*Los heraldos negros.
/ Por Juan José Barrientos /
Este año empezó con la noticia del fallecimiento de Jorge Aguilar Mora, que hizo el doctorado en el Colmex en los mismos años que yo (1967 y 68), y en 1973 me dejó su puesto de “lector” en Toulouse.
Recuerdo que ese año estuvimos unos días en París, donde lo acompañé a ver a Sylvia Molloy, que ya había publicado su libro sobre La Difussion de la littérature hispano-américaine en France.
Antes, lo visité una vez en Princeton, donde estuvo como lector durante 2 años.
En París, lo volví a ver cuando yo ya estaba como lector en la Sorbonne.
Quería ir a Chartres con Rosario Ferré, con quien se había casado, y me pidió que le prestara un bochito convertible que me había yo comprado.
Desafortunadamente, no tenía un permis de conduire, y así es un delito manejar, y me hubiera metido en líos si se lo presto y por algún motivo lo detienen. Además, había que avisarle al seguro. Total, un lío y de nada sirvió que ofreciera llevarlos.
En la foto que se publicó en Letras libres, lo veo muy avejentado. Tenía 2 años menos que yo, que este año cumplí 80.
Y luego, el 3 de julio falleció en París Alida Cordero, la viuda de Ribeyro, a quien visité varias veces en su apartamento del Parc Monceau, para hablar sobre Julio y sus cartas a Luchting, de las que la UV publicó una selección, prologada y anotada por mí.
Era una marchant d’art que una vez vendió un cuadro de van Gogh y cobró de comisión un millón de dólares, lo que implica que el cuadro se vendió en 50 millones.
Ahora vamos a ver qué hace su hijo y si al final se publica la correspondencia que ayudé a compilar y los diarios inéditos.
Y hace unos días me enteré de que poco después de Alida murió Jacques Lafaye,
A quien le debo la oportunidad de enseñar durante 2 años en la Sorbonne.
En Francia la jubilación es obligatoria a los 67 años, pero Lafaye se trasladó a México, donde prácticamente tuvo otra vida, como investigador en el Colegio de Jalisco.
Y aquí, en México, escribió varios libros, y entre ellos una biografía de Bataillon, su maestro, y un libro sobre Octavio Paz, que por cierto me invitó a presentar en Guadalajara con Fabienne Bradú hace unos 9 años.
Tuvo 3 hijos y uno de ellos escribió un libro acerca de Stefan Zweig, traducido y publicado en España. Otro era músico, me parece, y otro mencionó que trabajaba como chauffeur de la princesa Diana pero se indispuso el día que ella falleció.
Es muy triste pensar que ya nunca podré volver a hablar con ellos.