*“Se trata más de cómo traer el texto hacia nosotros, a este universo y contexto en el que estamos”, comenta la directora de la puesta en escena.
Para ciertos(as) directores y directoras, los múltiples montajes, versiones y adaptaciones anteriores de los clásicos teatrales suelen imponer un reto difícil de trascender a la hora de pensar en la originalidad de su propia versión. Este no es el caso de Lydia Margules, quien dirige el mítico texto de Jean Genet, Las Criadas: “Se trata más de cómo traer el texto hacia nosotros, a este universo y contexto en el que estamos”, comenta la directora en entrevista para Gaceta UNAM.
“Hay una línea discursiva en el texto que comenzó a llamar mi atención. Las criadas están en una especie de encierro entre ellas. Genet se basó en la noticia real de unas hermanas que matan y descuartizan a su patrona y luego se acuestan a esperar a que llegue la policía por ellas. Sin embargo, la obra se escribe en 1933 y se estrena en 1947. ¿Cómo es posible que Genet no mencione la guerra en ningún momento? Parece que no estuviera presente, pero resulta que hay una degradación del ser humano en ellas, hay una pérdida de identidad. Hay una serie de datos que nos muestran lo que la guerra hace al ser humano. Así que atravesé Las criadas con la guerra. El texto no está cambiado, más bien hicimos una edición muy leve para concentrar el sentido del texto y agregamos tres canciones. Canciones que vienen del ámbito de Madre Coraje y sus hijos, que es exactamente lo opuesto, donde la guerra es la propia sobrevivencia, que es la grandeza de Bertolt Brecht. Además, Madre Coraje también se estrenó en el 47.”
Más allá del ámbito de la segunda guerra mundial, Lydia Margules propone un acercamiento que nos es muy próximo. La violencia contextual, las infinitas guerras que le siguieron, y que hoy suceden, y la situación mexicana. “Vivimos bajo una sensación de peligro constante. No tiene caso mencionar eso el subtítulo, ‘una guerra infinita’, la guerra sigue, en esa continuidad le estamos dando importancia a otras cosas. El poder que está por encima es el poder económico. Eso anhelan, de hecho, las criadas en el texto: las joyas de Madame, el estatus de Madame. Y ahora también lo anhela la mayoría de la sociedad.”
En ese sentido, la guerra está presente, de hecho, sucede en un búnker, y las criadas son personal de servicio militar. “Están vestidas como soldados rasos y Madame es empresaria, y ella es la que tiene el poder sobre todas las cosas. Nos situamos en los años 40, que es la época del estreno de la obra. Por otro lado, descubrimos que la mayoría de los verbos del texto original no están conjugados adecuadamente, se refieren a veces al pasado, al futuro, etcétera. Así que nos pareció bien situar el búnker en una especie de eternidad sin tiempo. Por supuesto, la escenografía también se corresponde, con un muro de metal de seis metros de altura.”
Y, por supuesto, la obra también resuena con la evidente precarización de la vida laboral y del nivel de vida de la gran mayoría de la gente. Un fenómeno muy actual, en todos los niveles. “Uno de los subtextos de la obra es la imposibilidad de dejar de servir, de dejar de ser las criadas. Las opciones que se les plantean son matar a Madame o seguir siendo las criadas. No hay salida y esa falta de salida desemboca de nuevo en nuestro búnker. Por eso hay frases devastadoras como esta de Solange: ‘La belleza de mi crimen rescataría la pobreza de mi pena’”.
Las criadas. Una guerra infinita tendrá temporada del 22 de marzo al 11 de mayo (excepto del 27 al 31 de marzo, del 24 al 28 de abril y 1, 5 y 10 de mayo), con funciones de miércoles a sábados a las 7 pm y domingos a las 6 pm, en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz, del Centro Cultural Universitario (CCU). Gaceta Unam