Legislatura: antes y después

EL PODER DEL PUEBLO

Lic. Rubén Ríos Uribe

Escribo esta columna en un momento en que convergen en mi persona diversas ideas y reflexiones.

Por un lado, con la enorme satisfacción de haber presidido el Congreso de Veracruz durante un año, lo que ha sido el mayor honor de mi carrera política. De hecho, es la mayor distinción a la que una diputada o un diputado puede aspirar dentro del Poder Legislativo.

Y no es para menos, ya que al enorme compromiso de representar al distrito de Córdoba, Amatlán y Yanga, se sumó el compromiso de responder a la confianza de las compañeras y compañeros diputados que me nombraron su Presidente por un año.

Respondí a esa confianza de la única manera que se puede corresponder: cumpliendo mi encomienda con la mejor de mis voluntades, mi buena fe y todo mi empeño.

Desde este jueves, una compañera ejemplar, la diputada Adriana Paola Linares Capitanachi, ocupa la Presidencia de la Mesa Directiva y, por ello, también es la Presidenta del Congreso.

He convivido dos años con Adriana Paola como integrantes de la bancada de Morena. Me consta su adherencia ideológica con la Cuarta Transformación, su integridad y su auténtica decisión de servir al pueblo. La felicito por su encargo y nos felicito, a sus compañeras y compañeros, porque hicimos una gran elección en ella.

La otra idea que tengo presente este 6 de noviembre tiene que ver con dos Congresos del Estado. Uno, el que recibí el 5 de noviembre de 2019 y otro el que entregué hace unas horas. ¿Por qué no es el mismo? Por la misma razón por la que muchas cosas en este 2020 cambiaron para siempre.

Obligados por la pandemia mundial, ajustamos nuestro marco legal para permitir las participaciones remotas de diputadas y diputados. Casi sin darnos cuenta, pasamos a la historia por este hecho que, seguramente, será una nueva era en el quehacer legislativo de Veracruz.

Las asistencias cibernéticas, gracias al auxilio de las telecomunicaciones, marcarán un antes y un después en el Poder Legislativo de nuestra entidad y forzarán, estoy seguro, a una pronta actualización a los libros de Derecho Parlamentario para recoger en la teoría lo que nosotras y nosotros llevamos a la práctica.

Gracias a ellas y al profundo compromiso de las diputadas y diputados, podemos decir orgullosamente, que la marcha del Poder Legislativo no se detuvo.

Y una tercera idea me surge hoy. Estamos a 363 días de concluir nuestro encargo. Es decir, un año menos dos días. Y el 2020 ya nos demostró lo rápido que puede pasar un año.

Será un año en el que habrá un proceso electoral y en el que la intensidad política del momento podría permear a la actividad de la vida legislativa. Seguramente, también, habrá algunos relevos y caras nuevas en nuestra Legislatura.

Así que uno de nuestros mayores retos, de todas y todos, será evitar distracciones, intensificar el paso para no dejar pendientes y que esta Legislatura histórica por muchas razones, cierre su último año como lo ha hecho hasta ahora:

Sirviendo a nuestras y nuestros representados. Sirviendo a los intereses de Veracruz. Cumpliendo la ley. Mandando, pero obedeciendo, porque a final de cuentas, el poder es del pueblo.

Diputado local. Presidente de la Comisión de Gobernación del Congreso del Estado.

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