Luisa Josefina Hernández. mujer de grandes pasiones; su homenaje en Bellas Artes .

*El pasado 16 de enero murió a sus 94 años de edad y el viernes fue despedida en el Palacio de Bellas Artes con grandes honores.

* Su trayectoria fue destacada como una de las plumas más brillantes del siglo XX en México, quien dejó huella tanto en el ámbito de la creación, como en la formación de diversas generaciones de autores, actores y escenógrafos.

25.01.2023. México.- Nacida en la Ciudad de México en 1928, Luisa Josefina Hernández era dramaturga en primera instancia, pero también reconocida por sus novelas y sus traducciones; hizo diversas adaptaciones y fue crítica teatral en los periódicos Ovaciones y Novedades.

Luisa Josefina Hernández (Ciudad de México, 2 de noviembre de 1928) es descrita como una mujer de grandes pasiones, quien ha escrito más de 60 obras de teatro, 17 novelas publicadas, 10 traducciones, prólogos, ensayos y colaboraciones en publicaciones periódicas.

La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), como un reconocimiento a su aportación a la literatura y a la dramaturgia mexicanas, rindieron homenaje a la narradora, ensayista y traductora Luisa Josefina Hernández, este viernes 20 de enero en el Palacio de Bellas Artes.

Al filo del mediodía, familiares, amigos, colegas y público en general entraron al recinto de mármol para rememorar a la escritora fallecida el pasado 16 de enero en la Ciudad de México.

En el homenaje, conducido por el actor Óscar Narváez y con música interpretada por el Cuarteto de Cuerdas de la Orquesta Sinfónica Nacional, la directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, Lucina Jiménez López, agradeció la presencia de los asistentes.

“El Siglo XX mexicano no se puede entender sin la obra, sin el aporte de la maestra Luisa Josefina Hernández; y no se puede entender porque es ella quien atraviesa todo nuestro siglo XX y principio del XXI con una prolífica obra que pasa del teatro a la expresión dramática, a la novela, a la crítica literaria, también a la traducción”, afirmó.

Gracias a ella –dijo la directora general del Inbal con la representación de la secretaria de Cultura federal, Alejandra Frausto Guerrero– tenemos acceso a muchos autores internacionales que ella trabajó mucho, y si hay algo que nosotros podemos reconocer en la maestra es el compromiso con su propia obra.

“Fue una mujer entregada, con disciplina, a la investigación y a la dramaturgia, que incluye a personajes entrañables, y tantas y múltiples versiones y menciones que pareciera que cobran vida en su obra. Al momento que uno va leyendo la estructura dramática, como ella propone, advertimos que solo alguien con una profunda formación humanista es capaz de desentrañar el alma de sus propios personajes, solo alguien que abreva de la historia y del contexto cultural mundial de su tiempo es capaz de dar vida con la profundidad como ella lo hizo”, dijo.

Tras agradecer a quienes acompañaron a la maestra Luisa Josefina Hernández a lo largo de una fructífera vida creativa, también afectiva, amorosa, en una relación de construcción de los vínculos más profundos que uno tiene en la vida, mencionó la participación del Gobierno de México, de la comunidad artística y de los medios de comunicación.

Ante familiares, amigos, creadores escénicos y estudiantes, la titular del Inbal dio la bienvenida a este espacio que contribuye a la memoria artística de un país que se nutre con la creación de quienes dedican su vida a pensar, a recrear, a generar las diferentes expresiones artísticas con las que México es reconocido en el mundo.

Acompañada de la subdirectora general de Bellas Artes, Laura Ramírez Rasgado; del coordinador nacional de Teatro, Daniel Miranda; de la directora de la Compañía Nacional de Teatro, Aurora Cano, y del actor Óscar Narváez, la directora general del Inbal aseguró que la Compañía Nacional de Teatro explorará ese huerto tan profundo, que son decenas de obras de teatro, y también seguramente el trabajo inédito contemporáneo que haya concluido, “y asumimos ese compromiso con su familia, de editar todas aquellas obras de la maestra Luisa Josefina que hayan quedado en el tintero”.

Y agregó: “Es una tarea fundamental hacer posible que las actuales generaciones exploren su obra, y lo debemos hacer no solo en las escuelas de arte, sino también en los espacios donde la literatura pueda caminar y tener esta conversación con esta gran escritora, con una gran artista, esta gran humanista”.

La dramaturga llevó a la escena las contradicciones de su nación

Ante una enorme fotografía de la escritora, el director de escena José Caballero expresó que Luisa Josefina Hernández, siguiendo los pasos de su maestro Rodolfo Usigli, y como parte principal de la más brutal generación de dramaturgos del siglo XX mexicano, nos ha dejado el retrato más vivo y profundo de nuestra contradictoria sociedad.

Señaló que la dramaturga llevó a la escena, con maestría, las contradicciones de su nación. “Hizo del escenario el espejo de nuestros anhelos, de nuestros vicios y virtudes, de nuestra anhelada búsqueda de identidad”.

A nombre de la familia de Luisa Josefina Hernández, el actor y director David Gaitán, nieto de la maestra, pidió un aplauso para ella, y luego leyó una carta que le escribió a su abuela a propósito de la presentación del libro de memorias que ambos escribieron.

Profundamente emocionado, Gaitán leyó: “Noviembre de 2017. Mamá: esta carta es la que leí cuando presentaron nuestro libro. Sé que nunca fuiste partidaria de compartir los afectos íntimos en contextos públicos, pero como alguna vez me dijiste, ahora sí nos van a conocer.

“Te escribo porque es el modo más sincero que encontré para decirte lo que siento ahora que se presenta nuestro libro, pero sobre todo por la gran felicidad que tu existencia en este mundo me ha significado. (Alguna vez) me dijiste que solo había que escribir cosas que fueran relevantes para la existencia del prójimo, y aprendí que para ti eso no era solamente un criterio artístico, sino una postura de vida. La huella que tu generosidad ha dejado es algo que he podido atestiguar en un sinfín de mis maestros, académicos, actores, actrices, directores, críticos, espectadores, y felizmente no me acostumbro a escuchar lo importante que fuiste para las personas con quienes conviviste.

“Es cierto que nosotros hemos gozado de la dicha de la cotidianidad para decirnos que nos queremos, pero ya que las letras han sido testigos de nuestros afectos me encanta la idea de darte estas hojas para que las releas siempre que nos extrañemos. Te quiero, desde que te recuerdo, te quiero”, concluyó Gaitán.

Que conozca el mundo la maravillosa vida y obra

José Caballero, quien llevó a la escena seis de las 11 obras que integran la saga Los grandes muertos, con el elenco estable de la Compañía Nacional de Teatro, dijo que tenemos una tarea: “Hacernos dignos de su obra, renovar sus ediciones, difundir sus enseñanzas y llevar su obra dramática a la escena, que conozca el mundo la maravillosa vida y obra de una gran artista que supo sortear los obstáculos de su época para realizarse en plenitud”.

Al hacer uso de la palabra, la actriz y académica Aimée Wagner se refirió a la labor docente que desarrolló Luisa Josefina, “tarea que cumplió con pasión siguiendo las enseñanzas de su padre, un connotado jurista campechano quien dijo: Aquel que por medio de la educación no proporciona a otros las armas para vivir en el mundo no ha cumplido ni como ser humano ni como ciudadano ni como padre”.

Destacó que durante más de 40 años la maestra impartió clases en el hoy Colegio de Literatura Dramática y Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, convirtiéndose en nuestra primera maestra emérita en 1991. En esa ceremonia recordó a las maestras que la formaron, aclarando que si bien era la primera, no era la única. “La gratitud fue otra de sus grandes cualidades”.

Luego recordó que el Inbal también acogió sus saberes, así como otros centros de educación en México, Estados Unidos y Cuba que tuvieron el privilegio de su presencia. “Asistir a las clases de la maestra era un verdadero placer y un privilegio. Cátedras extraordinarias que dictaba con la convicción de –decía— satisfacer sus más íntimos deseos, ya que, como lo había dicho cuando le concedieran el emeritazgo, sustituir la amenaza bíblica de ganar el pan con el sudor de la frente, con la dicha de ganarlo en la realización de nuestros más íntimos y complicados deseos, es una distinción”.

La titular de la Compañía Nacional de Teatro, Aurora Cano, destacó en su momento que Luisa Josefina es, ante todo, “una gran artista y así será recordada. Sin embargo, detrás de su obra, inconmensurable, hay algo aún más extraordinario en ella: hay alguien que piensa en el teatro como nadie. Y no puedo evitar destacar esto en un día como hoy”.

Y dijo: “Me había propuesto no mencionar el tema del género, porque resulta reduccionista y miope, y quisiera pensar que innecesario, pero las estadísticas son apabullantes y el contexto lo es todo: Luisa Josefina Hernández no solo fue la primera mujer en obtener la distinción de profesora emérita de la Facultad de Filosofía y Letras, sino que fue la única emérita de dicha facultad en todo el siglo XX”.

Radicada en Cuernavaca, Morelos, desde hace años, es una de las dramaturgas más importantes del siglo XX en México, quien continúa publicando obras teatrales, como El gran parque (2014), editada por El Milagro, libro que incluye cinco obras teatrales inéditas: en 2011, Algeciras, puerto de Cádiz y, en 2007, Los grandes muertos, material con el cual la Compañía Nacional de Teatro le rindió homenaje al montar seis de las 12 obras que integran la saga, bajo la dirección de José Caballero.

Luisa Josefina Hernández y Lavalle fue hija única de Santiago Hernández Maldonado y Faustina Lavalle Berrón, en opinión de la escritora mexicana Estela Leñero, es una dramaturga excepcional y fundamental para el desarrollo del teatro en México, así como formadora de diferentes generaciones de autores, actores y escenógrafos.

En entrevista con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, la también periodista teatral recordó que Luisa Josefina Hernández fue alumna de Rodolfo Usigli, quien heredó su cátedra de la Facultad de Filosofía y Letras a Hernández y Lavalle al dejarla como titular y a Jorge Ibargüengoitia como adjunto.

“Luisa Josefina estableció una cátedra tan bien estructurada, en donde se transmitían los principios que había desarrollado Rodolfo Usigli, ella fue muy importante en la formación de diferentes generaciones que se dieron en la Facultad, entre ellos Hugo Argüelles, Juan Tovar, Armando Partida, Luis Moreno, Juan García Ponce, Óscar Villegas, Tomás Espinosa, es decir, una cantidad de gente que a su vez también transmitió y extendió conceptos dramáticos”, comentó Estela Leñero.

Estela Leñero, quien fuera coordinadora del Área de Información y Enlace del Centro de Investigación Teatral Rodolfo Usigli del INBA, destacó la manera en que estructura sus obras la integrante del Sistema Nacional de Creadores de Arte del Fonca, como creadora emérita desde 1994.

“Luisa Josefina Hernández propone un género, un estilo, una profundidad en los personajes muy específico donde los desarrolla, son complejos, los transforma, en sus obras hay un dinamismo por la serie de conflictos que plantea y que se van resolviendo”, explicó.

Expuso que Luisa Josefina formó parte de una generación de escritoras con las que compartió un cambio en cuanto a la forma de escribir. “Sus antecesoras son las mujeres que vienen de la época posrevolucionaria de los años veinte, impulsaron la comedia mexicana y hubo un rompimiento brutal con el imperio del teatro de origen español.

Explicó que en aquellos años hubo un surgimiento de la dramaturgia de las mujeres, por lo cual se empieza a trabajar el punto de vista femenino desde el interior de la casa, lo doméstico, los papeles sociales que suenan en el momento, siendo melodramas sobre el matrimonio, el divorcio y las infidelidades, problemas asignados principalmente al mundo femenino.

Agregó que después llegaría otro grupo de dramaturgas, Maruxa Vilalta, Margarita Urueta, Elena Garro, donde Luisa Josefina Hernández fue fundamental para empezar a romper la tradición y a sacar a las mujeres de su ámbito doméstico y volverlas responsables de su destino.

“Luisa Josefina planteó temas que siempre giraron en torno a la problemática y el desarrollo de la mujer; sus personajes frente a situaciones críticas buscaban su camino, aunque a veces tenían un final trágico, no siempre cumplían sus deseos, eran castigadas como por este acto de rebeldía, no por personas, sino por el destino”, refirió Estela Leñero.

La directora teatral mencionó que la dramaturgia de Luisa Josefina Hernández evolucionó al abarcar otras problemáticas. “Es una creativa donde la parte profunda e intelectual transforma sus obras arquitectónicamente armadas, pero tienen un aliento mucho más interior del personaje, y ese aliento lo podemos ver más claramente en sus novelas, donde desglosa los conflictos, problemas y disyuntivas disfuncionales que se plantean los personajes”.

En su opinión, Luisa Josefina es en el medio teatral una persona importante, quien se avocó al teatro realista con todos los códigos y el rigor que profesaba también Usigli. “Sus inquietudes se basaron principalmente en el realismo y dentro del realismo, en la pieza, que fue el estilo donde se sentía más cómoda, porque los personajes hacían un recorrido más íntimo y personal”, apuntó Estela Leñero.

Por su parte, el director teatral José Caballero, quien dirigió al elenco estable de la Compañía Nacional de Teatro en el montaje de seis obras (El galán de ultramar, La amante, Fermento y sueño, Tres perros y un gato, La sota, Los médicos) de 12 que integran la saga Los grandes muertos, indicó que la influencia y trabajo de Luisa Josefina Hernández en el teatro mexicano se puede ver en tres aspectos: la formación de gente, su influencia teórica y en la dramaturgia.

Traductora de El rey Lear

“La maestra Luisa Josefina Hernández tiene una enorme influencia teórica, es autora de ensayos fundamentales sobre el teatro del absurdo, es una amplia conocedora del teatro y en ese sentido me parece que es muy importante su aportación como traductora, a ella le debemos la traducción de obras tan importantes como El rey Lear, de William Shakespeare”, comentó el profesor de actuación, dirección teatral y dirección de actores.

En su labor como dramaturga, José Caballero describe a la Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Literatura y Lingüística 2002, como una de las plumas más brillantes, inteligentes y lúcidas, cuyo grado de maestría se manifiesta en la reacción del público ante su trabajo. “Sus diálogos, las tramas, los temas que toca con profundidad, contamos con obras grandes pero desde mi punto de vista la enorme fortuna, la experiencia y sabiduría de la maestra todavía nos brinda obras que podríamos considerar de las más importante de nuestro teatro”, aseveró.

Para quien ha sido miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte en diferentes ocasiones, Luisa Josefina Hernández transita con facilidad por todos los géneros. “Quizá tenga una perspectiva realista, en el sentido que sus personajes tienen una complejidad sumamente notoria y permite también a los actores una exploración y creación sólida de personajes, de verdaderos espíritus humanos, en el sentido en el que lo decía Stanislavski”, agregó José Caballero.

Comentó que la maestra es autora de muchas piezas cortas para alumnos y jóvenes en formación. “Es autora de obras históricas como el Popol Vuh, y a últimas fechas también explora la vida de las personas más comunes, si quiere encuentra la manera de hablarnos de eso y para mí es la mayor dificultad con la que se encuentra un dramaturgo, que es hablar en profundidad de la intimidad”, abundó José Caballero.

Destacó que a sus 87 años, los cuales cumplirá el 2 de noviembre, Luisa Josefina Hernández escribe con gran agilidad y experiencia que le ha dejado el montaje de las seis obras de Los grandes muertos; es que en hora y media puede presentar una obra completa, al tiempo que “golpea” la sensibilidad de los espectadores despertando su conciencia.

“Luisa Josefina Hernández tiene la enorme cualidad de retratar la esencia de la mexicanidad y muchos de nuestros conflictos más importantes en términos íntimos y sociales; es una mujer inteligente, creativa, que ha sabido abrirse un camino en una sociedad tan difícil y que lo ha hecho sin caer en la tentación de la autopromoción o la deshonestidad, nunca ha sido una autora dedicada a buscar reconocimiento”, puntualizó José Caballero.

Narradora y dramaturga, Luisa Josefina Hernández y Lavalle estudió la maestría en letras con especialización en arte dramático en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Ha sido profesora de arte dramático en el INBA y en la UNAM. Se han puesto en escena sus obras: Agonía, Los sordomudos, La corona del ángel,Arpas blancas… conejos dorados, La paz ficticia, El orden de los factores, En una noche como ésta, Habrá poesía y Las bodas.

Fue colaboradora de La Palabra y El Hombre. Becaria del CME, 1952 y 1954; y de la Fundación Rockefeller, 1955. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera 1951 por Aguardiente de caña. Premio de El Nacional por Botica modelo. Premio en el Concurso de Teatro de Bellas Artes 1955. Premio Magda Donato 1971 porNostalgia de Troya. Premio Xavier Villaurrutia 1982 por Apocalipsis CUM figuris. Premio Nacional de Teatro Juan Ruiz de Alarcón 2000.

En su obra novelística están El lugar donde crece la hierba (1959), La plaza de Puerto Santo (1961), La primera batalla (1963); Los palacios desiertos (1963), La cólera secreta (1964), El valle que elegimos (1965),La noche exquisita (1965), La memoria de Amadis (1967) Nostalgia de Troya (1970), Los trovadores (1973),Apostasía (1978), Las fuentes ocultas, Extemporáneos (1979), Apocalipsis cum figuris (1982), Carta de navegaciones submarinas (1987), Almeida danzón (1989), Roch. Novela hagiográfica (2008) y Mis tiendas y mis toldos (2013).

Información: DAF