*Desde el Café .
/ Bernardo Gutiérrez Parra /
“Fue lo mismo que en otros sexenios”, me dijo un colega al referirse a la toma de posesión de Rocío Nahle como gobernadora de Veracruz; “exactamente lo mismo”, repitió. Pero difiero porque hubo al menos un par de novedades: es la primera vez que una mujer es gobernadora de nuestra entidad y la primera vez que vinieron a una toma de protesta trece gobernadores en funciones, uno electo, cuatro secretarios de Estado, tres magistradas de la SCJN, dos senadores y la presidenta de la República. Y eso hace la diferencia.
De ahí en fuera, casi nada que no se viera en otras ocasiones ocurrió este 1 de diciembre. El mismo acarreadero, los mismos personajes (antes priistas, luego panistas y ahora morenistas hasta la médula), el mismo besamanos, la misma zalamería y sumisión (con mi gobernadora hasta donde tope) y hasta el mismo discurso.
“Vamos contra la inseguridad, la violencia, la corrupción y la impunidad”, dijo la gobernadora. Palabras que en su tiempo pronunciaron al menos tres de sus cinco inmediatos antecesores.
“No les voy a fallar” prometió la señora y la frase se parece mucho al “No les vamos a fallar a los veracruzanos” que dijo Fidel. Al “No defraudaré su confianza; no les voy a fallar” que dijo Javier; al “Trabajaré sin descanso y no les voy a fallar” que dijo Miguel Ángel y al “Nosotros no somos iguales a los de antes; nosotros no les vamos a fallar”, que dijo Cuitláhuac.
Y todos fallaron.
Pero hay costumbres que se han ido diluyendo.
Si en tiempos pretéritos la llegada de un nuevo gobernador despertaba esperanzas, después de 26 años continuos de desilusiones y desengaños, las esperanzas se fueron al diablo. “Esta es la primera vez en casi 30 años que la llegada de un nuevo gobernante, en este caso una gobernadora, no despierta anhelos sino indiferencia entre los veracruzanos”, comentó un analista.
Los portales informativos como siempre originales: “Nahle despierta entusiasmo con sus compromisos para los primeros 100 días”. “Celebran que continúe la transformación con Rocío”. “RNG es la esperanza de 8 millones de veracruzanos”. “Nahle, garantía de que continuará la transformación y habrá progreso de Veracruz”. Y lo mismo verás hoy lector en los medios impresos, con cabezas donde lo único que cambia es el nombre de él o la protagonista, pero que se reciclan desde hace seis, doce, diez y ocho o veinticuatro años. Y así hasta el infinito.
Falta saber lo que digan columnistas, articulistas, analistas, comentaristas y demás istas. Sólo espero que ninguno se iguale en lambisconería a aquel que dijo de Javier Duarte: “Al fin llegaron la honradez y honestidad a Palacio de Gobierno”.
Algo que hace diferente a esta toma de posesión, es que Rocío Nahle llega a gobernar un Veracruz que está en el peor de los mundos, porque parafraseando a un clásico llamado Cuitláhuac García “así nos lo dejaron”. Y como cruel paradoja, quien dejó el tiradero es precisamente el ingeniero mecánico.
¿Será que Rocío lo llame a cuentas y no lo deje llegar al “puesto estratégico” que le tiene preparado la presidenta Claudia Sheinbaum? ¿Será que pida además juicio de procedencia (con el consiguiente desafuero) para Zenyanzen Escobar por el multimillonario desvío de recursos en la SEV?
Ya se verá.
Ahorita lo que urge es poner de pie a un estado que está en coma por la inseguridad y la violencia, por el abandono educativo, por la multiplicación de los pobres, por la falta de oportunidades laborales, por el desabasto de medicamentos, por el abandono a los familiares de los desaparecidos, a las mujeres violentadas y a los huérfanos de los feminicidios entre otras calamidades.
De buena fe suerte, mucha suerte, señora gobernadora.
Inédita despedida
De Miguel Alemán a Miguel Ángel Yunes Linares, pasaron por la Secretaría de Finanzas y Planeación al menos una docena de titulares que sin excepción salieron en medio de rechiflas y por la puerta de atrás. Los que no terminaron devaluados fueron a parar a la cárcel y algunos siguen yendo a los juzgados con sus amparos bajo el brazo.
En contrapunto, el doctor José Luis Lima Franco hizo un trabajo de excelencia en el gobierno de Cuitláhuac García, tanto que está catalogado como el mejor titular de SEFIPLAN en los últimos 26 años. Lo que fue reconocido por la gobernadora Rocío Nahle que lo invitó a seguir en la dependencia y lo ratificó el 26 de junio.
Pero el jueves anterior presentó su renuncia porque su aspiración es ser alcalde de su natal Poza Rica. Tras hablarlo con la gobernadora ésta dijo del funcionario: “El compañero y amigo José Luis Lima tiene sus legítimas aspiraciones dentro de nuestro movimiento en Veracruz. En estos meses de transición nos apoyó incondicionalmente y le agradezco su disposición; los mejores deseos en la búsqueda de su nuevo proyecto”.
Antes de irse Lima Franco dejó la casa en orden ya que el gobierno de Nahle cuenta con recursos para cumplir los compromisos de diciembre. Y no tendrá que pedir préstamos a corto plazo debido al techo presupuestal de 10 mil millones de pesos que dejó en caja.
Por ese lado muy bien, pero lo que no imaginó es que el viernes, cuando salió por última vez de la que fue su oficina por seis años, el personal de la dependencia lo despidiera con cariño, admiración, gratitud y con música de mariachi.
En videos subidos a las redes y mientras el mariachi toca “El Rey” y “El son de la Negra” se ve al funcionario bajar por las escaleras mientras directores, subdirectores, subsecretarios, colaboradores, secretarias, auxiliares y personal de intendencia, se acercan a darle abrazos y apretones de mano que Lima Franco correspondió con afecto.
Por donde se mire esto es un hecho inédito porque antes de él nadie había sido homenajeado de esa manera.
“En más de 25 años de laborar en SEFIPLAN, nunca había visto un homenaje así”, me dijo un trabajador de la Dirección de Contabilidad Gubernamental que agregó: “Es un reconocimiento más que merecido para un funcionario empático con todos, que además de honesto, es trabajador y muy capaz”.
Un reconocimiento que literal, queda para la historia.
bernardogup@hotmail.com