* “DEBO, NO NIEGO; PAGO, LO JUSTO” .
/ Teresa Carbajal /
La amortización en pocas palabras es la forma en que se reflejarán los pagos que hagas de tu deuda; es decir, a partir de un abono total, cuánto se va a ir al capital, cuánto a intereses, y cuánto a accesorios.
Es un documento de los mas importantes que debes recabar al momento de solicitar y recibir un préstamo; incluso antes, cuando estás haciendo la planeación de los pagos y dependiendo del lapso que te concedan para saldar la cuenta.
Desafortunadamente y en la práctica es un documento despreciado (que se le quita el precio), hasta cierto punto, llegándolo a considerar innecesario.
Por principio de cuentas hay que decir, que la solicitud de crédito, la carátula del contrato, el clausulado RECA (Registro de Contratos de Adhesión), los anexos, la copia del pagaré, y la tabla de amortización, en conjunto son los documentos que deben acompañar a todo contrato de crédito.
Es una práctica usual y abusiva, que el acreditante se aprovecha del desconocimiento de la norma en los usuarios, y le “esconde” por decirlo en claro, los documentos que le corresponde conservar como respaldo de su archivo del crédito.
Eso sí, les recaba sendas firmas en donde les hace admitir que recibieron copias de todo, aunque de nada de ello, se la hayan dado. Esto lo hemos venido a observar en instancias como la Condusef, a donde se recurre, para obtener -ante la negativa de los acreditantes- el respaldo informativo, para saber qué firmaron, a qué se obligaron, desde cuando y bajo qué condiciones.
En donde los otorgantes de crédito, no tienen de otra mas que mostrar los documentos, eso sí, repito, con el descaro de ostentar la firma de sus clientes en formatos donde aceptan haber recibido un tanto de los originales.
¡No se le encuentra sentido a la estrategia! de algunas financieras, para ocultar al cliente o usuario, la información de los créditos otorgados, si no se le ve desde el punto de vista en donde se busca, ocultar la realidad, de lo que alguien va a terminar pagando como saldo final.
Ejemplo claro de cuando alguien pide veinte mil pesos y terminan por deber doscientos mil pesos, se que el ejemplo suena estratosférico, pero son tiempos en donde la realidad supera la ficción, pues hemos llegado a ver saldos más inflados.
Siempre hemos dicho que la usura es el cáncer del crédito, porque es lo que contamina, enferma y pudre una relación necesaria en los usos comerciales, como lo sería el disponer de una suma, para regresarla con intereses (justos y legales) después de algún tiempo.
No obstante, ese cáncer que sigue sin rendirse a la lucha del Barzón, al pugnar por pagos justos y en condiciones dignas; un nuevo enemigo se suma a la lista: la falta de transparencia en las operaciones de crédito.
Lo que confunde, vicia y descompone de origen cualquier operación de préstamo comercial, mercantil, financiero o social (fondos de vivienda).
Regresando a la importancia de la tabla de amortización, ésta te muestra -antes de dar el sí- cuánto vas a terminar pagando, por la cantidad que te prestan, eso te permitirá decidir, más allá del CAT, o de conocer la tasa de interés que te van a aplicar, en cuanto te va a salir el préstamo en su totalidad, y siempre y cuando no te atrases ningún día- hasta concluir el pago.
¡No se vale!, que cuando llevas cinco años pagando y sientes que apenas has “rasguñado” los intereses, -porque todo se te está yendo ahí, y al capital nada-, se sigan generando más intereses, te des cuenta que caíste en una trampa.
Es mentira que podamos decidir si un crédito nos conviene solo con saber de cuanto estamos hablando, en tasas y porcentajes; una tabla de amortización es el documento que nos permite ver con claridad, cuanto, en sí, vamos pagar en total, para decidir con cordura y de manera informada y transparente, si es lo que nos conviene.
O si mejor le preguntamos a otro acreditante y así decidimos con quien nos conviene más endeudarnos. Por favor, ¡no eche en saco la recomendación, y pida su tabla de amortización!, incluso si ya estás embarcado en la deuda, y sientes que ‘nomás’ no sales y ni para cuando, pídele a tu acreditante la tabla de amortización y el estado de cuenta, para que sepas, como es que va tu cuenta y lo que te falta por cubrir.
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