Sin tacto.
Por Sergio González Levet.
Platico con ese magnífico médico internista que es nuestro paisano xalapeño el doctor Iván Hernández Gutiérrez y me aporta importante información adicional sobre el coronavirus y la Covid-19.
Lo primero que me sorprendió es que recomienda que se mantengan abiertas las ventanas de casa. Yo pensaba que el encierro de la pandemia consistía en encerrarse a piedra y lodo, pero nuestro galeno me dice que no, que el virus es aéreo, como acaba de reconocer a regañadientes la propia Organización Mundial de la Salud (OMS), y por tanto es indispensable dejar que corra el viento por todas las habitaciones.
—Sucede como con el humo del cigarro —me explica—. ¿Qué haces cuando un cuarto huele mucho a humo de tabaco -o de otra cosa que se queme-? Pues lo ventilas, para que se vaya el olor. Bueno, imagina que el coronavirus es un humo, que sale de la boca de quienes están contagiados -muchos de ellos sin saberlo siquiera- y resulta que, si la bocanada es grande, pues dura más tiempo flotando de lo que imaginamos. Incluso hasta por varias horas. Así que si estamos cerca de alguien que no trae cubre-bocas, el peligro de contagio es muy alto.
Además de un excelente clínico, el doctor Iván es un profesional muy bien enterado, siempre al corriente de lo último que va saliendo en avances e informaciones de la ciencia médica. Por eso:
—El mayor contagio —me dice— se ha dado por la vía aérea, es decir, respirando. Solamente el 15 por ciento de los enfermos de Covid-19 han adquirido la enfermedad al tocar objetos contaminados con el virus.
—Y por otra parte hay que tener cuidado también con informaciones que están pululando en las redes sobre medicinas, antídotos o vacunas contra la Covid-19. Y menos aún creer en los exagerados que aseguran, sin ninguna base científica, que la enfermedad de este siglo se puede curar con remedios caseros o plantas autóctonas. Es de entender que mucha gente que lleva varios meses de cuarentena y está aterrada en casa, quiere creer que ya ha salido un remedio milagroso y universal, pero lo cierto es que va a pasar mucho tiempo (meses o tal vez años) antes que se libere y se empiece a aplicar una vacuna efectiva contra el nuevo coronavirus, que se llama SARS-CoV-2 —ese nombre proviene de sus siglas en inglés, que significan: versión 2 del coronavirus que causa el síndrome respiratorio agudo grave—. Ojalá que me equivoque, y que algún genio de la investigación o un equipo de especialistas halle una cura lo más pronto posible, pero eso sería algo excepcional, aunque magnífico.
—La pandemia sigue siendo un peligro universal —concluye por hoy el especialista— y es necesario que redoblemos las precauciones, sobre todo en lugares en los que el gobierno estatal o el municipal correspondiente no están haciendo las cosas de la manera correcta, como sucede también con la autoridad federal.
Así que, ¡a cuidarnos como nunca! ¡Como siempre!
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