Por Marisol Escárcega
Desde hace poco más de dos años, si no es que más, hemos escuchado en todos lados que, este 2024, México hará historia porque, por primera vez, tendremos una presidenta de la República. El volado está entre Claudia Sheinbaum, candidata de la coalición Sigamos Haciendo Historia, y Xóchitl Gálvez, abanderada de la coalición Fuerza y Corazón por México.
Esto, en primera instancia, es cierto. Sin duda, 2024 será el año que marque esa fecha destacada en que una mexicana se erigirá como presidenta de nuestro país. Claro que es un hecho histórico, pero que una mujer llegue a la Presidencia ¿en qué va a beneficiar a las más de 67 millones de mujeres (mexicanas) que residen aquí?
Ambas candidatas han realizado spots con los que asumen que creen en la equidad y que aseguran que si llegan a la Presidencia la vida será muy diferente para las mujeres. Bueno, nomás faltaba que indicaran lo contrario. No están diciendo nada nuevo.
Por ejemplo, ambas se posicionaron a favor de la Interrupción Legal del Embarazo (ILE), ¿lo cumplirán? Disculpen mi desconfianza, pero se ha dicho que la candidata oficialista sólo obedece al pie de la letra lo que el actual Presidente ordena, y éste ha reiterado muchas veces que “defiende la vida”, es decir, no está a favor de la ILE. Por otra parte, Gálvez está abanderada por uno de los partidos más conservadores del país (PAN) que, en numerosas ocasiones ha dicho que está en contra del derecho a decidir de una mujer.
Por ello, si bien que llegue una mujer a la Presidencia es una victoria para la lucha del movimiento feminista, tampoco garantiza, ni un poco, que la vida de las mexicanas mejorará.
No, las mujeres no sólo necesitamos una presidenta de México, sino:
1. Equidad salarial. De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), la brecha salarial de género en México es de 15.8%, es decir, por cada 100 pesos que recibe un hombre por su empleo, una mujer percibe 84 pesos. Si realizamos el mismo trabajo, merecemos el mismo salario. Es lo justo.
2. Seguridad. Cada día, según datos oficiales, asesinan a 11 mujeres en el país. Cada hora se denuncian entre tres y cuatro casos de abuso sexual y/o violaciones, 90 casos diarios, de acuerdo con el recuento de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI).
3. Justicia. El índice de impunidad en México, sobre todo en los casos de feminicidio es del 76%, menos del 25% de estos crímenes tienen una sentencia condenatoria. Si hablamos de otros delitos, como acoso, hostigamiento o violación el porcentaje, es mayor, ya que sabemos que en los ministerios públicos no hay una transversalización de género que permita que l@s funcionari@s no duden del testimonio o de las denuncias de las mujeres víctimas de violencia.
4. Acceso a la educación. De acuerdo con el Inegi, más de 60% de las mexicanas de 0 a 29 años van a la escuela, sin embargo, seis de cada diez personas sin educación son mujeres. De aquellas que tienen el privilegio de estudiar una carrera técnica o la universidad, 45% podrá conseguir trabajo, pero sólo 5.2% tendrá acceso a una posición directiva y, claro, ganará mucho menos que un hombre en el mismo puesto.
5. Salud sexual y reproductiva. Cada día, en el país, mil mujeres menores de 18 años se convierten en madres, y mientras que un hombre adolescente no trunca su vida al ser padre, una mujer en esta edad sí ve frustrado su futuro.
Necesitamos políticas feministas que se concreten en acciones palpables para las mujeres, no discursos vacíos. No necesitamos promesas ni salarios rosas ni becas para un changarro ni silbatos o botones de pánico. Las mujeres exigimos equidad en todas las áreas. Exigimos justicia. No más, no menos.
marisol.escarcegagimm.com.mx