Las mujeres y sus victorias

/Clara Scherer/

No hay dudas, las mujeres estamos avanzando en algunos puntos de nuestra agenda. Más mujeres al poder fue la consigna de la, en ese entonces 2012, naciente Red de Mujeres en Plural. Hoy, hasta muchos ¿convencidos? las proponen para secretarías y puestos de primera línea, sin necesidad de presionar. ¿Será? Quizás, la presión ha venido de quienes menos lo esperábamos, las jóvenes y sus incendiarias marchas. Y así como aquí hay avances, no dejamos la suspicacia ¿será por claros intereses electorales?

En la Universidad Nacional Autónoma de México, se ha difundido una serie de acciones muy importantes para atender y disminuir el asunto del acoso y hostigamiento sexual contra ellas, por parte de maestros, alumnos, personal administrativo, y esto ha sido producto de la toma de instalaciones y una dura lucha que dieron y ganaron alumnas y maestras. Este es un avance muy importante, pues tendrá repercusiones en ese mundo, el universitario, tanto en Puebla como en Sonora o en Quintana Roo. También, en materia de igualdad, se estableció un programa con tres niveles de posgrado de Estudios de género, de carácter interdisciplinario.

También, aunque es poco claro en cifras o acciones, la conciencia en contra de la violencia hacia las mujeres ha cambiado en ellas y ellos. De aquellos tiempos en los que era “un orgullo machista” golpearlas, a estos días en los que es mejor silenciar estas aberraciones, o de cuando hasta cantaban eso de “la chancla que yo tiro” o “si vuelvo a nacer yo los vuelvo a matar”. En este rubro es donde duele que, en la realidad, aun no haya resultados. Feminicidio y otros delitos de violencia de género aún están al alza.

El Instituto Nacional Electoral ha puesto como condición para que se acceda a las candidaturas, el no tener antecedentes de violencia de género y, algo importantísimo, no ser deudor de pensión alimenticia. Una persona que se desentiende de su responsabilidad para con las/os hijas/os que ha procreado, evidentemente no es confiable para salvaguardar derechos de la ciudadanía. Los partidos políticos han aceptado estas condiciones.

También, por acciones del INE, será posible que el próximo año participen mujeres como candidatas a las gubernaturas con posibilidades de ganar. Todos los partidos deberán proponer al menos siete candidatas a este puesto, y ya será la ciudadanía quien decida quiénes merecen su confianza.

Son las capacidades de las mujeres las que han hecho posibles estos avances, con altas y bajas, pero los prejuicios están en aparente retroceso. Esto es un logro civilizatorio, que habrá que refrendar con excelentes resultados. Esto impacta de manera importante en el imaginario de niñas y adolescentes, que retrata de manera risueña, un letrero en una camiseta: “No quiero ser princesa, ¡prefiero ser presidenta!”

Esta es una mirada, digamos, desde la parte superior de la pirámide. En el medio y en la base, la realidad es muy otra. No hay más que retrocesos. Covid-19 les vino “como anillo al dedo” a quienes piensan que los hombres son superiores, o sea, a los que tienen pensamiento machista. La desigualdad laboral sigue sin ruborizarse, la violencia callejera se regocija en las esquinas, los maltratadores se han dado vuelo con el confinamiento.

Es tiempo de que las mujeres que hoy ocupan puestos de toma de decisiones hagan algo más efectivo que sólo aprobar leyes a futuro, como el establecer el derecho al cuidado digno y crear el Sistema Nacional de Cuidados, que tendrá como prioridad a las personas con enfermedades o discapacidad, niñas, niños, adolescentes y personas mayores, así como en condiciones de extrema pobreza. Establecen la corresponsabilidad entre mujeres y hombres, las familias, la comunidad, el mercado y el propio Estado en las actividades de cuidado.

Sin negar la importancia crucial para la igualdad entre mujeres y hombres en lo relativo a los derechos, hacen falta recursos, instituciones, políticas públicas que le den realidad a este sistema; lo mismo que a las alertas de género, los refugios, y muchas otras políticas, que por ahora y hasta nuevo aviso (o nuevo sexenio) están detenidas. Por lo pronto, hay avances, aunque también, penosos y dramáticos retrocesos.

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