* Las tres teorías populares sobre los colores que visten hoy al feminismo.
* El Morado fue adoptado desde sus orígenes.
Redacción/
8 marzo 2020.- Esta lucha por la igualdad de género toma diferentes escenarios así como representaciones y colores.
Si 2018 fue el año en que el movimiento llegó a la alfombra roja de los Oscar – cuando el gremio de actrices se coordinó para vestir de negro en favor del MeToo- éste ha sido el año del himno global feminista “Un violador en tu camino”, cantado por millones de mujeres con vendas, negras o verdes, en diferentes partes del mundo y que sin duda este domingo volverá a entonarse en las calles.
En las últimas marchas y manifestaciones se le ha dado una gran importancia a los colores, Violeta o Morado, Verde y el negro por el luto.
Ambos tonos surgen de las banderas tricolores (violeta, blanco y verde) que llevaban las sufragistas británicas a principios de siglo XX en sus manifestaciones para pedir el voto de la mujer. Una de sus líderes más importantes, Emmeline Pethick-Lawrence, explicaba por qué habían elegido esos tres colores en su lucha: “El morado, el color de los soberanos, simboliza la sangre real que corre por las venas de cada sufragista, simboliza su conciencia de libertad y dignidad. El blanco simboliza la honradez en las vidas privada y política. Y el verde, la esperanza por un nuevo comienzo”.
En los carteles, pancartas, pósters, camisetas, pins y demás prendas. Se trata del color internacional del movimiento por la igualdad de derechos y el tono que las sufragistas estadounidenses adoptaron como uniforme en la marcha de Washington a favor de la Enmienda por la Igualdad de Derechos en 1978.
146 mujeres murieron calcinadas en un incendio que se produjo en una fábrica textil de Nueva York y cuentan que el humo que salía era de color violeta
Pero la asociación del violeta con el feminismo data de mucho antes. Concretamente, existe una leyenda que lo vincula con el color de las camisas que fabricaban las shirtwaists, 146 mujeres que murieron calcinadas en un incendio que se produjo en una fábrica textil de Estados Unidos en 1911. Los hechos se le atribuyeron al propio jefe que, ante la huelga de las trabajadores, prendió fuego al edificio con todas ellas dentro.
Esta misma historia relata que el humo que salía de la fábrica y se podía ver a kilómetros de distancia era precisamente de color violeta. Pero, más allá de lo anecdótico, las propias sufragistas inglesas también lo adoptaron en 1908, junto con otros dos colores, el verde y el blanco.
Tal y como se puede apreciar en la película Suffragette o Sufragistas -un film dirigido por Sarah Gavron que nos escupe la realidad en la cara, de manera brillante, astuta y elegante- las protagonistas salían a la calle con bandas o flores de este color.
Pero, ¿en qué momento empezamos a identificar la lucha feminista con los tonos morados,verde y blanco? Solo una cosa es segura: es un símbolo que el propio movimiento adoptó ya en sus orígenes, aunque el proceso exacto siga sin estar del todo claro a día de hoy. resumiendo, son tres las teorías más populares al respecto.
¿Por qué el morado es el color del movimiento feminista?
Un incendio que cambió la Historia.
El 25 de marzo de 1911, un incendio en la fábrica de blusas de la Triangle Waist Company en Nueva York acabó con la vida de 146 trabajadores, 123 de ellos mujeres. Aunque las causas del fuego nunca se esclarecieron del todo, hubo un factor determinante que enervó a la opinión pública: las trabajadoras no pudieron huir del incendio porque las puertas de la fábrica estaban cerradas para evitar que abandonasen sus puestos de trabajo durante la jornada laboral.
La catástrofe llamó la atención sobre las condiciones de trabajo de las mujeres del sector textil de la época y fomentó la fundación del ILGWU, uno de los sindicatos de trabajadoras más importantes de los años 20 y 30. Un paso importantísimo para la reivindicación de los derechos de las mujeres, pero, ¿qué tiene que ver todo esto con el morado?
Se dice que el humo que salía de las chimeneas de la fábrica tenía este tono, debido al color de las telas con las que allí se trabajaba, aunque es un dato que nunca se ha confirmado. Y lo cierto es que, varios años antes, las sufragistas inglesas ya habían adoptado el morado en sus reivindicaciones, como veremos más tarde.
La igualdad entre géneros.
Otras teorías apelan a una explicación mucho más práctica: el morado, como color resultante de la mezcla de azul y rosa, sería el término medio entre estos dos colores, tradicionalmente asociados a los sexos masculino y femenino, respectivamente. Pero lo cierto es que esta asociación tiene apenas cien años, y ha ido cambiando a lo largo de las décadas, por lo que esta es una teoría hasta cierto punto dudosa.
En efecto, en EEUU, antes de los años que rodearon a la Primera Guerra Mundial, los bebés vestían simplemente de blanco, sin importar su género, y solo a partir de entonces empezaron a utilizarse los tonos pastel para la ropa infantil. E incluso cuando empezó a hacerse esta separación por géneros, encontramos que, dependiendo del país (¡o incluso del estado de EEUU!), a veces el azul era para niños y a veces para niñas, y lo mismo con el rosa. Sí, un mundo en el que los bebés varones visten de rosa y las chicas de azul: una muestra de que muchas de las asociaciones inconscientes de color que hacemos no son más que estereotipos que responden a una convención, y no a un principio inmutable.
¿Por qué el morado es el color del movimiento feminista?
El color de las almas nobles.
La más probable de todas las teorías está relacionada, como mencionábamos antes, con los orígenes del movimiento sufragista británico. Ya en 1908 la WSPU inglesa, el movimiento político solo para mujeres que luchó durante las primeras décadas del siglo XX por el derecho al voto femenino, incluyó en una de sus manifestaciones tres colores que buscaban representar sus valores: el blanco, el verde y el morado.
Como dejó explicado Emmeline Pethick-Lawrence, una de las activistas más importantes de la época y la mujer acreditada con haber decidido el uso de estos tres colores, “el morado, el color de los soberanos, simboliza la sangre real que corre por las venas de cada sufragista, simboliza su conciencia de libertad y dignidad. El blanco simboliza la honradez en las vidas privada y política. Y el verde simboliza la esperanza por un nuevo comienzo.”