Prosa aprisa.
Arturo Reyes Isidoro.
En Veracruz gobernaba don Agustín Acosta Lagunes, un economista de altos vuelos, pragmático, y en México estaba de moda un modelo de zapato llamado bostoniano, al que aparte de “hoyitos” en el empeine lo caracterizaba su suela de piel muy gruesa que los hacía súper pesados, tan gruesa y pesada que ni siquiera la furia de un ciclón hacía que quien los calzara despegara del suelo.
Como en todo gobierno, el hombre de Puente Jula, municipio de Paso de Ovejas, tenía colaboradores que “volaban” mucho con proyectos fantasiosos por irrealizables (en la pasada campaña municipal al escuchar propuestas de varios candidatos me acordé de aquellos tiempos y de aquellos funcionarios). Entonces don Agus preguntaba a sus más cercanos colaboradores si conocían los zapatos bostonianos. Cuando le respondían que sí, en ese momento les recomendaba que le dijeran a tal o cual colaborador suyo que usara ese tipo de calzado ¡para que aterrizara!, ¡para que hiciera tierra! (hacía decía él).
Traje a cuento este recuerdo porque luego de la aplanadora que pasó sobre la oposición el domingo, parece ser que el único que tiene los pies sobre la tierra y que por lo mismo ve más allá es el dirigente estatal del PRD, Sergio Cadena Martínez, quien ayer, entrevistado al final de una conferencia de prensa con sus homólogos del PAN y del PRI, luego de denunciar los abusos y arbitrariedades del gobierno contra la oposición para favorecer a sus candidatos, concretó: “… pero bueno… no vamos a ponernos aquí de magdalenas y vamos a seguir trabajando… por la democracia, por las libertades y por los derechos de todos los veracruzanos”.
Se refería a la expresión “llorar como una magdalena”, en referencia al pasaje del Evangelio, según San Juan, donde se narra que Jesús se aparece a María Magdalena y se mencionan frases como “María se quedó fuera, llorando junto al sepulcro” y “¿Por qué lloras mujer?”
Es una obligación moral de todo dirigente de una organización defender los derechos de sus agremiados, en un partido político, de sus militantes, de sus candidatos. Sergio nunca dejó de hacerlo en forma pública y lo sigue haciendo (su partido y sus candidatos fueron los más agredidos por el gobierno durante la campaña), pero también con un gran sentido práctico está consciente que, en lugar de ponerse a llorar, de estar quejándose, lamentándose, luego de una caída hay que levantarse de inmediato e intentar retomar el camino.
Cuánta razón tiene, porque en los primeros minutos del lunes pasado inició la carrera sucesoria rumbo a 2024, cuando se elegirán, de nuevo, diputados locales, federales y ahora también senadores, gobernador y presidente, y no hay tiempo que perder, ni un solo segundo. Pero esta vez la tarea será doble, mayor, más pesada, porque el gobierno adquirió más poder y con ello también su partido. Se impone de inmediato un recuento de daños y empezar a recoger los escombros para iniciar la reconstrucción del edificio que se derrumbó, algo así como aquello que citaba don Jesús Reyes Heroles, aludiendo a Karl Manneheim, de que había que reponer las ruedas de un tren mientras está en marcha. La oposición tiene que hacerlo, de ya, antes de que se acabe de descarrilar.
Y lo tiene que hacer porque, en cambio, Morena ya está trabajando, a todo vapor, rumbo al 2024. Por un lado, ayer en Orizaba el delegado de los programas de Bienestar, Manuel Huerta, informó que el próximo mes la pensión universal para los adultos, ya incorporados los de 68 años y más, tendrá un aumento de 15 por ciento, además de que se pagará el bimestre julio-agosto y se empezará a afiliar a los adultos de 65 años y más. Un premio, pues, a los adultos mayores, que votaron por ellos, pero también un gancho para que mantengan su fidelidad, además de la suma de más beneficiados. Dijo Manuel que son 700 mil. Están echando, así, más abono a los árboles de votos de los que acaban de cosechar y sembrando nuevos para que den frutos dentro de tres años. Aparte, continúa el programa de vacunación anticovid.
(La versión adentro es que Manuel era el responsable de las candidaturas a las diputaciones federales, del tal modo que se apuntó un gran éxito cuando prácticamente su partido barrió, pues de 20 ganó 18.)
Por otro lado, el presidente Andrés Manuel López Obrador se quedó con el pie pegado en el acelerador y este viernes regresa al Estado para atender un problema, menor para su investidura pero que lo acerca al pueblo, a los electores veracruzanos.
En su mañanera de ayer informó de su visita. El problema es la conclusión de un pequeño tramo de la autopista Cardel-Poza Rica tramo Laguna Verde-Gutiérrez Zamora. Esa vía se inició en noviembre de 2015, concesionada a una empresa privada, de 128 kilómetros, pero no obstante que ya se pagó a los habitantes de Paso Largo, municipio de Martínez de la Torre, por donde pasa, lo que les corresponde por derecho ejidal, de pronto se opusieron alegando que les causaría inundaciones y les afectaría y frenaron la construcción del último kilómetro 800 metros que falta. Solo eso.
La construcción de esa autopista fue retomada por el actual gobierno federal, el delegado federal de la SCT Ramón Álvarez Fontán se ha aplicado a fondo para que se concluya, lo que se ve posible luego de que los inconformes pidieron hablar con AMLO, quien accedió, vino en dos ocasiones a enterarse del problema antes de las elecciones y ahora regresa para hablar con los habitantes a fin de llegar a un acuerdo.
La autopista es de cuatro carriles, entra por Laguna Verde, atraviesa los municipios de Actopan, Vega de Alatorre, Misantla, Nautla, Gutiérrez Zamora y Papantla, a donde va a salir, y forma parte del corredor carretero Veracruz-Monterrey, con un ramal a Matamoros, Tamaulipas. Es paralela a la costera 180 y ahorrará mucho tiempo de Xalapa y Veracruz hacia esos municipios así como hacia el norte del Estado, además de los beneficios económicos por el potencial agrícola y turístico de toda la zona.
Es obvio, pues, que los vecinos de todos esos municipios y del norte de Veracruz quedarán agradecidos si López Obrador destraba el problema y se concluye la autopista, que tienen previsto que sea el próximo mes.
Morena hecha gobierno, así, está trabajando ya en Veracruz. La oposición tiene que reaccionar ante la paliza que recibió. Si se queda a lamentarse y quejarse en lugar de reinventarse –es es el término, no cabe otro, luego de dos históricas derrotas electorales seguidas– se va a quedar anclada. Sergio Cadena lo tiene bien visualizado (su partido, a diferencia del PRI y del PAN, que sufrieron una drástica baja, es el único que casi mantuvo su misma cifra de votación que en 2018, si bien perdió bastantes alcaldías, pero eso ya lo comentaremos con más detalles en otra columna); lo tiene bien visualizado y ha dicho magdalenas a un lado, atrás, y ha reemprendido el trabajo. No tiene de otra, no tienen de otra.