Los Traidores

/ Denise Dresser /

El presidente López Obrador ha declarado que todos los críticos de la reforma energética que propone son “traidores a la Patria”.

Es tiempo entonces de declararse traidor y aquí van los motivos:

Como argumenta Jesús Carrillo en el texto “La reforma eléctrica de AMLO: de regreso a 1960”, los cambios exigidos por la dupla AMLO/Bartlett suprimen entramados institucionales creados desde hace treinta años y otorgan un poder desmesurado a la CFE.

No se trata sólo de un pésimo intento por fortalecer el control de este gobierno sobre el sector eléctrico.

Bajo el argumento tramposo de la “soberanía nacional” y “recuperar la rectoría del Estado”, ambos buscan acrecentar el poder político para favorecer la discrecionalidad de dos hombres sobre la economía.

Eso corroe la vida democrática del país.

La iniciativa corre en contra de la creación y fortalecimiento de controles institucionales y democráticos.

Como yo aún creo en el futuro de la democracia en México, declárome ciudadana traidora.

La rectoría del Estado -leyes, reglas y códigos de conducta- se expresa a través de instituciones que definen cómo deben comportarse los actores económicos en cualquier sector.

Para eso se diseñan organismos regulatorios cuya obligación es diseñar y aplicar las normas que rigen tanto a las compañías productivas del Estado como a las empresas privadas.

Para eso se creó la Comisión Nacional de Hidrocarburos y la Comisión Reguladora de Energía.

A lo largo de los años han funcionado, a veces de manera imperfecta, para promover la coexistencia entre el Estado y el mercado.

La reforma propuesta no busca fortalecer o mejorar ese modelo de regulación, busca acabar con él.

El Estado ya no ejercerá la rectoría a través de instituciones colegiadas, con personal técnico especializado y calificado, y con autonomía que debía fortalecerse en vez de eliminarse.

La rectoría del Estado pasará a manos de AMLO y Bartlett, quienes no son el Estado.

Son miembros de un gobierno que busca concentrar el poder.

Y como yo sí creo en la rectoría del Estado para crear bienes públicos y regular a la iniciativa privada, declárome traidora.

El presidente dice que debemos escoger entre Cárdenas y Salinas; entre el modelo nacionalista y el modelo neoliberal.

Esa es una falsa disyuntiva.

Es un argumento estrictamente político/electoral, que tiene poco que ver con el interés público y mucho que ver con una estrategia polarizadora.

Ni México es el país que era en los treinta, ni la única opción es la privatización rentista sin regulación robusta, que benefició a empresarios privilegiados del régimen salinista; muchos de los cuales son cómplices protegidos de la 4T.

Ninguno de los dos modelos sirve para los retos actuales que enfrenta el país.

La visión nacionalista del cardenismo no reconoce que la CFE produce energía cara, sucia e insuficiente.

La visión neoliberal del salinismo-peñanietismo no reconoce que los privados necesitan mejor regulación del Estado para ser verdaderamente competitivos y reducir precios al consumidor.

Pero en vez de ofrecer alternativas que eviten el regreso al estatismo ineficiente o a la privatización rapaz, la Dupla Dinosáurica propone una tercera opción incluso más destructiva y más contraproducente:

Que sólo ellos decidan cómo se distribuye el botín. Así como AMLO decide seguir otorgando adjudicaciones directas a oligarcas rentistas al estilo de Slim, Salinas Pliego o Armando Guadiana.

Y mientras tanto, ignoran la compleja y cambiante realidad de los energéticos a nivel internacional, mal utilizando el ejemplo de España para justificar su arrebato anti-patriótico.

Hay datos duros, verificables, distintos a los “otros datos” presidenciales.

La CFE produce electricidad más cara y más contaminante que requerirá subsidios multimillonarios, sacados del presupuesto de salud, educación y programas sociales.

La CFE necesitará invertir 20 mil millones de dólares -que no tiene- para garantizar el suministro de electricidad.

Como estoy parada del lado de ciudadanos que merecen electricidad barata, energías renovables, inversión privada para complementar la inversión pública, y un modelo energético que tenga en mente a las mayorías y no los intereses personales y políticos de dos señores, declárome traidora.

E invito a que ustedes también lo sean, en nombre de la Patria que hoy las élites de la 4T quieren volver a saquear.

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