*Política en Movimiento .
/ Angélica Beltrán /
(Noticias de México).- Si bien los legisladores morenistas no han logrado la unidad en lo político; deberían existir al menos, la misma postura en torno al caso Teuchitlán: de indignación y exigencia de la aplicación de la ley.
Pero no. La mezquina apreciación de Gerardo Fernández Noroña, presidente de la mesa directiva del Senado, de poner en duda la autenticidad de los zapatos hallados en el Rancho Izaguirre como propiedad de personas desaparecidas, ultrajadas o secuestradas, da un vuelco a la percepción de justicia que dicen tener personajes de la 4T, como este.
Y es que una cosa es la duda razonable; y otra, la ceguera ante una situación abominable que deja ver lo peor de un gobierno estatal, en primera instancia; y federal, ya que la FGR ha atraído el caso. Es un grito sordo el que se ha oído en varias regiones de México como esa zona de Jalisco, que asegura que ahí gobierna el crimen organizado y reina la impunidad; no existe la ley y la autoridad no ve nada.
Terrible que sean las madres buscadoras, esos colectivos formados a partir de las omisiones de las autoridades, las que se han dado a la tarea de escarbar con instrumentos básicos, en terrenos baldíos, montañas y diversas zonas donde la intuición, los testimonios y algunos indicios, les sugieren que hay restos humanos de personas que desapareció el crimen organizado. Y si eso no lo ven las autoridades encargadas de la seguridad pública, entonces no ven nada.
Ya han pasado seis años de un cambio de gobierno, supuestamente, radical en sus posturas respecto a la negligencia de sus antecesores; pero parece que un sexenio ha sido poco tiempo para hacer justicia y enfrentar a las células del crimen organizado; no obstante que se exhiben con total impunidad a través de actos como anuncios de ofertas de trabajo fraudulentas; de terrenos cuya actividad no está registrada por los censos ni económico ni de población. Qué pasa, ¿porque las hoy autoridades progresistas tampoco hacen ni ven nada?
En el primer trienio del gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2015) cuando fue diputada federal Rosario Merlín, de Guerrero, denunciaba las fosas clandestinas que plagaban el territorio del estado; siendo ella parte de colectivos de búsqueda, ya que colaboraba como voluntaria para encontrar, al menos, los restos de familiares y amigos desaparecidos.
En ese tiempo, la diputada Merlín García, del partido PRD-luego MOREN, mencionaba que los buscadores de personas desaparecidas recorrían todo el estado sin el apoyo de las autoridades en cuanto a información, herramienta ni acompañamiento; y que muchos buscadores enfermaban porque, en efecto, por doquier encontraron fosas clandestinas; y sin protocolos de higiene y cuidado, sacaban con sus manos los restos humanos. Todo Guerrero está convertido en un cementerio, expuso entonces.
Pero lo lamentable de políticos “progresistas” como Fernández Noroña y la diputada Merlín García, quien repitió como diputada federal en el segundo trienio del gobierno de López Obrador, guardó silencio sobre esas mismas denuncias de desapariciones forzadas.
Y hoy, que queda al descubierto un centro de adiestramiento de sicarios del Cártel Jalisco Nueva Generación, según primeras indagatorias, las autoridades vuelven a ser omisas y negligentes.
Así, mientras esta cruda realidad en México ya no sorprende a nadie, porque lleva muchos sexenios sonando, a veces en voz baja y otras a gritos; lo que indigna es la indiferencia de las “progresistas” autoridades en turno.
Pues lejos de actuar de manera pronta y expedita, la Fiscalía General de la República que encabeza Alejandro Gertz Manero, resolvió con un despliegue de circo, maroma y teatro, al organizar la visita al Rancho Izaguirre, de periodistas y colectivos de madres buscadoras. ¿Para qué? No lo sabemos. Ya que corresponde a la autoridad escarbar, recabar pruebas, realizar indagatorias y, sobre todo, evitar la alteración de pruebas.
En fin, que este es un llamado de atención para las autoridades como la presidenta de México, Claudia Sheinbaum y su gabinete de seguridad, para que hagan lo que corresponde y no minimicen una cruda realidad que, si bien no iniciaron, sí tienen la obligación de acabar; y es tiempo de comenzar; sino, MORENA perderá popularidad y votos; además dejará en entredicho la sentencia de no ser iguales a sus antecesores.