La traición y la mentira .

/ Paola Félix Diaz /

A las mexicanas y mexicanos: Cuánta razón tenía Karl Popper al señalar que lo problemas más grandes de la democracia son de orden moral, por eso que, siguiendo su pensamiento, diría que, en nombre de la tolerancia, tendríamos que reivindicar el derecho del pueblo a no tolerar la traición y la mentira, a fin de pugnar por la construcción de una ciudadanía verdaderamente informada, reflexiva y crítica.

Bajo estas premisas habría que dejar en claro diversos asuntos, el primero de ellos es que es evidente que Vicente Fox y Felipe Calderón sí sabían de los delitos y negocios sucios de Genaro García Luna, lo sabían ellos y la cúpula política que encabezaban, por eso es que durante dos sexenios lo mantuvieron al frente de la AFI y como secretario de Seguridad. Durante el siguiente sexenio de Peña Nieto nada cambió, al contrario, se agudizó con otros funcionarios.

La cultura de la ilegalidad, la corrupción y la impunidad se instauró desde el Estado hasta debilitarlo, entregándole todo un país al crimen organizado.

Ese mismo régimen fue el que proyectó, procreó y dio vida al INE, a ese organismo que anida a la élite de la burocracia dorada, de dispendios y sueldos millonarios, ese mismo que enarbola la ramplona consigna de que el INE no se toca.

Se equivocan, claro que el INE se puede tocar como se puede hacer con todas las instituciones del Estado para transformarlas y democratizarlas. Quienes convocaron a la ciudadanía a la marcha debieron decir públicamente que con las reformas propuestas el INE no se desmantela, simplemente se rediseña su estructura para evitar duplicidad operativa y presupuestaria, la cual está garantizada tanto a nivel distrital como local; que podemos tener la certeza de la plena operación de los Módulos de Atención Ciudadana y de la expedición de la credencial para votar con fotografía, en los mismos términos de siempre; y que por primera vez en la historia existe la obligación de los partidos de postular candidaturas de personas en situación de vulnerabilidad.

Fue claro que hubo todo un ejército de “acarreados, pero también de ciudadanos de buena voluntad desinformados que fueron al zócalo engañados a defender a un INE que no está en riesgo, salieron a las calles a repetir la mentira que les contaron, para causar más polarización y denostar al gobierno por el hecho de mantener incólume su tolerancia cero hacia la corrupción.

Organizaron una marcha a manera de cortina de humo para desviar la atención del juicio de García Luna. En el colmo del cinismo, Marko Cortés, dijo que Genaro García Luna “nunca fue panista”, -háganme el favor-, como si una afiliación definiera a las mafias […] “Él con nosotros no tiene nada que ver” -seguramente estuvo 12 años en el gabinete y en el círculo presidencial más cercano por causalidad-.

También habría que enfatizar que Estados Unidos no está juzgando a nuestro país, sino a un exfuncionario público por delitos graves en contra de ambas Naciones y de sus pueblos, declarándolo culpable de conspiración para la distribución internacional de cocaína, la distribución y posesión de cocaína, para importar cocaína, delincuencia organizada y declarar falsamente en su solicitud de naturalización. En otras palabras, fue declarado narcotraficante y mentiroso.

Sin embargo, nadie convocó a una marcha exigiendo justicia para las víctimas del narcotráfico y su traidora guerra, ni tampoco para sacar a la luz la verdad. Nadie lo hizo porque no tienen la calidad moral para tirar la primera piedra.

Activista Social
@larapaola1

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