*Un juez ordenó liberar a dos de tres imputados por el feminicidio de Angélica García Landa en Chignautla.
* No juzga con perspectiva de género y consideran como homicidio la muerte tortura y violación de la joven.
Por José Ramos /
Decepción. Esa sensación que fatiga ilusiones en la humanidad. Decía Isaac Asimov en su novela “Los robots del amanecer “, que la gente que no espera justicia, sufre menos decepciones.
En ese mar de las decepciones navega la familia de Angélica García Landa; a pesar de ello continúa con fuerza hasta llegar a su destino: verdad y justicia.
La mañana del 2 de febrero se notificó que dos de tres imputados por un feminicidio en Chignautla continuarán su proceso en libertad. La modificación a las medidas cautelares dictada en un juez de Puebla determinó que Valentín e Hipólito no continúen presos.
Esa es la situación por la que Marisol, hermana de la veracruzana ‘Angie’, está por agotar sus cartuchos de esperanza.
La hermana afirma vivir con el temor de que el tercer implicado y señalado directamente por ser el autor fatídico de esta historia reciba más beneficios por parte del Código Nacional de Procedimientos Penales, que los que merecen el honor y la memoria de su hermana y del acompañante de ella, de nombre Iván.
La historia de María Angélica García Landa es similar a la de muchas otras mujeres que contaban con una exitosa carrera profesional. Igual que sus colegas, de profesión y de fatal destino, nacieron en un lugar, para ser asesinadas en otro.
Originaria de la ciudad de Xalapa, Angie era una cirujana dentista que vivía en la región de la Sierra Nororiental de Puebla, desde el año 2005.
En el municipio de Teziutlán contaba con un consultorio en el que atendía de lunes a viernes. Sábados y domingos hacía lo propio en su natal ciudad en el colindante estado de Veracruz. También daba conferencias de terapia holística.
Pero desde principios de 2020 dejó de hacerlo. No por su voluntad. Tampoco porque estuviera entre sus planes profesionales. El 11 de enero de 2020, Angélica y su amigo Iván partieron junto con otro grupo de amigos hacia una caminata por el cerro de Chignautla.
Una actividad habitual en ellos, jóvenes maduros que semanalmente se proponían en subir y subir cada vez más y más. Sin embargo, hubo quienes tuvieron en sus manos el poder y la decisión de acabar de tajo con estas esperanzas de éxito.
A la mitad del recorrido de esa mañana, tres sujetos armados con cuchillos emboscaron al grupo para amagarlos y despojarlos de sus pertenencias. Envueltas en pánico, las víctimas comenzaron a huir corriendo y dispersándose entre las veredas.
El destino y las manos de los asaltantes alcanzaron a Angie e Iván. Y a partir de ahí, comenzó todo el suplicio. La tarde de ese mismo sábado, en el mismo lugar donde ocurrió el atraco, fue hallado sin vida el varón. Pero no Angie.
En entrevista para este medio, con cansancio, su hermana Marisol explicó que tuvieron que pasar más de seis meses para que al fin pudieran encontrar los restos de Angélica.
Lo inverosímil del asunto radica en que durante ese periodo, se llevaron a cabo búsquedas en la zona, emprendidas, sobre todo, por la familia junto con algunas autoridades sin tener éxito, para que en agosto del mismo año pudieran dar con sus restos en el mismo lugar donde desapareció.
Ante esa situación, Marisol reprocha una muy flaca voluntad por parte de las autoridades para llevar a cabo la búsqueda de su hermana.
Incluso afirma que una noche antes de hallar parte de los restos en la misma zona, la Comisión de Búsqueda de Personas había confirmado su presencia en el sitio para iniciar con una revisión exhaustiva más.
Dolor que arrastra consigo más dolor
Durante la búsqueda de Angie, la salud de su papá se deterioró a tal grado de caer en cama dada la depresión y la angustia por no saber nada de su hija.
“Justo en el momento en el que estábamos llorando la muerte de mi papá y aun estando él en la cama, recibo la llamada de la Fiscalía anunciándome la aparición y los resultados de los exámenes de ADN de los siete ‘huesitos’, que concluyeron que se trataba de mi hermana”, la pesadez y suspiros persisten en el relato de Marisol.
La familia García Landa ha destinado una cantidad considerable de dinero para el proceso de búsqueda de justicia que le ha llevado años. Lo mismo destinado también durante todo el proceso de búsqueda de Angie, o de lo que quedaba de ella.
En el proceso hubo que trasladar a 38 testigos de Chignautla y Teziutlán al municipio de Puebla para celebrar la primera audiencia del mes de junio del pasado 2022, en el que se declaró prisión preventiva a los tres detenidos; no era una tarea económica para la familia.
En ese momento, de faltar uno de esos 38 testigos, la audiencia corría el riesgo de no ser celebrada.
Marisol no alcanza a comprender por qué las pruebas aportadas por sus propias manos no hayan sido suficientes para las carpetas de investigación en las que se imputaron a los tres detenidos por el asesinato de su hermana, Valentín, Hipólito y Santos.
Denuncia que las deficiencias en las carpetas de investigación responden a que, o se trata de un tema de falta de capacidad por parte de las instancias encargadas de administrar justicia o de una falta de interés por parte de las mismas.
Lamenta al mismo tiempo que durante todo este tiempo los agentes de investigación de la FGE en Teziutlán hayan desestimado o considerado débiles los indicios recabados por la propia familia.
“Eso habla de errores y omisiones por parte de la propia FGE, por lo que no se logró la integración adecuada de las carpetas de investigación y demostrar que Santos no actuó solo”.o
Por ello, la madrugada del 1 de febrero fueron liberados los imputados en el feminicidio de Angie: Valentín e Hipólito, luego de que un juez resolviera modificar las medidas cautelares que dictaban su prisión preventiva y derivada de un juicio de amparo promovida por los señalados.
Durante el tiempo que tome la investigación, los acusados deberán firmar semanalmente.
Sin embargo, el principal señalado como culpable, de nombre Santos, continuará su proceso en prisión, aunque será hasta la próxima audiencia a celebrarse la semana entrante cuando se conozca su destino jurídico.
Parecen pocos días, pero para quien sufre desesperación por obtener justicia, el reloj avanza lentamente.
Las esperanzas de Marisol y su familia están colgadas de una débil rama. A la vez que se aferran a ella, ven al tiempo convertirse en un abanico. Los segundos se vuelven minutos, los minutos, horas, y las horas, días.
Y los “ojalá” surgen nuevamente: una sentencia justa, porque las injusticias no solo afectan a la víctima, sino a más vidas.
* Hay una confesión por parte del aun detenido que la mataron y ultrajaron y sin embargo dos de los tres feminicidas fueron liberados por un juez que considera que no fue feminicidio sino homicidio como producto de un asalto para quitarles su celular a Angie y a su acompañamiento.
