernández Noroña no constituían violencia política de género.
Ese mismo mes y año, cuando declararon constitucional la reforma de supremacía constitucional, Fernández Noroña y Alejandro Moreno protagonizaron una serie de insultos que comenzó en la tribuna del Senado durante una sesión y luego a través de declaraciones ante medios de comunicación, cuando Noroña calificó de ratero a Alito Moreno y éste lo insultó diciéndole “pend…”.
Me parece de pena ajena que ése sea el nivel de discusión en el Senado de la República. Yo no recuerdo una sola vez que Gerardo haya pedido una disculpa.
Éstas son sólo algunas de las decenas de provocaciones en las que ha participado el hoy líder del Senado.
Hoy se siente todopoderoso, pero la realidad es que le quedan meses como presidente del Senado. Para el 1 de septiembre del 2025 tendrá que entregar su cargo, podría reelegirse, pero el turno se supone que es para una mujer.
Noroña ha declarado que quiere ser candidato presidencial y llegar a Palacio Nacional después de Claudia Sheinbaum, pero para eso falta un largo camino y tiene demasiados enemigos dentro de su partido. Pero, además, imagínese un presidente que amedrenta a ciudadanos.
Todo parece indicar que el poder político de Fernández Noroña podría disminuir dentro de poco, y ahora quiere demostrar que él lo puede todo, incluso humillar a quien piensa diferente