Guadalupe Loaeza
Manuel Bartlett me da risa. Lo conozco desde hace muchos años y siempre me ha dado risa. Pero más risa me da la relación tan extraña que existe entre López Obrador y el director de la Comisión Federal de Electricidad. No me explico por qué el Presidente siempre lo apoya, lo defiende y lo protege como si le debiera, o le supiera algo, el ex priista más priista que ha dado el PRI. Todo el mundo sabe que el historial del ex gobernador de Puebla es largo, oscuro, sinuoso y tortuoso. Me pregunto si López Obrador, con la buena memoria que dicen que tiene, ¿ya olvidó el asesinato de Manuel Buendía, cuyo responsable, como siempre lo señaló en vida Granados Chapa, había sido el entonces secretario de Gobernación, Manuel Bartlett? Y “la caída del sistema”… ¿acaso para AMLO ya no tiene la menor importancia? Supongamos que efectivamente el mandatario no es tan memorioso y que ya no se acuerda de esos terribles casos que sucedieron hace tantos años y que ofendieron tanto a los mexicanos, pero ¿y las 23 casas de lujo y dos terrenos propiedad de Bartlett, con un valor aproximado de más de 800 millones de pesos, investigados por la Secretaría de la Función Pública y antes denunciados por Loret de Mola, más los 51 millones de pesos que declaró ante la SFP?
Algo me dice que a este personaje tan siniestro todo le da risa; lo más probable es que vaya por la vida entre risa y risa. Así lo conocí, a fines de los sesenta, con una perenne sonrisa en los labios que parece una mueca y expresa una actitud de absoluto cinismo. Por eso cuando me enteré de su dicho “la demanda me da risa”, respecto a la que presentó Adán Augusto López, gobernador de Tabasco, por su responsabilidad en las inundaciones de Tabasco, no me sorprendió en absoluto. “Vaya cinismo para esconder la irresponsabilidad de Manuel Bartlett y de los funcionarios de la CFE; primero, confiesa que cometieron un error de cálculo en la operación de la presa Peñitas (…) Ahora, con profesional cinismo, dice que ‘la demanda le da risa’, ya habrá oportunidad de hablar en los tribunales”, acusó el tabasqueño. Es obvio que al que más le creo es a él y no a Bartlett, quien ha mentido toda su vida, como buen ex priista. Más adelante, el gobernador profundizó: “…ya nadie podrá esgrimir el absurdo argumento de ‘la luna llena’; él y sus burócratas desfogaron la presa Peñitas (…) y con ello inundaron criminalmente la planicie tabasqueña. Señor Bartlett, eso no se llama torpeza, se llama irresponsabilidad y negligencia criminal”. En la vida, tus actos te siguen, dicen que se dice, y este es un acto más de Bartlett.
También me da risa que el Presidente asegura, en relación a la tragedia que vive Tabasco -con más de 100 mil damnificados y 250 comunidades inundadas-, que él tiene su conciencia tranquila (así seguramente la tiene Bartlett) porque, de lo contrario, no podría gobernar al país… Entonces, su conciencia no ha de estar muy tranquila, porque gobernado, lo que se dice gobernado, el país no está tan bien gobernado como quisiéramos millones de mexicanos. ¡Qué extraña conciencia tiene el Presidente, que le permite descansar y hasta dormir sabiendo que hay 96 mil 430 muertes por Covid-19 y más de 200 mil víctimas en Tabasco y Chiapas! Si, en efecto, López Obrador logra dormir tranquilamente en las noches, es que no tiene conciencia… “Aunque el Gobierno no nos ha apoyado aquí estamos. Aquí hay mucha gente en Tepetitán que no salió, aquí está. Se necesita despensa, alimento, pomada para los pies por la comezón”, comentó uno de los lugareños. ¿Cómo diablos puede tener la conciencia tranquila López Obrador si incluso el lugar donde él nació está inundado de lodo y la casa donde creció está totalmente encharcada?
El que sin duda ha aprendido a tranquilizar su conciencia a lo largo de muchos años de mentiras y corrupción es Manuel Bartlett, por eso, en las circunstancias más difíciles, le gana la risa. Él sí ha de poder dormir tranquilamente; ¿se imaginan al director de la CFE en su cama King Size, con sus sábanas de puro algodón, su edredón de plumas de avestruz y en su rostro de cínico, una ligera sonrisa en los labios?
Mejor no nos lo imaginemos y ayudemos a Tabasco. El costo de una despensa es de 200 pesos. (Banco Citibanamex. No. de cuenta 6355496. Sucursal 0516. A nombre de Gustavo Álvarez Hermida. Clabe 002180051663554967. Tarjeta: 5206 9475 4070 1995). O podemos donar alimentos no perecederos, agua purificada, artículos de higiene personal; cobertores, ropa y zapatos; alcohol en gel, cubrebocas y pañales en José María Velasco 91 int. 101, Col. San José Insurgentes, Benito Juárez.