- La vida en el mercado .
/ Por Paula Roca /
Mi vida es como un mercado: lleno de sorpresas, diverso y siempre cambiante. En un puesto puedes encontrar mi risa, en otro, una equivocación, y quizá al fondo, bien escondida, mi tristeza (pero ahí está). A la derecha puede haber un kilo de vergüenza, y más adelante, culpas y enojos en oferta. Hay de todo…
En este mercado también hay quienes buscan algo específico o simplemente pasean, curioseando, eligiendo lo mejor para llevarse. Lo que no se va, tal vez se quede hasta caducar, o desaparezca al llegar algo nuevo. Así, a veces, tenemos que despedirnos de situaciones, eventos o personas que llegaron a nuestra vida para dejarnos algo. Algo que puede transformarse en un recuerdo valioso o en una enseñanza difícil de aceptar.
Pero, ¿sabes? Muchas veces limitamos ese surtido tan rico porque nos obsesionamos con ser perfectos. Y cuando el esfuerzo no alcanza esa perfección, llega la frustración, el miedo de soltar lo que ya está marchito o podrido. Una naranja, por ejemplo, no siempre tiene el mismo sabor ni dura intacta para siempre, pero dentro guarda semillas con el potencial de crecer, si se lo permitimos. Así son las lecciones y los aprendizajes: hay que recordarlos, pero sin aferrarnos a ellos.
Hoy elijo caminar con calma por los pasillos de mi mercado, observando a la gente que me rodea y alejándome de la fruta podrida, esa que intoxica y lastima. Quiero aprender de mis errores sin juzgarme, para poder vivir sin juzgar a los demás.
Siempre busco puestos llenos de amor, donde pueda dar y recibir lo mejor de mí. Si algún día te encuentro en este mercado, vivamos el instante, disfrutemos de una compañía refrescante, que te deje el sabor de fruta fresca y seamos de esas personas que alimentan el alma. Y si ahora estás caminando por un pasillo oscuro en tu mercado, sigue adelante. Vive, confía y continúa.
Tu mercado es único. Disfruta lo que descubras, porque así es como la vida trabaja: siempre ofreciéndonos algo nuevo por explorar.