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/ Estefanía López Paulín /
En las últimas décadas el concepto de familia se ha ampliado y diversificado dando cabida a modelos familiares diferentes, por ello, el estigma relacionado con las madres solteras es cada vez menor, e incluso muchas mujeres escogen deliberadamente este camino para formar su familia. Pero a pesar de esto aún existe el juicio y la crítica, y debido a los múltiples desafíos que enfrentan las madres solteras, esta tarea se vuelve aún más difícil, exigente y en muchas ocasiones, solitaria.
Sin embargo, saber cuáles son los desafíos más frecuentes a los que se enfrenta una madre soltera nos da la oportunidad de empatizar y derrumbar juicios, además de que si eres madre soltera identificar estos futuros problemas te dará la oportunidad de afrontarlos de mejor manera y vivir una maternidad más plena.
Sobrecarga de tareas y responsabilidades
Las mujeres que ejercen la maternidad sin una pareja asumen la responsabilidad económica, moral y afectiva de la crianza. Se convierten en el único sustento económico de la familia, ejercen todas las funciones parentales y educativas y se ocupan de las tareas domésticas, generando así un desgaste físico y psicológico mayor.
Dependencia de la familia
Diversas situaciones pueden llevar a las madres solteras a recurrir a la familia en múltiples ocasiones, debido a esta necesidad y a la ausencia de otro progenitor, los familiares pueden extralimitarse y pasar de apoyar a ejercer una autoridad que no les corresponde, además de que las decisiones sobre la educación de los menores solo conciernen a la madre y esta puede verse desautorizada por otros miembros de la familia.
Aislamiento
En el caso de las madres solteras, la intensidad de esta sensación de soledad puede ser mayor, no solo por no contar con otro adulto en el hogar, sino porque la sobrecarga de tareas reduce la disponibilidad de tiempo libre para dedicar a las relaciones sociales. Y esta limitación se mantiene durante gran parte de la infancia de los hijos.
Emociones negativas
Todo lo anterior puede dar lugar a la aparición de emociones negativas: el exceso de responsabilidades y la falta de tiempo puede generar ansiedad y estrés sostenido, la sensación de aislamiento y la falta de gratificaciones en otros ámbitos diferentes a la maternidad pueden causar tristeza, irritabilidad y apatía, y del mismo modo, la necesidad de recurrir al apoyo familiar y verse desautorizada puede minar la autoestima y la autoconfianza.
La culpa
Por ultimo, muchas madres sienten culpa al comprender que sus hijos crecerán sin la presencia de esa otra figura de referencia; se sienten responsables por no haber logrado mantener la familia unida o temen las repercusiones que esto puede tener en el desarrollo de los menores, una emoción que se ve incrementada por el juicio y las opiniones del entorno.
Para reducir el impacto psicológico y emocional de todos los anteriores desafíos es necesario un cambio de paradigma social que apoye y valide a las familias dirigidas por madres solteras. También contar con apoyo, comprensión y un espacio seguro en el que ventilar las emociones puede resultar fundamental para estas mujeres.