Los cómplices de Naasón

**LINOTIPIA.

/ Peniley Ramírez /

-Sabemos que hay un problemita. ¿Qué quieren para arreglarlo? ¿Qué les haría feliz? -dijo uno de los enviados de Naasón Joaquín.

-Que nos dejen en paz -respondió Sochil Martin.

Era otoño de 2016. Martin, su esposo Sharim Guzmán, y tres jefes religiosos de La Luz del Mundo estaban reunidos en un café en Ensenada, Baja California. Discutían por qué Martin y Guzmán habían dejado de asistir a los cultos. Guzmán había descubierto cientos de mensajes entre ella y Naasón Joaquín, el líder de la iglesia. Joaquín le pedía fotografías con niñas, en ropa interior.

Los enviados pidieron a la pareja que siguieran asistiendo a la iglesia. Trataron de comprarles su casa y les ofrecieron un puesto político. Cuando no aceptaron, les ordenaron que se fueran de la ciudad.

Meses después, Martin y su esposo denunciaron, en tribunales civiles y criminales, a Joaquín y a La Luz del Mundo por explotar sexualmente a integrantes de su comunidad y utilizarlos como prestanombres en una millonaria red de lavado de dinero.

El relato de la reunión en Ensenada es el inicio de una carpeta de investigación sobre el caso que abrió la Fiscalía General de la República en 2019. “Naasón envió a Nicolás Menchaca y a Rogelio Zamora a silenciarnos”, me dijo Sharim Guzmán cuando lo entrevisté sobre la reunión para esta columna. Hasta ahora, la iglesia ha negado que alguno de sus miembros hiciera algo incorrecto.

Hace una semana, Joaquín se declaró culpable de haber abusado de tres fieles. En lugar de cadena perpetua, como pidió la Fiscalía de California en 2019, ahora su sentencia será solo de 16 años.

Pero ese caso no cierra la investigación a La Luz del Mundo. En EU, la iglesia tiene pendiente una indagatoria del Buró Federal de Investigaciones, para la que han contactado a víctimas. Además, Martin interpuso una demanda civil en 2020. Acusó al consejo de obispos de La Luz del Mundo de formar una red de tráfico de niños entre México y Estados Unidos para trabajar forzadamente y tener relaciones sexuales con el líder Joaquín.

En México, esta semana las víctimas recibieron un aviso informal de que se retomará una investigación criminal. Durante meses, el caso avanzó lentamente en la Fiscalía General de la República en espera de que se resolviera el juicio en California.

Para esta indagatoria, la Fiscalía mexicana entrevistó a Sochil y a otros exfieles, obtuvo información, mapas e imágenes de los túneles debajo de la sede principal de la iglesia en Guadalajara. Los testigos declararon que allí se guardaba dinero y, en una residencia contigua, había un cuarto con un oso de peluche gigante donde abusaban de niñas.

Obtuve una copia de esa carpeta mexicana en 2020, mientras trabajaba para Univision Investiga. Incluye más de 2,000 páginas de declaraciones, solicitudes de información sobre los cómplices de Joaquín y descripciones de cómo la iglesia silenciaba a las víctimas de abuso sexual, presionándolas a través de sus familias y su comunidad, mientras los perpetradores eran reubicados en nuevas sedes, en donde solían cometer los mismos abusos. Es un modelo similar al que se ha reportado sobre sacerdotes de la iglesia católica, que abusaban de nuevas víctimas en cada nuevo sitio al que llegaban.

En mayo de 2020, la Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda presentó una denuncia penal contra Naasón Joaquín, cinco filiales de La Luz del Mundo, registradas como asociaciones religiosas y una empresa controlada por la iglesia. Detallaba cómo la iglesia usó a los fieles para que compraran casas, terrenos, autos, como si fueran para ellos, para luego transferir millones de dólares a cuentas en México y Estados Unidos controladas por Naasón Joaquín y sus colaboradores más cercanos.

Todo esto sigue por investigarse y aclararse, en ambos países. Tampoco conocemos quiénes fueron todos los pastores, políticos y empresarios que ayudaron a Joaquín a cometer sus crímenes. El caso no termina con su declaración de culpabilidad en California, ni con la sentencia reducida que sus abogados negociaron. En los próximos meses, México debería jugar un papel mucho más decisivo en que se conozca quiénes son los cómplices, qué sucedió con esas niñas y niños y con todo ese dinero.