Por: Zaira Rosas.
La pandemia ha puesto al descubierto múltiples deficiencias, pero también ha explotado al máximo la creatividad y la innovación en nuestras áreas de oportunidad. Hemos visto al mundo digitalizarse a marchas forzadas, expandir las ganancias en puntos donde la tecnología es inherente y su manejo nato, aunque en la otra cara de la moneda se incremente la desigualdad y la falta de oportunidades pues el mundo virtual no está al alcance de todos.
En medio de los avances y retrocesos está una generación presente y otras por venir que tendrán que enfrentar mayores retos y replantear los panoramas que les tocará vivir. Hoy en día existe un común denominador en el mundo: hay una crisis acentuada en el aspecto económico, donde algunos pocos brillan gracias a sus innovadoras ideas, pero el promedio de jóvenes carece de oportunidades laborales pese a contar con la mejor preparación.
Desde hace años el mundo anunciaba una necesidad de revolución en la educación, los dogmas escolares eran insuficientes para dar solución a las problemáticas de la vida real, se hacía evidente la desigualdad social entre las escuelas públicas y privadas, puesto que la educación particular llegaba a ser más actual y especializada. De ahí surgió la urgencia de crear vínculos más estrechos con el sector empresarial, pero también en los espacios públicos, aunque de inmediato se hizo evidente que no bastan títulos escolares para demostrar experiencia.
Comenzó una lucha de generaciones en múltiples ámbitos, las empresas buscaban personas jóvenes debidamente preparadas, pero bajo los estándares de compromiso y rendimiento que tenían las generaciones de antaño, evidentemente sin ofrecer las mismas condiciones laborales, puesto que hoy en día ya nadie conocerá el concepto de jubilación, sin mencionar las exigencias digitales de un entorno actual.
La falta de contratos fijos, la búsqueda constante de trabajadores desde casa, la demanda del empleo de manera remota o virtual nos obliga a replantear la educación, pero no como una atención temporal y urgente, sino como medida permanente y desde la raíz. Si el mundo laboral demanda conocimiento integral y a la vez altamente especializado, así han de ser las escuelas, preparando a los jóvenes desde hoy para resolver las problemáticas de mañana, capaces de adaptarse a los cambios vertiginosos del tiempo.
Uno de los hombres más exitosos en la historia comenzó desafiando los estándares de su educación, buscó aprender de aquello que nutriera sus intereses y no lo que le dictaba una carrera. Aunque no contaba con un título universitario que respaldara su conocimiento, Steve Jobs si contó con infinidad de empresas que revolucionaron el mundo y demostraron que en el futuro la clave del éxito es multidisciplinar.
Tengo la fortuna de dar clases en distintos ámbitos y cuando mis estudiantes me preguntan qué herramientas requieren para obtener éxito, siempre les respondo que la clave es nunca dejar de aprender, ser resilientes, capaces de adaptarse a las circunstancias y sobre todo desarrollar al máximo su creatividad. Sin embargo, para poder aplicar esta respuesta es indispensable contar con elementos de apoyo, de ahí la necesidad de propuestas públicas más equitativas, de concursos que inciten la participación de zonas más desfavorecidas para que el desarrollo y las oportunidades del futuro también les alcancen.
Desafortunadamente la desigualdad también se ve reflejada según el género, durante la pandemia han sido las mujeres las más afectadas por el desempleo, de igual forma es justo por género que se han visto en la necesidad de renunciar a sus trabajos para hacerse cargo del cuidado de los enfermos y si esto no fuera suficiente la demanda laboral apunta a lo científico y es justo en ese campo donde menos incursionan las mujeres.
De nueva cuenta eso nos dirige a la educación, a la necesidad de impulsar la equidad desde las escuelas y sobre todo motivar de igual manera a niños y niñas para seguir desarrollando sus conocimientos en áreas que impulsen el crecimiento social. Aquello que creíamos era cuestión del futuro, de películas de ciencia ficción ha llegado para hacerse cada vez más latente y requiere de propuestas de solución.