* Denuncian tratos despóticos de parte de agentes del INM.
* Dos bolillos con frijol 45 pesos; una cubeta con agua para bañarse, 200 pesos.
/ Ángeles Mariscal (texto y fotografía /
SemMéxico/Chiapas Paralelo, Chiapas, 20 de septiembre, 2021.- “¿Por qué tanto dolor?”, se preguntan mientras narran cada muerte sufrida en su camino, cada violación a sus derechos, y ahora el abuso de la población local al que se enfrentan mientras logran avanzar hacia algunas ciudades de Chiapas.
“Negro baja del bus”, son las palabras de agentes del Instituto Nacional de Migración (INM), contra miles de migrantes originarios de Haití, quienes han intentado escapar en transporte público de la ciudad de Tapachula, y son detenidos por esta autoridad.
Los bajan de los autobuses, les exigen su documentación. Con tratos despóticos, les fotografían, les exigen -a ellos y sus hijos- mirar a las cámaras para ficharlos, aun cuando ya tengan permisos de tránsito y aprobación de las solicitudes de refugio. A muchos, de manera arbitraria, los obligan a subir a las camionetas del INM para regresarlos a Tapachula.
Los operativos de autoridades migratorias para detener o interceptar a migrantes, particularmente a los originarios de Haití, se extendieron a las zonas de entrada al país. El pasado sábado 11 de septiembre, interceptaron a unos 400 de ellos en la zona conocida como Lagartero, ubicada en las afueras de la ciudad de Tapachula.
Los subieron a tres autobuses y camionetas, para llevarlos a la frontera de Talismán, colindante con Guatemala. Ahí los bajaron sin mayor trámite. Ya no les permitieron entrar a México.
Pese a estos operativos, caminado, o en transporte, cientos de migrantes haitianos han logrado escapar y llegar a otras ciudades de Chiapas, en donde ahora enfrentan el abuso de la población local, que les cobra por transporte, comida y hospedaje, cantidades hasta 10 veces mayores que el precio establecido.
Sudorosa, deshidratada y con hambre, Sophia y su familia, originarios de Haití, caminaron casi 20 kilómetros por la carretera cargando a dos niños, uno de tres años y otro de siete meses. Se detuvieron en un crucero que comunica al municipio de Huixtla, se acercaron a un puesto ambulante de comida. Le preguntaron a la mujer que vendía cuánto costaba una torta, ella les respondió solo podía darles unos bolillos que tenía en una bolsa, y un poco de frijol.
Ellos aceptaron, pidieron dos. La mujer sacó las dos piezas pequeñas, puso en el interior de cada pan una cucharada de frijol. “¿Cuánto es?” Le preguntaron. Ella, sin rubor, respondió: “45 pesos”.
Ese es el precio que se llega a cobrar a la población migrante: dos bolillos con frijol 45 pesos; una cubeta con agua para bañarse, 200 pesos; un trayecto de 33 kilómetros en transporte, mil pesos por personas; la renta de un cuarto vacío, 1 mil 500 o 3 mil; si está amueblado, 7 mil. En algunos hoteles, aun cuando tengan el costo del hospedaje, les niegan el servicio.
“¿Por qué tanto dolor?”
“Nosotros no queremos quedarnos acá. Es favor que estamos pidiendo al presidente, libéranos por favor. Ha morido mucha gente buscando vida”, explica una mujer haitiana que habla español, y traduce las demandas de sus connacionales, quienes a su desesperación suman la dificultad para entender y hablar español.
La mujer ayuda a explicar que Kerven, de tres años, fuera arrastrado por el río cuando atravesaba con sus padres una zona selvática para llegar a Tapachula. Su madre “enloqueció” de dolor al ver cómo era arrastrado, y no poder ayudarle. Ahora el padre busca ayuda médica para su esposa, pero en esta ciudad no la encuentra.
Solette, otra mujer haitiana, detalla que su hijo de seis meses lleva varios días con fiebre, que fue a una clínica pública y el médico no quiso ver a su hijo. Sauret narra que todas las mañanas desde que llegó a esta ciudad, sale a buscar trabajo sin encontrarlo, porque las personas mexicanas se niegan a contratar migrantes; sin recursos para alimentarla, su familia lleva varios días comiendo solo atole de maíz.
“Presidente del país mexicano, nosotros haitianos necesitar, porque la vida en Tapachula es muy difícil. En nuestro país las circunstancias son muy difíciles, por eso tuvimos que migrar”, detalla Jean.
De manera constante desde hace cuatro semanas, migrantes de Haití realizan manifestaciones pacíficas en Tapachula. Con música y bailes, caminan las calles portando cartulinas con sus demandas. Esto es lo que se lee en algunas de ellas:
“No más abusos con los migrantes haitianos. Siempre queremos permanecer en todas ciudades de México. Somos inmigrantes, no somos delincuentes”, “No hay respeto de derechos humanos, aquí en México todos los que estamos buscando es la ayuda de la comunidad internacional”.
“No más compromisos en las espaldas de los haitianos. El gobierno está utilizando a los migrantes para buscar ayuda en Canadá y Estados Unidos”, “Si el gobierno necesita ayuda de otros países debe buscarlo de otra forma, pero no con apoyo de nosotros los migrantes”.
“Hay varias personas desaparecidas en las caravanas, queremos saber dónde están. Los migrantes no pueden resistir con tanto acto de tortura”. “No queremos nada con cualquier autoridad de Tapachula que dejarnos pasar”. “Por qué ya llegando a territorio, los guardias nacionales nos están llevando a Guatemala, Por eso dónde están los derechos H. Por qué ellos piden dinero para regresar”.
“Por qué en el país no respetan a los niños y las mujeres embarazadas ¿por qué tanto dolor? Los niños son el futuro de las juventudes, ¿Por qué tanto dolor con ellos?”.
SEM-ChiapasParalelo/am