La Violencia.

Alguien como tú.

Gladys de L. Pérez Maldonado

Que años aquellos en la niñez o la juventud, cuando la palabra violencia pocas veces o nunca se escuchaba en casa, la razón puede ser por dos motivos, una porque a los pequeños en casa no se les participaba de conversaciones de adultos y otra con motivo que “ser violento” no se había generalizado en la familia, en las relaciones personales, o al menos no era común identificar a “La Violencia” como tal, pues para los ojos de la mayoría era un tipo de conducta normal.

Ahora, ya se habla de “La Violencia” -afortunadamente- en todas las etapas generacionales. Si, y se dice “afortunadamente” pues ya no es invisible, ya no es normal y estamos tratando de eliminarla de nuestras relaciones personales.

No obstante, no es fácil identificar a “La Violencia”, y esto se debe al modo de conducta propia y comportamiento de los otros que hemos ido heredando de nuestros padres, abuelas/os, etc.

Vivir en un ambiente violento entre otras cosas, genera estrés, inseguridad, baja autoestima, miedo y sobre todo nos invisibiliza de los demás, generalmente la persona pasiva no sabe que vive bajo los efectos de La Violencia.
Aquí daremos unos tips de cómo identificar que estamos siendo objeto de La Violencia. Nos enfocaremos a la mujer pues milenariamente ha sido maltratada y violentada a la luz del día, de manera consentida y como un hecho normal, y no porque los hombres no sean violentados también, si no que, no se cuenta con una estadística confiable en relación a ellos, pues no denuncian ante las autoridades y mucho menos lo comentan a seres cercanos, pues temen ser tema de burla bajo los prejuicios estereotipados de género, impuestos en una sociedad patriarcal.

La Violencia surge en una relación de supra subordinación debido al Poder que ejerce el hombre sobre la mujer, entendido como la capacidad de afectar la conducta, el pensamiento y los sentimientos de la otra persona.
Identifiquemos a los hombres maltratadores como los siguientes:

Los intimidantes, son aquellos que ejercen el control del otro por la fuerza física, las intimaciones, los gritos o las amenazas, y el otro queda paralizado. Son individuos caracterizados por su arrogancia.

Los censuradores, quienes cuestionan toda actividad e iniciativa de los otros y les hacen dudar y confundir frente a la actitud de crítica sistemática. Son individuos críticos, obsesivos y manipuladores, pero al mismo tiempo son muy atractivos por la precisión en sus acotaciones, inteligentes y lógicos.

Los reservados, tienen una actitud distante, como si nada del exterior les interesara y está como en un perpetuo dialogo consigo mismo. Atraen por su personalidad distante, como si tuvieran el secreto de todo.

Los manipuladores, controlan desde una actitud dependiente, si actúan poniendo énfasis en el silencio, este es un silencio notorio y lastimero. Son individuos pesimistas, sus gestos son las armas que utilizan para dominar y manipular la energía del otro. Siempre tienen un “si, pero” para todo.

Según diversas investigaciones, el 50% de las familias sufre o ha sufrido alguna forma de violencia doméstica; de ésta, el 75% son malos tratos a mujeres.

La mujer puede encontrarse envuelta en cualquiera de los tipos de violencia que describimos a continuación, aunque cabe decir que no son las únicas formas de agresividad, sin embargo, por el momento son las que mencionaremos. Es necesario identificar el escenario para efecto de salir a tiempo de ese vínculo agresivo, antes de que cause más daño y que pueda resultar en un feminicidio.

Puede ser objeto de La Violencia emocional o psicológica, la cual provoca la humillación y la desvalorización constante, instrumentada por la manipulación y control de cada uno de los actos de la mujer. Causa en ella confusión, inseguridad y baja autoestima que acaba derivando en enfermedades psicosomáticas, ataques de pánico o intentos de suicidio.

De Violencia física, que comienza con ataques psicológicos cuando la víctima tiene baja su autoestima. Todo empieza con golpes y empujones leves, pellizcos y cada vez que se repite en más violento y directo, cachetadas, tirones de cabello, puñetazos, quemaduras y fracturas de huesos.

La Violencia sexual, se traduce en coerción física o intimidación psicológica, se obliga a la mujer a realizar actos o comportamientos sexuales no deseados y/o participar en conductas sexuales contra su voluntad.

Así también puede ser pasiva de La Violencia económica, esto es, la cultura mexicana establece la economía familiar de forma tal que la mujer organiza los gastos cotidianos, pero es el hombre el que toma las grandes decisiones económicas. Caso especial es cuando la mujer depende en economía totalmente del hombre. Esta violencia provoca en la mujer malestar psicofísico, miedo e inseguridad.

Es importante estar alertas de la sintomatología de La Violencia, pues una vez inmersa la persona en una relación violenta, difícilmente se advierte la agresión como tal, se justifica por parte de la víctima la conducta del agresor, por amor, por dependencia, por convencionalismos sociales y múltiples razones mas y puede terminar víctima de feminicidio.

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