Los retos del 2026

*El Ágora

/Octavio Campos Ortiz/

Nadie desea que le vaya mal al gobierno; si funcionan la gobernabilidad y las políticas públicas, nos ira bien a los mexicanos sin distingo de clases, credos o ideologías. Estamos asidos a la esperanza de tener un país próspero, con oportunidades, crecimiento, armonía, tranquilidad y paz social. Para lograr eso, se requiere de la unidad nacional, de abandonar el discurso de odio, la polarización y el maniqueísmo para interpretar la historia. En el supuesto de que el proyecto político de la 4T coincida con los verdaderos intereses nacionales y que la administración pública busque el bienestar social y el desarrollo material e intelectual de los gobernados, el reto para el año entrante es enorme.

Las autoridades deberán reorientar las acciones de gobierno para que, con base en un efectivo plan sexenal, se redefina el papel del Estado y refundar el pacto social a fin de cumplir con la función primigenia de preservar la vida y el patrimonio de los mexicanos. Ello conlleva una visión de estadista que permita, con renovados valores sociales y morales, lograr la unidad nacional para contar con un gobierno fuerte que conduzca los destinos de la República y estructure acciones que definan la política de seguridad nacional y la defensa de la soberanía. Hay que recuperar la cohesión de la política interior y retomar el liderazgo de la política exterior. Esos objetivos permitirán la verdadera gobernanza.

Otro desafío para quienes ejercen el poder político es conseguir crecimiento económico con desarrollo. Las erróneas decisiones en materia de comercio internacional, la inexperiencia en la administración pública, la obsesión por desterrar todo lo hecho en el pasado, la satanización de los emprendedores nacionales y extranjeros, la necedad de regresar al estatismo populista de los setentas y la ausencia de un proyecto económico viable provocan el estancamiento, cuando no el decrecimiento, una inflación poco controlada, la ausencia de inversiones, desempleo, incertidumbre jurídica y desconfianza empresarial. Tras siete años de crecimiento cero, lo importante es que los administradores de la 4T tengan una estrategia que revierta el hecho de que más del 60 por ciento de la economía nacional dependa del comercio informal y de las remesas, las cuales son una vergüenza para cualquier gobierno, ya que no son ingresos a las arcas fiscales y solo atienden parte del consumo interno.

Hay que alentar el empleo formal y bien remunerado -el salario no debe incrementarse por decreto-, para ello es prioritario atraer la inversión nacional y extranjera, lo que requiere de certeza jurídica. Fue un error desaprovechar el nearshoring. No se requiere de incondicionales empresarios que defienden intereses personales, sino emprendedores que arriesguen capitales y tengan visión a futuro. Hoy más que nunca dependemos del T-MEC y de otros acuerdos comerciales. Olvidemos el espejismo de las remesas, ya que no generan riqueza, sino apoyo a las familias de migrantes. Se debe combatir la pobreza, pero no con las dádivas de los programas asistencialistas, sino con empleo formal y regresar al espíritu aspiracional que fortalezca a la clase media.

Otro gran reto es sanear el colapsado sistema de salud, para lo cual se requiere del apoyo de la industria farmacéutica nacional, cumplir con los adeudos y dejar de estigmatizarla para garantizar el abasto de medicamentos. Debe acabar la corrupción en el sector y alentar la construcción, mantenimiento y funcionalidad de clínicas, laboratorios y hospitales. Contratar personal para satisfacer la demanda de derechohabientes y crear un nuevo organismo de salubridad que atiende óptimamente a los 35 millones de mexicanos que se quedaron sin servicios de salud por la torpe decisión de desaparecer el Seguro Popular. Nunca tendremos un sistema como el de Dinamarca, pero los mexicanos merecen un servicio digno y eficiente de salud.

La educación es otra asignatura pendiente. Los niños y jóvenes tienen derecho a la educación de calidad. Hay que erradicar el modelo educativo ideologizante que impuso la 4T, garantizar el ingreso de los alumnos a todos los niveles educativos, no solo en las escuelas públicas, sino también en planteles privados. Hay que privilegiar la inteligencia y la competitividad de los estudiantes. La excelencia académica solo se logra con conocimientos científicos para preparar profesionistas competitivos en un mundo globalizado. Regalar calificaciones y fomentar la mediocridad con becas sin exigir resultados es condenar a la juventud a ser mano de obra barata.

Esos son algunos retos que esperan al México de mañana. Necesitamos un gobierno comprometido que vea más allá de su permanencia en el poder.

Apostilla: La renuncia de Juan Carlos Hank Krauss al PVEM en Baja California generó gran especulación y muchos lo ven como un posible candidato de Movimiento Ciudadano (MC) para la gubernatura del estado en 2027. Hank Krauss anunció su salida del PVEM y destacó su compromiso con la ciudadanía y las causas sociales. En su carta de renuncia mencionó que su decisión se debe a la necesidad de ampliar su actividad social y dedicar esfuerzos a proyectos que trasciendan lo partidista.  Juan Carlos es hijo del exalcalde de Tijuana, Jorge Hank Rhon. Su salida del PVEM generó rumores sobre su incorporación a Movimiento Ciudadano, partido con el que ha estado en contacto recientemente. ¿Qué significará esto para la política en Baja California?

El autor de este espacio desea a sus amables lectores unas felices fiestas decembrinas y un venturoso 2026. Nos saludamos el año entrante. La alegría ya viene.