Las remesas, afrenta gubernamental.

El Ágora

/ Octavio Campos Ortiz /

Durante años, los gobiernos -sobre todo durante las recurrentes crisis económicas-, han visto el envío de remesas de los paisanos a sus familias como un logro de la política económica sexenal. Nada más alejado de la realidad. El arribo de dinero de los trabajadores migrantes es una vergüenza nacional y prueba del fracaso de las políticas públicas hacendarias y sociales que no han podido impulsar el desarrollo nacional ni crear empleos formales bien remunerados. Los mexicanos que dejan su tierra en busca del sueño americano y de un mejor futuro para sus hijos lo hacen porque su país y los gobernantes le han negado el derecho al trabajo, la educación, la salud y la vivienda. Durante la Segunda Guerra Mundial y la posguerra se justificó la exportación de mano de obra para sostener la producción en los Estados Unidos durante el conflicto mientras sus jóvenes estaban en el frente, pero ello abrió la puerta para que, sin proponérselo, en el futuro inmediato, los más pobres, los desposeídos se convirtieran en braceros permanentes.

El presidente Adolfo Ruiz Cortines instauró el sistema de sustitución de importaciones, fortaleció la industria nacional, la creación de empleos y el consumo interno. Ello dio origen al desarrollo estabilizador y el surgimiento de años de bonanza con un más equitativo reparto de la riqueza. Muchos de los braceros de mitad de la centuria pasada retornaron con ahorros y supuestas pensiones, pero aquí fueron defraudados y vieron esfumarse su patrimonio. Nuevamente las autoridades en su propia tierra los despojaron. Luego del Milagro Mexicano, vino la debacle de gobiernos populistas -la Docena Trágica-, los mal llamados neoliberales y los de la 4T, quienes no han podido evitar la migración ni la fuga de cerebros.

Las remesas se ven ahora como resultado favorable de inexistentes políticas económicas o de desarrollo social. Los fracasos en la administración pública han frenado el crecimiento, el empleo, la educación, la vivienda, ente otros factores que impulsan la expulsión de mexicanos al extranjero. Por lo que, con el envío de divisas, los gobernantes se engañan y ocultan su incapacidad e incompetencia para dirigir los destinos nacionales. El dinero que mandan los paisanos lo hacen ver como generación de riqueza, cuando los dólares, afortunadamente, no pasan por las arcas de la hacienda pública, lo que les impide gravarlas o utilizarlas en programas de gobierno.

Todos han fallado, pero en los dos últimos sexenios, los regímenes se han empecinado en vanagloriarse del récord de las remesas y con ello distraen a la opinión pública sobre el fracaso de un programa sexenal que no puede alentar el crecimiento y desarrollo, empleo, educación de calidad, vivienda propia digna, bienestar social y un sistema de salud eficiente y con medicamentos. “Primero los pobres” solo fue un recurso mercadológico de propagación ideológica. Ante un gobierno que no posibilita un mejor nivel de vida, los mexicanos solo tienen la alternativa de migrar para hacer que sobreviva su gente o llevársela para garantizar alimentación, educación y techo seguro.

Los medios de comunicación coadyuvan al engaño del público y alientan el truco de la falsa bonanza. Informan: Remesas por 14 mil 269 millones de dólares en el primer trimestre de 2025, 1.3 por ciento superior al del año pasado; en marzo se revirtió la tendencia a la baja con 5 mil millones de dólares. Mucho dinero solo palía la pobreza de miles de familias mexicanas. ¿Cuánto durará la ilusión?

La administración de la Casa Blanca mantiene las amenazas de deportación y cierre de fronteras como espada de Damocles. A mediano plazo, ello afectará la cantidad de divisas a nuestro país y consecuentemente habrá un mayor índice de pobreza. Las cuentas alegres también serán efímeras cuando se detecten y sancionen las transacciones que hace el crimen organizado desde varios estados de la Unión Americana como forma de lavado de dinero. Hay que recordar que más del 98 por ciento de los envíos se hacen por trasferencia electrónica, esto es más de trece millones de operaciones.

Hoy, la migración y las remesas son una ofensa nacional.