* Tratamientos y titulares cargados de machismo.
* Ejemplos más sutiles pasan desapercibidos en medio de tanto ruido e inmediatez.
/Redacción/
SemMéxico/AmecoPress, Madrid, 18 junio, 2020.- Ameco, como muchas organizaciones, expertas, periodistas y mujeres, lleva tiempo señalando “malas prácticas” en el tratamiento mediático de la violencia machista y proponiendo alternativas. En mitad de tanto ruido, del cuestionamiento al feminismo recurriendo incluso a su intento de criminalización por vía judicial, de virulentos debates cargados de agresividad, podrían pasar desapercibidos titulares y enfoques que devuelven a la violencia de género al ámbito de los sucesos, los crímenes pasionales y los arrebatos individuales sorpresivos. Hechos que así planteados, promueven la justificación y nos sacuden de toda responsabilidad colectiva. Los evidenciamos, para que no se normalicen.
El 14 de junio un hombre asesinó a su pareja, una mujer de 47 años y a sus dos hijos de 12 y 17, y después se suicidó. Ocurrió en Úbeda, Jaén. Son ya 21 mujeres asesinadas en 2020, 1054 desde 2003. Y 3 menores de edad asesinados este año, 37 desde 2013.
Estos hechos fueron reflejados en la prensa. Lamentablemente, en algunos casos, recurriendo a titulares y a testimonios absolutamente inadecuados y machistas. Desde el famoso “mueren” –no mueren, son asesinadas, las matan-, hasta contextualizaciones que apelan a un supuesto amor que lleva a querer poseer a alguien hasta matarlo o a las típicas consideraciones de vecindario que elevan al asesino a “buen padre, buen marido, buen hijo, buen vecino”, como si eso, además de posible, aportara algo a la hora de explicar que alguien decida acabar con la vida de una mujer y dos niños. Veamos.
Abc titula “El parricida de Úbeda «adoraba a su mujer y a sus hijos»”, en una noticia que está colmada de estereotipos del tipo: “A él le definen como una persona afable y graciosa y a ella como una mujer atractiva y encantadora”.
El diario Jaén va más allá, coloca al autor de los hechos como protagonista de una de sus piezas, pero no como asesino, sino que se centra en el entierro de este “Hombre de buen trato y correcto”, como titula, acompañando el texto de testimonios que así lo confirman.
Pero no solo la prensa se equivocó al describir este triple asesinato. El mismo presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, que por cierto ocupó el cargo de secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad bajo mandato del Partido Popular del 2011 al 2014, se refirió a los hechos de este modo a través de las redes sociales: “Mi enérgica condena y rechazo al horrible suceso que ha ocurrido esta mañana en Úbeda. La sinrazón nos hiela el alma. Un abrazo de consuelo de toda la sociedad andaluza a los seres queridos que tanto han perdido en este crimen familiar.”
Cómo se construye-refuerza la desigualdad
Otros errores, ya no relacionados directamente con la violencia machista, pero que de alguna manera forman parte de ese sustrato de desigualdad de la que esta se nutre, aparecen por ejemplo en portales de ofertas de empleo, con imágenes de este tipo.
Por último, queremos destacar un ejemplo de discriminación sutil, que hemos reconocido gracias a la ayuda de June Fernández (gracias), quien lo señaló y argumentó en las redes. Como sabemos, esta semana, la extraordinaria periodista Soledad Gallego-Díaz dejó de dirigir el periódico El País, lo cual obviamente fue noticia en muchos medios. En el subtítulo de una información ofrecida por eldiario.es se destacaba: “Periodista ampliamente respetada y reconocida, Gallego-Díaz fue la primera mujer en ocupar ese cargo. «No tengo edad para proyectos muy largos», ha dicho. Durante el anterior mandato de Moreno, la empresa aplicó el primer ERE de su historia”. Para la fundadora de Pikara Magazine, “destacar en el subtítulo que fue la primera mujer en dirigir este diario es un ejemplo del síndrome de la eterna pionera, que aprendimos de @juana_gallego. Se destaca de ella un logro colectivo en vez de un logro personal. Esto es una asimetría sexista que la invisibiliza”.
Todo esto en apenas una semana. Que estas muestras no pasen desapercibidas. Que no se normalicen. No podemos retroceder, sino que necesitamos seguir avanzando, cuestionarnos rutinas, inventar nuevas formas de concienciar acerca de la violencia machista y también, de las asimetrías entre mujeres y hombres. Lo que mata es el machismo, el patriarcado, el modo en el que está organizada nuestra vida social. En las redes hay mucho ruido. Los medios están presionados. La precariedad y la falta de especialización dificultan la buena praxis de las y los periodistas. Todo ello tiene consecuencias. Hagamos un esfuerzo por advertir su influencia en nuestra mirada.