Leona Vicario .

CON SINGULAR ALEGRÍA

POR GILDA MONTAÑO

Tantas mujeres maravillosas de las que les podría platicar. Inteligentes, fuertes, sensatas, llenas de brillo, que han pasado desde hace miles de años, por la vida. Muchas han trabajado por todas. Muchas han hecho historia. Aquí en el Estado de México, baste nombrar a Sor Juana Inés de la Cruz, a Leona Vicario, a Laura Méndez de Cuenca, a Remedios Albertina Ezeta, a Yolanda Sentíes Echeverría, Laura Pavón Jaramillo, … Y las que, desde hace un buen rato, ya existen y han abierto camino. Son muchas y han hecho maravillas en esta república mexicana. Y también en nuestro estado.

 

Hoy, de sopetón y sin previo aviso, decidió Maricarmen Aguilar Franco, a quien se le ocurrió hacer un evento de los diez años de la creación de su Colectivo Nacional de Sororidad, Leona Vicario, madre de la Patria, invitarme a ser –imagínese usted—la representante de muchas, pero muchas asociaciones de grandes mujeres mexicanas, en este diez de abril, día del nacimiento de esta gran mujer mexicana.

 

Busqué entre los toluqueños, quiénes habían escrito algo de ella, y me encontré con Gabriel Ezeta Moll, con José Martínez Pichardo. De repente recordé el libro que me regaló Yolanda Sentíes Echeverría, en donde le hacía una entrevista en estos tiempos a esta titana. Además del de Celia del Palacio.

 

Gabriel Ezeta Moll desenfundó una petición asombrosa que se hizo el siglo pasado, en 1830. Dice así:

“Esto es señor, la mujer ilustre y verdaderamente heroica, en cuyo honor nos interesamos las vecinas de esta ciudad que suscribimos la presente manifestación.

“Esta es la mujer grande cuyas glorias perderían mucho si tratáramos de encomiarlas, cuando desnudas de todo adorno que no sean de su propio merito, arrebatan por sí, la admiración de cuantos las contemplan.

“Nosotros señor, hemos sido testigos de una parte, aunque corta de sus padecimientos, aunque no por eso menos heroicas, que la serie de acciones de que se compone el tejido de su vida política:

“Esta ciudad la contemplo en estado de prisionera, sin que la abyección de semejante estado diera alguna señal de abatimiento, ni flaqueza de ánimo. Y antes bien, afrontarla vimos que sin salir de esta dura condiciones se hacía respetar aún de sus propios enemigos. Esta ciudad que ha sido el teatro de sus más admirables sufrimientos por la Independencia nacional; parece señor, que también debe serlo en la retribución de honor que es acreedora por ellos”.

 

Este es un fragmento de un Memorándum enviado al Congreso del estado en 1830, firmado exclusivamente por mujeres,

Este documento debe ser dado a conocer a nivel nacional, deben leerlo todas las mujeres del estado y del país, porque es un testimonio de lucha en que una mujer entrega su fortuna y su vida, al servicio de la patria. y aun se le deben muchos homenajes  este tipo.

Analicemos un dato curioso, el 5 de noviembre de 1827, el Congreso del Estado de Coahuila y Texas emitía un decreto que elevaba a la villa de Saltillo al rango de ciudad y le otorgaba un nuevo nombre: Ciudad de Leona Vicario, pese a no tener relación o presencia alguna en este territorio.

Volvemos a Toluca, donde aún existe gente emparentada con la Madre de la Patria, y se mantiene ese nobilísimo linaje, por ello y por muchísimas razones más, Gabriel Ezeta Moll buscó todos los elementos para replantear ante el Congreso Mexiquense la misma petición realizada por mujeres toluqueñas; convencidas de que esta ciudad debe nombrarse “Toluca de Leona Vicario” .

 

Les platico ahora, lo que dijo Yolanda Sentíes, en la entrevista que le hizo:

 

“Fueron necesarias muchas horas de estudio y análisis

de libros y documentos, es necesario precisar que, para la

transcripción de los textos que dan voz a Vicario, utilicé como

fuentes básicas la novela Leona, de Celia del Palacio, pero sobre todo, el libro Leona Vicario: grandeza de una mujer de su tiempo, en la lucha por la independencia, de José Martínez Pichardo.

 

“Leona Vicario fue una mujer extraordinaria que no sólo luchó por la libertad de los mexicanos en las postrimerías de Nueva España, también fue una heroína que se enfrentó a la opresión y los prejuicios del patriarcado dominante en su tiempo.

 

“Nacida en Ciudad de México en 1789, ocupó todos los recursos

a su alcance para apoyar la causa insurgente y pelear como una

verdadera leona por la independencia de su país. Durante los aciagos años en que todo parecía perdido para la insurgencia (1816-1821), nuestra heroína peregrinó por tierras mexiquenses del agreste sur y del Valle de Toluca para escapar de los peligros que la acecharon junto a su esposo, el también ilustre Andrés Quintana Roo.

 

“Una vez que se alcanzó la independencia nacional, Leona Vicario

continuó luchando hasta su muerte en 1842, ahora por preservar las libertades, especialmente la libertad de prensa y el derecho de las mujeres a alzar la voz frente a las injusticias. También contribuyó a afianzar la vida republicana dentro del régimen federalista, en contra de aquellos que, como el ministro todopoderoso que era Lucas Alamán, llevaban al país por una nueva senda de conservadurismo y centralismo que, se pensaba, habrían de desaparecer con el fin del virreinato en 1821.

 

“Pero no es éste un texto que detalle la vida de Leona Vicario

ni recoja las diversas opiniones o criterios que una gran cantidad

de autores han expresado sobre nuestra heroína. Más bien se

trata de reflexionar respecto de las palabras que plasmó de su

puño y letra, las cuales quedaron impresas en la correspondencia

que mantuvo con diversos personajes, así como en declaraciones

testamentarias que contienen su última voluntad. A fin de realizar lo anterior, propongo una entrevista ficcional con Leona, que tiene como soporte una revisión extensa de la información existente en estudios biográficos, novelas y documentos de archivo.

 

“De esta forma es como me permito contribuir a que los

mexicanos de hoy tengamos una mejor comprensión acerca de

una valiente mujer novohispana y mexicana que, con su esfuerzo y tenacidad, contribuyó a hacer de la nuestra, una patria libre, e hizo lo necesario por heredar un mejor país: el México independiente.

 

–¿El patriotismo de las mujeres es sólo por amor?

 

“No sólo el amor es el móvil de las acciones de las mujeres:

ellas son capaces de todos los entusiasmos, y los deseos

de la gloria y de la libertad de la patria no les son unos

sentimientos extraños. Antes bien suelen obrar en

ellas con más vigor, como siempre, los sacrificios de las

mujeres, sea el que fuere el objeto o causa por quien los

hacen, son más desinteresados, y parece que no buscan

más recompensa de ellos, que la de que sean aceptados.

 

“Mis acciones y opiniones han sido siempre muy libres;

nadie ha influido absolutamente en ellas, y en este punto

he obrado siempre con total independencia, y sin atender a

las opiniones que han tenido las personas que he estimado.

 

— Qué otro encargo le encomendó a sus albaceas don Andrés

¿Quintana Roo y su hija doña María Dolores?

 

“El cuerpo a la tierra de que fue formado, el cual,

convertido que sea en cadáver, se sepultará en la iglesia,

parte y lugar que pareciere a mis albaceas, a cuya dirección

lo dejo con lo demás tocante a mi funeral y entierro.

Que cuanto antes después de mi fallecimiento se

manden decir quinientas misas por mi alma”.

 

Alma pura, alma blanca, que aún está con nosotros.

 

gildamh@hotmail.com