*Altoparlante .
-Fue salvajemente torturado durante varias horas.
-Más pruebas hunden a Rubén Rocha y Enrique Inzunza.
/ Por Juan Manuel Partida Valdez/
La fiscalía federal tiene la certeza casi absoluta de que Héctor Melesio Cuén Ojeda falleció por la tarde y no por la mañana, con más pruebas que hunden a Rubén Rocha Moya.
Al maestro lo torturaron salvajemente durante varias horas y recibió cuatro disparos de arma de fuego.
No murió desangrado, sino por ahorcamiento.
El Servicio Médico Forense de Culiacán dictaminó que cuando su cuerpo llegó a la clínica CEMSI, poco antes de las 10 de la noche del 25 de julio, tenía aproximadamente seis horas de fallecido.
Lo del asalto en la gasolinera fue un montaje muy burdo, y otra tremenda mentira que en ese hospital se le recibió con vida y que murió mientras era atendido por el personal médico.
Por eso es que la fiscalía federal va con todo en contra de la exfiscal estatal Sara Bruna Quiñónez y de sus principales colaboradores, además de los peritos que participaron en los montajes.
Si se aplicara la ley, irían a la cárcel Sara Bruna, la actual fiscal Claudia Zulema Sánchez y el vice fiscal general Dámaso Castro Saavedra.
Está completamente demostrado por la fiscalía que por lo menos estos tres incurrieron en delitos muy graves que ameritan ser investigados y procesados penalmente.
Otro hecho en investigación es cómo fue que personal médico de la clínica CEMSI intervino en la recepción del cuerpo de Héctor Melesio, declarando que estaba con vida.
A pesar de que ya se evidenció que todo fue un cochinero, la actual fiscal insiste en que Cuén Ojeda murió tras el asalto en la gasolinera.
Eso de que investigará lo del montaje, es un chiste muy cruel y desalmado.
Increíble, pero así son de cínicos en este gobierno de asesinos.
Contra el gobernador Rocha Moya y su secretario general de gobierno Enrique Inzunza Cázarez hay pruebas contundentes de su colusión en el asesinato.
Ya estuvieran procesados penalmente, de no ser por la protección política del presidente Andrés Manuel López Obrador y de Claudia Sheinbaum Pardo.
Fausto Ernesto Corrales Rodríguez no es el único testigo.
Nos comentan la esperanza de que “se va a saber toda la verdad” sobre la pareja de gobernantes homicidas.
Cobra fuerza la sospecha del fiscal federal Alejandro Gertz Manero de que lo del viaje del gobernador ese día a Los Ángeles es otro montaje.
El problema sigue siendo que a pesar de tantas ilegalidades y tantas mentiras, no pasa nada.
Como que le falta valor a la Fiscalía General de la República.
Quiérase o no, los comunicados valientes de la FGR nos llevan a dos conclusiones contrastantes.
La primera, que hay pruebas de sobra para ir contra los asesinos y cómplices.
La segunda, esa cobardía de tener con qué y quedarse sin hacer lo que se debe.
Es el México de la dictadura y sus atoles en el que casi nada se mueve si el presidente no da la orden.
Reiteremos que la condena social ya se dio, y es contundente contra Rocha e Inzunza.
Por lo menos de la exhibida y del estigma no se escapan, pero por supuesto lo que queremos es que se les castigue penalmente.
Así debería ser, en un estado de derecho.