JUEGOS DE PODER/Leo Zuckermann /
El Presidente de la República de mal modo se inconforma con los medios de comunicación en su cobertura de la emergencia sanitaria. Los mexicanos, y en particular los especialistas, reclaman al gobierno que México sea uno de los países con menos pruebas de contagio.
Es muy simple, si no se identifica la magnitud del problema, difícilmente puede manejarse. Por eso la OMS recomendó los tests. Si no hay pruebas, todas las cifras serán imprecisas y por lo mismo discutibles, incluso la de los fallecimientos por covid-19, ya que no se registrarán como tales porque no se puede conocer la causa del deceso.
El Presidente ha hecho uso de un publicista irresponsable en extremo. El Dr. Hugo López-Gatell ha hecho un daño enorme por jugar a la política ante un Presidente urgido de control y contención.
Burlador burlado le ocurrió al Presidente con su subordinado. México debió tomar medidas preventivas con mayor oportunidad, aprovechar que la pandemia llegaba con retraso.
En lugar de aprender de la experiencia ajena, hubo complacencia. La postura frívola del Presidente se impuso con la connivencia del médico.
El pasado viernes México superó en número de fallecidos a China, lugar de origen del contagio. Contrario a lo que dice el Presidente, la curva ascendente no se ha contenido. Las discutibles cifras oficiales muestran lo contrario.
El número de defunciones lo prueba, con todo y que no se contabilizan todas las que ocurren, como sucede en muchos países, porque aquí seguramente es mayor por la escasez de pruebas y porque muchos fallecen en domicilios.
Aunque a los senadores en abril López Gatell pronosticó 4 mil fallecidos a lo largo de la crisis, el 4 de mayo precisó que estarían en el orden de 5 a 6 mil. Al día de ayer se han superado los 5 mil.
Seguramente a fin de mes, cuando inicie la nueva normalidad para todo el país, habrá mucho más de siete mil. Si el Presidente hubiera estado informado de que para fin de mes México estaría con más de siete u ocho mil muertos y en el muy poco honroso sitio de los diez países con mayor número de fatalidades, quizá hubiera moderado su triunfalismo tan exacerbado como peligroso, al igual que su generosa defensa del funcionario.
La cifra del experto fue de 6 mil. ¿Cuántos requiere para presentar su renuncia por la equivocación? ¿10 mil, 12 mil? ¿El Presidente habrá de llamarlo a cuentas? ¿El sector médico independiente habrá de reclamarle lo errático de sus cifras en el tema más sensible de la salud que es proteger la vida? ¿habrá que conformarse y asumirlo como un error más del largo rosario de mentiras del actual régimen?.
El país y el gobierno en manos de un irresponsable en extremo. López-Gatell debe ser llamado a cuentas por el gobierno o por quien sea. Citar su irresponsabilidad no es un juicio temerario, es resultado de las fatalidades que ahora se nos vienen encima como castigo por la complacencia.
Por cierto, las zonas de afinidad lopezobradorista han sido las más severamente castigadas. Los gobernadores que asumieron su responsabilidad a pesar del rechazo federal ven con alivio que en sus territorios no hay el signo de muerte de otros lugares.
Coahuila, Sonora, Jalisco y Nuevo León son ejemplares, más el primero que supo hacer virtud de la tragedia de Monclova; es el estado en el que menos fallecimientos ha habido en los últimos diez días. En ese periodo Coahuila reporta seis fallecidos; Ciudad de México, 654, 100 veces más.
Superar la marca de los 6 mil es la medida del error cometido a la vista de todos y con una autoridad que desde el más elevado sitio ha condenado cualquier observación crítica o reserva a la conducción del Dr. López Gatell en el manejo de la crisis sanitaria.
A pesar de la realidad, en breve habrá de regresarse a la nueva normalidad, el reto de todos es extremar precaución ante una autoridad anulada por sus propias ignorancia y soberbia.