Mas babosadas…

**De memoria.

/ Carlos Ferreyra Carrasco. /

Fuente inagotable de idioteces, mentiras y falsedades, las redes propalan lo que les pasa por el magín a cientos, miles de sujetos sin mayor ocupación que armar insultos y exhibir sus precariedades idiomáticas mediante el uso de palabras malsonantes, hoy de uso común.

A condición de que algún logaritmo o dos agencias una francesa y la otra gringa, aprueben o reprueben las expresiones. No he visto que a pesar de las palabras más asquerosas y ofensivas se limite a alguien.

He observado, soy buen ejemplo, que los tales logaritmos y los traductores de las empresas metiches, en sus incapacidades para entender usos y variantes idiomáticas aplican sus reglas de aceptación obligatoria porque si no estás de acuerdo, salte del feis y asunto resuelto.

Todo este rollo porque he tropezado con dos, tres versiones de personas que se sienten el ombligo de la noticia, aunque en su vida hayan escrito algo siquiera parecido.

La nota que se repite casi en iguales términos, afirma que la señora Betty y su hijo, el popular Choco chico, están residiendo en su casa de Tlalpan. Si la memoria es fiel, se refieren a un modesto departamento por las orillas de Coapa.

Como la primera ocasión que circuló la especie la señora estaba ausente de las redes, donde adora aparecer, sea disputando con un ciudadano, corrigiendo la historia de México o de la humanidad o haciendo juegos de palabras que considera pensamientos filosóficos.

En aquella oportunidad la vimos intervenir, casi furiosa, para despegar a una nayarita que acaba de sufrir accidente aéreo. El presidente se convirtió en visitante asiduo a la entidad.

Aparte los nexos de negocios y afectivos con la madre del Chapo, el nuevo destino finsemanero es Sinaloa. Allí si aceptamos las versiones malévolas, se junta con la alcalde de la Cruz de Elota, su nuevo juguetito.

Por ahora y a dos días de la Conferencia de las Américas, juega a las vencidas con Biden, que no informa si le cursó invitación mientras el ausente mandatario se angustia por las elecciones del domingo.

Dice que estará en la frontera y que de allí puede transportarse por tierra a Los Ángeles. Debemos aceptar que la invitación es para el país, no es nominal, pero no se admite la suplencia por un ministro del Exterior, así hable inglés y tenga nacionalidad, por origen familiar, francesa.

López Obrador, un hombre incapacitado para un cónclave de tal altura, Supone que puede “darse una asomadita” saludar desde la puerta y regresar a su vigilancia de las elecciones en seis estados.

La cuestión del amparo contra el trenecito Chucuchú piensa haberla resuelto mediante Fonatur, pero tiene un segundo plan por si el legal falla: la empresa estatal turística está a cargo del sistema.

Pero quienes se encuentran como responsables de su ejecución, son los amables, flexibles y patrióticos militares que, de un plumazo, decretarán obra de Seguridad Nacional y la dejarán bajo la cubierta del decreto por el que no habrá datos al respecto durante los siguientes 50 años.

Sí, leyó bien. Reservado medio siglo cuando finalmente decida el presidente abandonar el poder. Entonces enviará a los aguacates a sus cuarteles y él dedicará sus afanes a jugar con su trenecito que alegre y muy bonito la selva arrasará.

Sigue creciendo el número de sirvientes no de la nación sino de López El Grande, El Único, para que en el mes de noviembre se declare un día festivo nacional por el nacimiento del líder.

Esperemos para entonces que el país haya alcanzado la pobreza franciscana como la obtenida hasta ahora por su extensísima familia y que consecuentemente se prohiban los festejos taurinos.

Recordemos al Santo Varón y su amor por los animales. El Lobo de Gubia, bestia a la que domó pero la vileza humana la devolvió a sus instintos primarios.

El Santo Varón, no se equivoque lector, es San Francisco y la bestia sedienta de sangre no es el narco…