*
/ Por: Mónica Garza /
México no es el único país que enfrenta una crisis de desapariciones, como sucede en cualquier nación en guerra.
Nosotros no estamos formalmente en una guerra, pero sí que enfrentamos una dura batalla contra el crimen organizado, los daños a la salud pública que ha provocado y el terror que genera con su violencia, sus muertos y los desaparecidos.
Por eso México vive una suerte de libertad encarcelada, porque el miedo también es una jaula…
El jueves pasado se llevó a cabo el tercer encuentro entre colectivos de madres buscadoras y la Secretaría de Gobernación. Aunque anticlimático resultó el anuncio de Rosa Icela Rodríguez advirtiendo que por agenda debía ausentarse hora y media del evento, provocando el enojo de los presentes.
En su ausencia —que al final sólo duró 20 minutos— los colectivos exigieron una vez más la renuncia de la titular de la Comisión Nacional de Búsqueda, Teresa Guadalupe Reyes Sahagún, ausente en momentos cruciales de su encargo.
“¿Cómo los vamos a encontrar si la titular no tiene conocimientos básicos para buscarlos?”, dijo Patricia Manzanares Ochoa, del colectivo Todas Somos Iguales, de la Ciudad de México y Nuevo León.
Y es que Reyes Sánchez ocupa el cargo desde 2023, después de la renuncia de Karla Quintana, quien prefirió dejar el puesto cuando el Gobierno federal en turno decidió implementar la Estrategia Nacional de Búsqueda Generalizada, que incluyó un nuevo censo, con nuevas categorías: “personas ubicadas”, “personas sin datos suficientes para identificar” y “personas sin indicios para su búsqueda”. Con estos criterios el número de desaparecidos “disminuyó” de 110,964 a 12,377.
Hoy está claro que la intención de aquella nueva “estrategia” no era actualizar un registro con mejor información para la búsqueda de personas, sino reducir la cifra de desaparecidos en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Irónicamente el sexenio pasado registró el número más alto de desaparecidos en la historia de México con 53 mil 621 víctimas y más de 2 mil 800 fosas fueron encontradas en el mismo periodo.
El promedio de desapariciones diarias fue de 25 en la gestión anterior, lo que representó un aumento del 64 por ciento respecto al sexenio de Enrique Peña Nieto y del 215 por ciento en comparación con el de Felipe Calderón.
Y lo que son las cosas, en diciembre pasado la Organización de las Naciones Unidas nombró a Karla Quintana, jefa de la Institución Independiente sobre Personas Desaparecidas en Siria.
Sí, la misma ONU con la que hoy el Gobierno de México está “en guerra”, por anunciar la activación de su artículo 34 para nuestro país, por crisis de desapariciones. Y es la primera vez que la ONU activa este artículo.
No está de más traer a la memoria que en febrero de 2024, el Senado de la República aprobó un decreto del expresidente López Obrador, para enviar un equipo de especialistas forenses de la Comisión Nacional de Búsqueda, a apoyar a una excursión militar en Bocas del Toro, Panamá, para localizar y exhumar los restos de Catarino Garza, general del ejército liberal mexicano que se levantó en armas en 1891.
La misión incluyó tecnología topográfica de avanzada y análisis genéticos por la Fiscalía General de la República y el costo fue de alrededor de 9.5 millones de pesos.
En contraste, el presupuesto de la Comisión Nacional de Búsqueda en 2025 es 8 por ciento menor al recibido en 2018.
En septiembre de 2024 sólo 119 personas trabajaban en la búsqueda de desaparecidos en todo el país, lo que significa que cada buscador tendría que atender 113 desapariciones registradas en 2024, sin considerar los casos acumulados, según advierte el reciente informe de la organización Causa en Común, “Nombres sin cuerpo y cuerpos sin nombre”.
En México 5 entidades siguen sin fiscalías especializadas en la investigación de desapariciones y de las 21 que existen, la mayoría carece de presupuesto y capacitación. Entre 2014 y 2025, el presupuesto de la Fiscalía General de la República para desapariciones disminuyó un 40 por ciento, lo que además contribuye a la impunidad del 99 por ciento en las denuncias.
La organización Causa en Común también ha señalado que en los primeros 100 días del gobierno de Claudia Sheinbaum, se registraron 4,120 desapariciones, consecuencia de las nulas acciones al respecto de su antecesor.
Hoy la Presidenta Claudia Sheinbaum ha probado querer desmarcarse de aquella indolente postura lopezobradorista, de intentar desaparecer a los desaparecidos. Ella al menos ha abierto por fin una ventana de comunicación con las víctimas indirectas y buscadoras.
Qué distinto se sintió así ver la esperanza en aquéllos, por años invisibles, que de pronto tomaron forma, voz, nombre y atención. Ya sólo falta esa voluntad del Estado que un día también desapareció. ¿Será que la encontremos?…