Las pedradas que vino a tirar Monreal

Prosa aprisa.

Arturo Reyes Isidoro

¡Vaya pedradas –con piedra de roca volcánica, como la que hay en Xalapa, no como la de río– le vino a tirar el viernes pasado el senador Ricardo Monreal Ávila al gobernador Cuitláhuac García Jiménez (CGJ)!

Pero lo hizo con mucha elegancia. Con una sonrisa sarcástica dijo que lo conoce, a CGJ, “pero le decimos que venimos en son de paz”. ¿Por qué tenía que aclararlo? Obviamente porque no tienen buena relación.

El exgobernador de Zacatecas, de entrada, le dio un fuerte golpe en el estómago al cuitlahuismo, que le sacó el aire, al reprobar, de hecho, que hayan tirado la candidatura del panista Miguel Ángel Yunes Márquez.

Es cierto, nunca mencionó por su nombre al chiqui, pero no había que ser un adivino para entender que se refería al hijo del exgobernador Miguel Ángel Yunes Linares.

De visita en Xalapa para la presentación de un libro y reunirse con empresarios, preguntado por el tema, respondió: “Si estuve en contra de que se le quitara el registro a Félix Salgado y a Raúl Morón, ¿por qué ahora voy a cambiar mi opinión si se trata de un adversario político?”

Entonces, dio la estocada: “No es correcto, yo no estoy de acuerdo en que se ejerza persecución judicial con fines políticos… No, que la gente decida, no hay que eliminar a la mala a nadie, que la gente decida en procesos democráticos, en procesos limpios, nunca es bueno usar las instituciones contra los adversarios políticos porque eso tarde que temprano se revierte”.

Y llamó “a que la gente decida libremente en las urnas”, porque “es la única manera de profundizar en la democracia”.

Todo lo que dijo no puede ser desestimado si se toma en cuenta que no solo es el presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Senado sino también el coordinador de la bancada de Morena y uno de los hombres más cercanos al presidente López Obrador.

El zacatecano no quiso perderse la oportunidad de mentar la soga en la casa del ahorcado cuando habló de no ejercer persecución con fines políticos y de no eliminar a la mala a nadie, un señalamiento que la oposición ha hecho contra el cuitlahuismo, que trata de evitar su derrota electoral metiendo a la cárcel, persiguiendo o amenazando a los candidatos opositores.

En la capital de un Estado donde el gobierno de su mismo partido está obligando a los trabajadores (también en el Congreso local, que ahora envió al personal a Xico) a hacer campaña a favor de sus candidatos, que rechazan, con la amenaza de despedirlos si no lo hacen, Monreal llamó a que la gente decida libremente en las urnas.

Y dijo algo que, por los más de 50 años de experiencia que tengo interactuando con políticos, debieran tomar como advertencia los cuitlahuistas: lo que están haciendo, tarde o temprano se les revertirá. Sin ninguna duda. Mi edad avanza, pero tal vez todavía me toque ver las consecuencias, la primera de ellas –así lo veo desde ahora– que la actual fiscal general del Estado termine presa en Pacho Viejo. Ya ha hecho suficientes méritos para ello. Los actuales creen que siempre van a tener el poder. Como dicen varios colegas míos, al tiempo.

Pero Ricardo Monreal, dije al inicio, actuó, como buen político que es, hasta con elegancia.

El columnista sabe que guardó todas las formas para su visita, como, por ejemplo, haber corrido la cortesía política de haber informado con anticipación al gobernador que vendría y estaría en Xalapa. En el palacio de gobierno lo ignoraron, olímpicamente. A sus actividades no enviaron no solo a algún funcionario en representación del gobierno sino ni siquiera al que lava los baños en el palacio. Menos estuvieron listos a recibirlo e invitarlo a desayunar, dada su jerarquía y su misma militancia partidista. O sea, una total desatención y descortesía política con él.

El presidente de la Jucopo del Senado tampoco perdió la oportunidad de reprochárselos, y de qué forma. Trajo a colación a un veracruzano ilustre, Jesús Reyes Heroles, y expresó que antes la clase política en Veracruz era diferente. Mencionó entonces a los exgobernadores Patricio Chirinos, Miguel Alemán, Fidel Herrera y Miguel Ángel Yunes, pero en especial citó a Dante Delgado, a quien calificó como su “gran amigo”. Comparó, pues, de alguna forma, “al actual” con sus antecesores priistas y panista, de aquella clase política que “era diferente”, como diciendo, cuánta diferencia.

La ausencia del gobierno continuó en una reunión privada que tuvo el líder del Senado con empresarios de todo el Estado y otros representativos del sector servicios. En el diálogo recogió los planteamientos fiscales que le hicieron y se comprometió a darles seguimiento en el Senado (lo que no han hecho en el gobierno del Estado). Presentes solo estuvieron la senadora Gloria Sánchez y el senador Ernesto Pérez Astorga. Nadie de Finanzas ni de la Secretaría de Desarrollo Económico del gobierno estatal.

En esa reunión, por cierto, Monreal recordó una anécdota. Recién había asumido la gubernatura de Zacatecas visitó ese Estado el ya entonces expresidente Felipe González, surgido del Partido Socialista Obrero Español, y en una cena con empresarios les dijo que ellos eran más de izquierda que de derecha porque estos sacaban sus capitales cuando llegaba un gobierno de izquierda, como el de Monreal, y ellos no, los seguían manteniendo en su Estado porque estaban comprometidos.

¿Advertiría, tomaría nota, asimilaría algo, aprendería el cuitlahuismo de los mensajes que les dejó Monreal Ávila, verdadero político, quien sí sabe?

Los Yunes mostran su poder de movilización

Además del apoyo a su candidato a la alcaldía Miguel Ángel Yunes Márquez, lo que el yunismo azul panista dio muestras ayer, con la concentración que hizo en el puerto de Veracruz, fue su gran poder de convocatoria y movilización que tiene.

Alguien me dijo que eran personas de todo el Estado. Puede que sí, pero lo destacable es que si dentro de 13 días logran otra movilización igual, serán miles y miles de votos no solo para los candidatos del PAN en Veracruz sino también de la coalición Veracruz ¡Va! (PRI-PRD).

De acuerdo a los testimonios gráficos que observé, la de ayer fue la concentración política humana más grande que ha habido en el puerto. Superó, con mucho, la de 1975 cuando llegó la reina Isabel II de Inglaterra, o la de 1978, cuando estuvieron los reyes de España (Juan Carlos y Sofía), o la del cierre de campaña de don Fernando Gutiérrez Barrios como candidato del PRI a la gubernatura, en 1986, o la que se organizó para recibir al papa Juan Pablo II, en 1990, o la del cierre de campaña del entonces candidato presidencial del PRI Roberto Madrazo Pintado, en 2006, cuando compitió contra AMLO y Felipe Calderón (la organizó Gonzalo Morgado Huesca), actividades que cubrí como reportero.

Y el PRD en Catemaco y David en Xalapa

Ahora sí ya en plena recta final, también el PRD tuvo el sábado una gran concentración en Catemaco en apoyo al candidato a alcalde Jorge González Azamar. Fue tanta la participación que hizo exclamar al dirigente estatal de ese partido, Sergio Martínez: “¡Más de 10 mil conciencias no pueden estar equivocadas!”. Tanto Jorge como Sergio nacieron en ese bello lugar.

Aquí también, si toda esa gente sale a votar, lo hará no solo por los candidatos del sol azteca sino de la coalición Veracruz ¡Va! Tampoco se puede pasar por alto que Catemaco forma parte del distrito electoral local 25, con sede en San Andrés Tuxtla, que comprende también el municipio de Hueyapan de Ocampo, la tierra del actual presidente de la Jucopo del Congreso local, Juan Javier Gómez Cazarín, y ahora candidato de Morena a repetir como diputado local, quien tiene todo un reto.

En Xalapa, el candidato de la coalicion Veraruz ¡Va!, David Velasco Chedraui, igual apretó el paso en la recta final de las campañas. El fin de semana tuvo varias marchas bastante concurridas y la noche del sábado recibió el respaldo de la militancia blanquiazul encabezada por el exsecretario de Gobernación Santiago Creel y el coordinador de la bancada panista en el Senado, Julen Rementería. En Xalapa, el PAN tiene un considerable voto duro y por lo que se ha ido viendo, va con todo con David.