Las mujeres y las niñas en la CIENCIA

Este 11 de febrero se conmemoró el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que fuera aprobado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el 22 de diciembre de 2015, fue creada por la importancia de la igualdad de género, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) considera una prioridad el apoyo a las jóvenes su educación y su plena capacidad para hacer oír sus ideas en la Ciencia.

Gracias a los estereotipos de género, las decisiones de las jóvenes para su futuro académico y profesional, sobre todo en las áreas científicas, está siendo desprovisto, por la falta de oportunidades. Las mujeres seguimos encontrando obstáculos en este campo, tanto es que hasta el 2019, el 33% de investigadores científicos en el mundo eran mujeres.

Desde que surgió la ciencia, las mujeres no fueron participes de esta actividad, había muchos prejuicios, desde el seno familiar, los padres se oponían a la vocación científica de sus hijas, si lograban traspasar esta barrera, había que enfrentarse con los científicos y con la sociedad que desaprobaba tal decisión.

La primera mujer científica reconocida en el mundo fue Laura María Catharina Bassi (1711-1778), nació en Bolonia, Italia. Siempre fue una niña estudiosa, como hija única, fue apoyada por su padre. Con 21 años, en marzo de 1732, fue la primera miembro de la Academia de Ciencias de Bolonia, dio clases de Física en la Universidad de Bolonia y participó dando una magistral conferencia titulada “De corpore aqua naturali elemento aliorum corporum parte universi” (El agua como elemento natural de todos los demás cuerpos»), que fue publicada. Se casó y tuvo 12 hijos, su esposo debía concederle un permiso para dar sus conferencias, del que recibió todo el apoyo y en 1749 inauguró junto a su marido un laboratorio y una escuela privada de física experimental en su domicilio.

Otra mujer destacada en la Ciencia fue Marie Curie (1867-1934), la primera mujer en ganar un Premio Nobel en 1903 (en Física) y un segundo Nobel en 1911 (en Química), ambos por su trabajo en la radiactividad.

Aún en la actualidad, cuando se pensaría que ya no hay problemas para dedicarse a la ciencia, habemos muy pocas científicas y las que cuentan con la oportunidad de tener un empleo, no se le reconoce plenamente en su labor. Como lo muestra esta estadística de INMujeres en 2018, el Sistema Nacional de Investigadores, que es donde se reconoce el trabajo de la mayoría de los científicos, se divide por niveles, está el candidato, nivel 1, 2, y 3, hay 58% de mujeres en la etapa de candidatura, al llegar al nivel 3, solo hay 21% de mujeres.

Lo cierto es que ser científica no es cosa fácil, requiere dedicación y esfuerzo, como hemos visto en esta época de pandemia en la que se ha demandado del ejercicio científico, se requiere participación, trabajo en equipo y habilidades para ser eficaces, sin distinción de género. La curiosidad y capacidad científica de una mujer no deben estar supeditadas a la aprobación de un hombre. Las mujeres en la ciencia aportamos inteligencia, potencial y creatividad, no debemos ser víctimas de injusticias y desigualdades. A todas mis colegas científicas, les doy un gran y merecido reconocimiento por su esfuerzo en tan sublime profesión.

Hasta nuestro siguiente momento de con-ciencia.