- Comunidad internacional repudia la violenta represión.
/Redacción/
Myanmar. 27 marzo 2021.- Más de 100 personas murieron hoy en más de 40 localidades de Myanmar, en la jornada más letal y masiva de protestas contra el golpe de Estado y en la que el Ejército hizo una exhibición de su poder al celebrarse allí el día de las Fuerzas Armadas.
Mediante la verificación de más de 50 vídeos, Amnistía Internacional confirma que las fuerzas de seguridad llevan adelante una violenta represión que incluye el uso de armas letales.
Decenas de manifestantes han sido asesinados en Myanmar, en el día más sangriento desde el golpe de febrero, al desafiar las advertencias y una demostración de fuerza militar. Las últimas muertes suman a unos 400 muertos en la represión de protestas.
La Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP) birmana afirmó en su último informe que el número de muertos debido a la violencia policial y militar ascendería a al menos 328 en el día de ayer. Hoy, superaría ya los 400 fallecidos, según el recuento de Myanmar Now.
La ONU, la UE y EEUU condenan sin paliativos la masacre de manifestantes en Birmania; repudian este día de “terror y deshonra” y acusan directamente a las fuerzas de seguridad de “cometer una matanza” contra civiles desarmados.
“La @ONU en Myanmar está horrorizada por la innecesaria pérdida de vidas hoy con informes de docenas de personas asesinadas a tiros por los militares en todo el país. La violencia es completamente inaceptable y debe detenerse de inmediato. Los responsables deben rendir cuentas”, sentencia la ONU.
A medida que llegan informes horribles sobre la brutalidad del régimen golpista, también hemos estado recibiendo imágenes de protestas antigolpistas a gran escala que ocurren hoy. En Pale, en Sagaing, se estima que participaron más de 100.000 personas, entre monjes y monjas.
Myanmar, antes conocido como Birmania, es una república en el sudeste asiático. El país se encuentra entre los más pobres del mundo, después de décadas de gobierno militar y guerra civil.
El 1 de febrero, las fuerzas armadas impusieron un estado de excepción bajo la autoridad del comandante en jefe, general Min Aung Hlaing, y detuvieron a decenas de autoridades civiles elegidas por la sociedad, así como a activistas políticos y defensores de #DDHH.
