La valiente historia de supervivencia de Lesly y sus hermanos perdidos en la selva amazónica.

* Eran los únicos sobrevivientes de un accidente de avioneta ocurrido el 1 de mayo.

12.06.2024 Colombia.- La historia de cuatro pequeño supervivientes en la Selva Colombiana es conmovedora. Como víctimas del desplazamiento forzado por la guerra, son un claro ejemplo de la capacidad de adaptación y supervivencia que poseen los indígenas en comparación con los niños que crecen en las ciudades.

Lesly, una valiente joven de 13 años, ha sido la clave para mantener con vida a los cuatro niños perdidos en la selva amazónica durante 40 días. Su historia comienza en el remoto resguardo indígena de Los Monos, en el departamento del Caquetá, donde Lesly estudiaba primer año de bachillerato. Pertenece a la etnia huitoto y su vida dio un giro drástico cuando su padre, un líder comunitario, tuvo que abandonar su tierra debido a las amenazas de las nuevas FARC-EP.

Inicialmente, su padre no pudo llevar trasladar a todos los pequeños debido al alto costo de los billetes de avión, que ascendieron a 700.000 pesos cada uno. Araracuara, la pequeña localidad en la región selvática donde residían, cuenta con un aeropuerto de pista corta que solo permite avionetas de cinco o siete pasajeros, como la que se estrelló trágicamente. Los vuelos solo tienen como destino San José del Guaviare, la capital del departamento adyacente, Guaviare, y fue hacia allí que se dirigía la aeronave accidentada.

Los cuatro menores indígenas sobrevivieron al accidente de avión en la Amazonia colombiana en el que fallecieron tres adultos y quedaron solos por la selva durante 40 días antes de ser encontrados con vida por soldados colombianos.

Cuando Manuel Ronoque, de la etnia huitoto, se unió a Magdalena Mucutuy, de la etnia muiname, ella ya era madre de dos hijas: Lesly y Soleiny. Juntos tuvieron dos hijos más, Tien Noriel, el único varón, y la pequeña Cristin Neriman, quien celebró su primer año de vida mientras estaban desaparecidos. Para Manuel, los cuatro niños son igualmente sus hijos, sin hacer distinciones. Así lo afirmó cuando fue encontrado en el campamento improvisado cerca de la avioneta siniestrada, donde había llegado una decena de indígenas para ayudar en la búsqueda de sus hijos.

Una tía de Lesly, Damarys Mucutuy, relató que a los dos mayores les gustaba jugar a sobrevivir, lo cual pudo haberles ayudado a estabilizar con vida. “Cuando jugábamos, construíamos refugios y creo que ella hizo lo mismo”, explicó a Caracol Noticias. “Ella sabía qué frutas no se podía comer porque en la selva hay muchas frutas venenosas. Y también sabía cómo cuidar a un bebé”.

Aunque Manuel Ronoque no estaba involucrado en el cultivo de coca ni en la minería ilegal de oro, estas actividades son las principales fuentes de ingresos en la inspección de Araracuara, lo que favorece la presencia de la guerrilla. Según fuentes oficiales consultadas, algunos indígenas se dedican a cargar hasta 80 kilos de cocaína en sus espaldas, cobrando entre 15.000 y 30.000 pesos por kilo, dependiendo de la distancia del transporte.

La comunidad de Araracuara no solo se enfrenta a los cultivos de coca, sino que también está inmersa en una ruta de narcotráfico hacia Brasil. El río Caquetá se convierte en el río Puré en territorio brasileño, una autopista ideal para los narcotraficantes debido a su navegabilidad y la poca vigilancia fronteriza. Los enfrentamientos frecuentes y las amenazas obligan a muchas personas, como Manuel, a abandonar sus hogares. Además, las FARC-EP reclutan a menores de edad, y el Gobierno ha iniciado negociaciones de paz con la guerrilla. Los habitantes deben someterse a las reglas impuestas por la guerrilla, incluyendo la ley del silencio.

A partir de ahora, los niños deberán comenzar una nueva vida en Guaviare, donde las FARC también tienen presencia, o en cualquier otro lugar de Colombia donde puedan sentirse seguros.

La incertidumbre y la angustia estuvieron a punto de llegar a su fin cuando don Rubio, líder de los indígenas de Araracuara, anunció que se comunicaría con los niños para saber dónde se encontraron y así poder recuperarlos. Este jueves por la tarde, después de 40 días de búsqueda, los soldados se encontraron con Lesly, Soleiny, Tien Noriel y Cristin con vida. Fue en el mismo lugar, a tres kilómetros del sitio del accidente, donde anteriormente habían encontrado el primer refugio de los niños y otros objetos pertenecientes a ellos.

“¡Milagro!”, gritaron los soldados de la unidad TAP 1 que los encontraron. Esta era la señal acordada en la “Operación Esperanza” para anunciar la noticia que resonó en todo Colombia en el día en que se cumplieron 40 días desde el accidente.

“Es un misterio. Nos sorprende a todos. Es una zona que hemos rastreado, y en ese lugar no hay cuevas, ni selva espesa, ni nada que no hayamos registrado”, confesó sorprendido un soldado. “Estamos felices. Es un signo de esperanza, de vida. Sentimos una emoción muy grande quienes pasaron semanas buscando a los niños sin perder la fe”.

Los cuatro hermanos, aunque delgados, aparentemente se encontraron en buen estado de salud. Fueron trasladados en helicóptero a San José del Guaviare y luego volaron a Bogotá, donde fueron recibidos con aplausos por militares, indígenas, paramédicos y tres ambulancias en medio de una temperatura de 12 °C.

“¡Una alegría para todo el país! Aparecieron con vida”, escribió el presidente colombiano, Gustavo Petro, en Twitter.

Las primeras imágenes mostraron a los niños en medio de la selva junto a un grupo de militares e indígenas que les brindaron asistencia. Dos de los menores estaban tumbados sobre mantas y otro estaba cargado en brazos. Todos lucían frágiles, delgados y descalzos. Los niños fueron trasladados a un hospital militar.