* Se trata del fin de los más de 50 años de mando de la familia Al Assad marcado por la tiranía.
* Preocupa el vacío en el poder y quien pudiera llenarlo.
08.12.2024 Siria.- El Gobierno sirio fue derrocado en la madrugada del domingo luego de que la ofensiva de la coalición liderada por el grupo islamista Organismo de Liberación del Levante junto a otras facciones respaldadas por Turquía para derrotar al Gobierno sirio, sometiera las regiones controladas por el Gobierno del presidente sirio Bashar Al Assad, y llegará a la capital en tan sólo 11 días.
Las versiones son que la entrega del gobierno Sirio de este 8 de diciembre fue pactada para evitar el derramamiento de sangre de acuerdo al Ministerio de Exteriores de Rusia, que confirmó que Bashar Al Assad abandonó el país y ordenó una transferencia “pacífica” del poder tras el ingreso de grupos de la alianza rebelde a la capital, Damasco.
“Como resultado de las negociaciones entre Bashar al Assad y varios participantes en el conflicto armado en el territorio de la República Árabe Siria, ha decidido dejar el cargo presidencial y abandonar el país, dando instrucciones para llevar a cabo la transferencia de poder pacíficamente”, precisó en un boletín.
El gobierno ruso niega haber participado en las negociaciones pero dejó claro que está en contacto con todos los grupos de la oposición siria, reporta la agencia de noticias TASS.
“Nos dirigimos a todas las partes implicadas con el llamado de evitar el uso de la violencia y solucionar todos los problemas del control del país por vías políticas”, definió, cuando se sabe que Vladimir Putin utilizó su alianza con Bashar Al Assad para expandir la influencia rusa en Oriente Medio.
Del destino del Presidente Sirio Poco se sabe e incluso se especula que pudo haber muerto pues el vuelo en dónde se supone partió hizo un extraño movimiento al descender, virar y luego desaparecer del radar por lo que conjeturan que pudo haber sido derribado aun cuando no hay una constatación del hecho. Hay versiones que ubican a Bashar Al Assad en África.
La caída del Gobierno del presidente sirio, Bashar al Assad, se da tras casi 14 años de lucha por mantenerse en el poder mientras su país se veía desgarrado por una devastadora guerra civil que se convirtió en un campo de batalla para las fuerzas regionales e internacionales con una grave violación a los derechos humanos y que hoy se está revelando al sacar de las cárceles (centros de tortura) a familias enteras .
Hoy las notas informativas de las agencias internacionales dan cuenta de cómo con tan sólo 34 años, y oftalmólogo educado en Occidente de carácter afable a la muerte de su padre cambió cuando estallaron las protestas contra su Gobierno en marzo de 2011, y Bashar al Assad empleó entonces las mas duras tácticas utilizadas en su día por su padre para intentar reprimirlas.
Sorprendió pues en sus primeros meses como improbable presidente de Siria en 2000, cuando muchos esperaban que fuera un joven reformista tras tres décadas de férreo control de su padre Basher al Assad llegó al poder, liberó a los presos políticos y permitió un debate más abierto.
Durante la “Primavera de Damasco” emergieron con apoyo oficial salones para intelectuales, donde los sirios podían hablar de arte, cultura y política de una forma que había sido imposible bajo su padre.
Poco duró. Después de que 1.000 intelectuales firmaran una petición pública en 2001 pidiendo democracia multipartidista y mayores libertades, y de que otros intentaran formar un partido político, los salones fueron clausurados por la temida Policía secreta, que detuvo a decenas de activistas.
Cuando el levantamiento se convirtió en una auténtica guerra civil, Bashar Al Assad recurrió a su Ejército para bombardear las ciudades controladas por la oposición, con el apoyo de sus aliados, Irán y Rusia. Grupos internacionales de derechos humanos y fiscales acusaron a los centros de detención del Gobierno sirio de torturas y ejecuciones extrajudiciales generalizadas que los videos de la liberación de los presos políticos muestran a mujeres niñas y niños en estos centros de crueldad.
Según han contabilizado los organismos de Derechos Humanos internacionales la guerra siria se ha cobrado casi 500.000 vidas y ha obligado a huir de sus hogares a la mitad de los 23 millones de habitantes que tenía el país antes de la contienda.
Cuando la revuelta se convirtió en guerra civil, millones de sirios buscaron refugio en países vecinos como Jordania, Turquía, Irak y Líbano, y muchos continuaron su viaje hacia Europa. Su marcha pone fin al Gobierno de la familia Al Assad, que ha durado algo menos de 54 años. La falta de un sucesor claro sume al país en una mayor incertidumbre.
Cuando la guerra Civil parecía llegar a un punto muerto, con el Gobierno de Al Assad recuperando la mayor parte del territorio sirio, los países vecinos empezaron a aceptar el control del poder por parte del presidente sirio Al Assad. En 2023la Liga Árabe restableció la condición de miembro de Siria y, en mayo, Arabia Saudí nombró a su primer embajador en Siria en 12 años, tras cortar sus lazos con Damasco.
Lo sorpresivo ocurrió a mediados de Noviembre cuando la alianza de rebeldes asentados en el noroeste de Siria atacaron las zonas controladas por el gobierno sirio, en un momento en quien los aliados de Siria estaban mas preocupados por sus propios conflictos como es Rusia con Ucrania e Irán con Israel. .
Las Fuerzas rebeldes
La Primavera Árabe fue la génesis de las fuerzas rebeldes organizadas en una coalición liderada por el grupo islamista Organismo de Liberación del Levante junto a otras facciones respaldadas por Turquía para derrotar al Gobierno sirio.
La serie de manifestaciones, rebeliones y levantamientos armados que tuvieron lugar en el mundo árabe entre 2010 y 2012 en la primavera árabe se extendieron por países como Túnez, Egipto, Yemen, Bahréin, Libia y Siria. Las protestas exigían democracia, libertad, el fin de la corrupción y la justicia social.
El detonante de la Primavera Árabe en Siria fue el acto de protesta de Mohamed Bouazizi, un joven desempleado que se prendió fuego en el ayuntamiento de Sidi Bouzid, Túnez, en 2010.
Se considera que la Primavera Árabe fue provocada por la insatisfacción, particularmente de los jóvenes y los sindicatos, con el gobierno de los gobiernos locales, aunque algunos han especulado que las grandes brechas en los niveles de ingresos y las presiones causadas por la Gran Recesión también pueden haber tenido algo que ver.
La persistencia de la corrupción, el sectarismo, el nepotismo y el soborno generalizado que existían en el partido, la burocracia y el ejército provocaron una ira popular que desembocó en las protestas a gran escala de la Revolución. En enero comenzaron pequeñas protestas que exigían reformas gubernamentales pero fueron desoídos.
La Primavera Árabe impactó a Siria, y sin escuchar sus demandas, las fuerzas de seguridad emprendieron una brutal represión, mientras Al Assad negaba sistemáticamente que se enfrentara a una revuelta popular y culpaba a “terroristas apoyados desde el extranjero” de intentar desestabilizar su régimen. Le apoyaron grupos minoritarios de Siria, como cristianos, drusos y chiíes, y algunos suníes, que temían la perspectiva de un Gobierno de extremistas suníes, incluso más de lo que les disgustaba el régimen autoritario de Al Assad.
Cuando estallaron las protestas en Túnez y Egipto, que acabaron derrocando a sus gobernantes, Al Assad descartó la posibilidad de que ocurriera lo mismo en su país, insistiendo en que su régimen estaba más en sintonía con su pueblo.
En Túnez, el proyecto democrático parece tener bases sólidas, aunque está amenazado por la crisis económica y el terrorismo fundamentalista.
En Egipto, el régimen autoritario volvió a imponerse tras un breve verano democrático. En Libia, Siria y Yemen, las protestas pacíficas derivaron en guerra civil y hoy Siria cae en lo que parece una negociación.
En otros países árabes, se emprendieron procesos de liberalización política, pero no han modificado sustancialmente la naturaleza autoritaria del poder.
El mundo árabe se dividió en dos bandos: el de los países suníes aliados de Estados Unidos, como Arabia Saudí y Egipto, y el de Siria e Irán, liderado por los chiíes, con sus vínculos con Hezbolá y los militantes palestinos.
En todo momento, Al Assad se apoyó en gran medida en la misma base de poder que su padre: su secta alauita, una rama del islam chií que representa alrededor del 10% de la población. Muchos de los cargos de su Gobierno fueron a parar a generaciones más jóvenes de las mismas familias que habían trabajado para su padre.
Al Assad recurrió a su propia familia. Su hermano menor, Maher, dirigió la Guardia Presidencial de élite y encabezó la represión de la revuelta. Su hermana, Bushra, era una voz fuerte en su círculo íntimo, junto con su marido, el viceministro de Defensa, Assef Shawkat, hasta que murió en un atentado en 2012. El primo de Bashar, Rami Makhlouf, se convirtió en el mayor hombre de negocios del país, dirigiendo un imperio financiero antes de que ambos tuvieran un desencuentro que llevó a apartar a Makhlouf.
Al Assad también confió cada vez más funciones clave a su esposa, Asma, antes de que ésta anunciara en mayo que se estaba sometiendo a un tratamiento contra la leucemia y se apartara de los focos.