Las periodistas no solo cubren, ellas marchan.

*Palabra de Malinche.

/Escrito por Cirenia Celestino Ortega */

El pasado 3 de julio CIMAC presentamos nuestro observatorio de medios más reciente titulado Políticas para la erradicación de la violencia contra las mujeres y la construcción de paz y seguridad, en el que destaca el sexismo con el que medios de comunicación dan cobertura a temas de seguridad, violencia y los impactos de esa cobertura.

La agenda mediática es un reflejo de la agenda política por ello preocupa que apenas 16 por ciento de las noticias abordan la violencia contra las mujeres. En los primeros 100 días de la presidencia de Claudia Sheinbaum Pardo, se observó la poca visibilidad a mujeres líderes en seguridad, la centralidad de la narrativa de seguridad en una sola figura masculina y la presencia de la presidenta alejada de las mujeres.

Se identificó sexismo en el uso de recursos fotográficos que invisibilizan a la presidenta o la colocan en segundo plano frente a figuras masculinas, imágenes que destacan únicamente a hombres, incluso en las noticias centradas en el liderazgo de Sheinbaum, un lenguaje que desestima su trayectoria o recurre al masculino genérico, diluyendo su presencia como figura central del gobierno y representaciones visuales que refuerzan estereotipos sexistas, especialmente en coberturas sobre mujeres en la política.

Los medios influyen en la opinión pública, por esta razón es fundamental hacer revisiones sobre el abordaje de la violencia. Durante la presentación del informe, Adriana Rubio Mendoza, defensora experta en análisis criminalístico con perspectiva de género en casos de feminicidio y muertes violentas de niñas y mujeres y perita experta, destacó que las narrativas sexistas sobre la violencia pueden afectar la imparcialidad de las y los jueces, tienen consecuencias en los impactos psicosociales en las víctimas además de generar permisividad social e imitación de la violencia.

Por ejemplo, de acuerdo con el informe, Viviana Muciño Márquez, hermana de Nadia Muciño Márquez, víctima de feminicidio en 2004, en el estado de México, una cobertura amarillista implicó dolor en su familia en los primeros momentos y con el tiempo, el acompañamiento respetuoso de periodistas sensibles ha hecho la diferencia en la búsqueda de justicia.

Araceli Osorio Martínez, madre de Lesvy Berlín Osorio, víctima de feminicidio en 2017 en la Ciudad de México señaló la responsabilidad de las autoridades en la filtración de informaciones e imágenes y la emisión de declaraciones que estigmatizan a las víctimas. Sin embargo el acompañamiento respetuoso del movimiento de mujeres y de las periodistas permitieron colocar el caso e incluso que fuese abordado de manera distinta por las autoridades al verlas acuerpadas.

Durante la presentación, Norma Esther Andrade, madre de Lilia Alejandra García Andrade, víctima de feminicidio en 2001, en Chihuahua, recordó las narrativas que justifican la violencia y que no permiten dimensionar la violencia al abordarlos como casos aislados.

Todas las madres en búsqueda de justicia para sus hijas víctimas de feminicidio son también defensoras de derechos humanos y se han hecho de herramientas teóricas, legales y muchas otras, para continuar en la exigencia.

Como en otros observatorios, se evidencia una diferencia de género en el enfoque y abordaje de las noticias de seguridad. Los hombres que cubren la fuente escriben con una narrativa centrada en el combate al crimen organizado, el despliegue de fuerzas de seguridad y las estrategias institucionales para reducir la violencia de alto impacto en las que predomina un enfoque técnico, institucional y militarizado, donde la violencia se asocia principalmente con la delincuencia organizada y se responde con fortalecimiento de la inteligencia, consolidación de cuerpos armados y coordinación intergubernamental.

En cambio, cuando se abordan temas relacionados con la violencia contra las mujeres, la cobertura periodística recae mayoritariamente en reporteras, pero desde una iniciativa personal y no a una indicación del medio o editorial.

Irinea Buendía Cortés, madre de Mariana Lima Buendía, víctima de feminicidio en 2010, en el estado de México; reconoce el México feminicida que posibilita la naturalización de la violencia y el impacto de que los medios den visibilidad en los casos de sus víctimas, por ello es necesario desterrar la posibilidad de la violencia machista en el día a día de las mujeres, “se necesita un cambio cultural también en los medios”.

Desde la experiencia de las periodistas, Luz Rangel Grimaldo, verificadora en El Sabueso de Animal Político, reconoció que la cobertura de la seguridad y la violencia, es una fuente masculinizada en la que las mujeres periodistas somos “caballos de troya” de las redacciones que incorporan una mirada respetuosa a la cobertura de los casos de feminicidio e inciden para abrir espacios para ellos.

Con más de 30 años de experiencia, Lucía Lagunes Huerta, directora de CIMAC y directora editorial de Cimacnoticias, recordó que la violencia machista ocupaba un lugar en la nota roja que hoy ha sido llevada a otras secciones, sin embargo, el enfoque no ha cambiado, pero si se han logrado avances como el posicionamiento del concepto “feminicidio” a través de las coberturas con perspectiva de género.

Otro de los testimonios fue el de María Esperanza Lucciotto López, madre de Karla del Carmen Pontigo Lucciotto, víctima de feminicidio el 29 de octubre de 2012, en San Luis Potosí, quien reconoció el rol transformador de las periodistas “ellas no solo cubren, ellas marchan con nosotras”.

Si bien lo que se evidencia en los medios es la exhibición de cuerpos violentados de las mujeres y narraciones detalladas del hecho violento, así como las filtraciones que realizan las autoridades, desde CIMAC apostamos a la construcción de un periodismo que defienda los derechos de las víctimas y hacia una cobertura ética de la violencia contra las mujeres, madres de víctimas de feminicidio y periodistas.

Entre las recomendaciones de esta Guía ética, destaca la importancia de la capacitación y especialización para las y los periodistas para lograr abordajes libres de sexismo y que ellas y ellos conozcan sus obligaciones como medios de comunicación establecidos en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y la Ley General de Víctimas.

La pregunta más importante es quizá ¿a quién damos voz en las coberturas? Debemos decidir con responsabilidad a qué mensajes abrimos espacio en los medios de comunicación, cuestionar a las autoridades sobre su responsabilidad para garantizar el acceso a la justicia y difundir informaciones que acerquen a las víctimas al respeto y ejercicio de sus derechos.

*Periodista feminista y defensora de los derechos humanos de las mujeres.

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