*Alguien como tú.
Gladys de L. Pérez Maldonado.
Todos los días se habla de la violencia que se ejerce en contra de las niñas y las mujeres, y se busca dar solución a esta situación, sin embargo, no menos importante es que los niños y los hombres también son objeto de violencia, poco se escucha de este tema, el hombre casi nunca denuncia la violencia que se ejerce en contra de ellos, no está educado para hacerlo y si lo hace es objeto de burla, de ahí que no contemos con estadísticas que lo demuestren.
En los años ochenta los conceptos “sexo” y el “género” se usaban como sinónimos.
La palabra “sexo” era algo muy simple a nivel molecular, la explicación biológica aparecía en los textos como que los cromosomas X+X= a mujer y X+Y= a hombre, conceptualizaba lo femenino o masculino, lo rosa o azul, o que las mujeres son de Venus y los hombres son de Marte.
La palabra “género” de la misma manera llevaba en su significado diferenciar lo masculino de lo femenino, sin entenderse como la expresión cultural de lo naturalmente masculino o femenino, que por razón de sexo es asignado a los roles de mujer u hombre. Todo estaba dicho en un sistema patriarcal, invisible para la mayoría, así estaba bien la estructura y funcionamiento de la sociedad, nadie se quejaba o al menos no todas, estaban acostumbradas.
El hombre también ha sufrido esta desigualdad de géneros, también ha sufrido vivir con estereotipos de conducta en la sociedad.
Al hombre desde niño, desde una postura biologicista, se le ha obligado a ser el fuerte, el indoloro, el que resuelve una situación, el que lleva la carga económica de una familia, que además debe ingresar más dinero a la economía familiar en comparación con la mujer, a ser el responsable de la política de un país, a esto es violencia masculina.
En su entorno social el hombre lucha por demostrar su fortaleza física, se pelea a golpes con otro varón (lo cual no es bien visto entre mujeres) y si no lo hace lo tildan de afeminado, es obligado por la inercia social. Está demostrado estadísticamente que una de las 10 causas más frecuentes de muerte de los hombres es el suicidio, sin aparecer en el correspondiente a las mujeres, los estudios realizados al respecto relacionan esta situación con las presiones sociales a las que están expuestos, en el trabajo, manutención familiar, fortaleza aparente, entre otros.
Desde la infancia, la madre y el padre son los responsables de educar con perspectiva de género, alejados de estereotipos impuestos por el antiguo sistema patriarcal.
Cuando se habla de perspectiva de género, se hace alusión a una herramienta conceptual que busca mostrar que las diferencias entre mujeres y hombres se dan no solo por su determinación biológica, sino también por las diferencias culturales asignadas a los seres humanos.
Esta perspectiva ayuda a comprender más profundamente tanto la vida de las mujeres como la de los hombres y las relaciones que se dan entre ambos. Este enfoque cuestiona los estereotipos con que se educa y abre la posibilidad de elaborar nuevos contenidos de socialización y relaciones entre las personas.
Es necesario entender que la perspectiva de género mejora la vida de las personas, de las sociedades y de los países, enriqueciendo todos los espacios, pues no se limita solamente a beneficiar a las mujeres, como erróneamente se ha entendido.
El hombre es un ser humano que puede llorar, que puede tener miedo, no necesariamente debe ser rudo en su comportamiento, tiene derecho a expresar sus sentimientos, tiene derecho a ser tierno, tiene derecho a la libertad de expresarse y comportarse sin los prejuicios del género masculino.
En el momento en que la sociedad esté dispuesta a dejar los estereotipos de conducta a un lado, será cuando se logre la libertad de los géneros, la libertad de los hombres y las mujeres y se podrá vivir en igualdad y equidad.
Al hombre se le ha educado para ser el centro de la vida familiar, para ser el exitoso en el mundo laboral, Pilar Aguilar Carrasco, una de las críticas de cine más destacadas y respetadas del feminismo actual, de origen español, sostiene que “los hombres ahora mismo no están educados para soportar la igualdad de las mujeres y eso genera mucha agresividad”, eso les causa inconformidad y en la lucha del poder, se genera un sufrimiento, que a la postre les vuelve violentos, de ahí que se viva violencia familiar, feminicidios y otros tipos de violencia contra la mujer.
Se debe deconstruir la educación masculina, no es fácil, pues hay que cambiar una estructura social profunda y arraigada, esto lleva tiempo, aunque poco a poco se ven cambios en los comportamientos masculinos.
Mujeres y hombres se deben involucrar en la lucha por la igualdad de géneros, por una sociedad más igualitaria y equitativa libre de discriminación.
Dejemos atrás la educación basada en estereotipos de género y hagamos de nuestros hijos, niños y hombres viviendo en libertad de prejuicios.
¿Será que haciéndolo contribuyamos a la Eliminación de la Violencia en contra de las niñas y las mujeres?