Prosa aprisa.
Arturo Reyes Isidoro.
(Ahora sí, y por eso es de destacarse, por fin ayer el gobernador Cuitláhuac García Jiménez apareció con cubrebocaynariz . Fue en la reunión de la Mesa de Coordinación para la Construcción de la Paz, en la 26 Zona Militar de El Lencero. Aceptable.)
Nada que extrañar, ayer, los “mejores” –o los peores– tiempos del PRI, con la caída, faltando cinco minutos para la hora, de Ailett García Cayetano, quien casi acarició la titularidad de la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción (Fiscalía Anticorrupción).
Cuando iban a dar las 2 de la tarde el vuelco fue fulminante y emergió entonces Clementina Salazar Cruz, de Morena también y del herradero del gobernador Cuitláhuac García Jiménez, lo que en todo caso le funcionó como plan B.
¿Qué sucedió? ¿Por qué? La verdad verdadera solo la sabe el inquilino del Palacio de Gobierno, pero la brusquedad del cambio se presta para algunas conjeturas.
La noche del miércoles luego de la reunión previa de la Junta de Coordinación Política Ailett se mantenía firme. Prácticamente salió ya palomeada. Al inicio de la sesión de ayer se encarrilaba triunfante rumbo a la final, pero, de pronto, se hizo la oscuridad.
Cabe pensar que si la voluntad política del Palacio de Gobierno no hubiera tenido la más firme intención de imponerla la hubieran descarrilado desde la junta previa o antes de iniciar la sesión de ayer.
Lo más fácil es pensar que la perjudicó el hecho de que su esposo Helio Hernández Gutiérrez es el titular de la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas y su hermana Dorheny, diputada federal por Xalapa; que había conflicto de interés, nepotismo, si se quiere.
Pero eso se estuvo señalando en diversos espacios periodísticos (“Los cargos, todo en familia”, Prosa aprisa, 21/05/2020) y no obstante su imposición continuó adelante.
Por más que se le da vuelta al asunto la explicación que más se antoja es que el freno vino del altiplano, de la Secretaría de Gobernación o directamente del Palacio Nacional; de una voluntad política superior a la del Palacio de Gobierno en Xalapa, y en el país solo hay dos con sede en esas instituciones.
Además, la caída se dio en medio de circunstancias políticas que seguramente están llamando la atención, si no es que tienen preocupados, a los mandamaces políticos del país.
La votación en contra de las reformas y adiciones a la Constitución Política local que promovió la bancada de Morena en el Congreso local, en el ayuntamiento de Coatzacoalcos, presidido por Morena, debió haber encendido la alerta naranja casi llegando al tono rojo.
(Por cierto, aclaración necesaria: dije ayer que hubo 14 votos en contra y seis a favor. No fue así. El reporte en el que me basé estaba equivocado. En realidad fueron siete en contra y seis a favor, con una abstención y una ausencia. Un voto, pues, fue lo que definió el rechazo.)
La derrota fue un palo al morenismo a pocos días de que llegue a esa ciudad el presidente Andrés Manuel López Obrador.
El grupo que perdió es el de Rocío Nahle, quien pretende ser gobernadora. Si ni siquiera pudo en el ayuntamiento que gobierna a través de Víctor Manuel Carranza Rosaldo, ¿alguien cree que podrá ganar una votación estatal?
Pero ahí debió haber entrado la negociación o la presión –en política muchas veces la frontera entre ambas se pierde– de los poderes de la capital del Estado. El resultado adverso habla por sí solo.
Luego, no pueden reunir los 107 votos de igual número de ayuntamientos para que surtan efecto las reformas y adiciones que hicieron al estatuto legal local. El mismo miércoles, el ayuntamiento de San Rafael, en poder del PRD, también le dio palo a la reforma.
Si no lograran el número de aprobaciones necesarias, se les va a venir el mundo encima, porque sería un anticipo ya de lo que le podría esperar a los candidatos de Morena en la elección de 2021.
Tal vez por eso desde el centro político del país el Comité Ejecutivo Nacional decidió meterle mano a la dirigencia de Morena en Veracruz, sin presidente formal ahora, nombrando como delegado estatal a Hugo Alberto Martínez Lino, quien hará las funciones de presidente.
En realidad fue una ratificación pues venía ocupando el cargo desde el 20 de febrero de 2019 y su función habría concluido desde el 20 de noviembre pasado.
El detalle que llama la atención es que a Martínez Lino se le identifica con el grupo político del delegado federal en el Estado, Manuel Huerta, amigo personal y cercano al presidente López Obrador, lo que podría explicar el centralazo a favor del nuevo presidente en funciones.
Esto es, le habrían quitado el manejo político al grupo Xalapa o del Palacio de Gobierno y del Congreso local y se lo habrían dado al del delegado de los programas sociales Bienestar, quien por su trabajo en todo el Estado merece columna aparte.
Y Ramírez Zepeta se inconforma
En un texto que escribe para varios medios, el aspirante a la dirigencia estatal, Esteban Ramírez Zepeta, a quien se dio por desplazado, identificado con el gobernador Cuitláhuac García Jiménez y el presidente de la Jucopo del Congreso local, Juan Javier Gómez Cazarín, expresó su inconformidad.
Aunque con un lenguaje bastante confuso pero en clara alusión al nombramiento de Martínez Lino, pidió que la responsabilidad “recaiga en una persona que no tenga intereses personales con grupos locales”. “Somos –dijo– un gran partido que no permitirá la intromisión de fuerzas externas que pretenden la división”.
O sea, como agregado, la división de los morenos en Veracruz.
Con un detalle más: el propio presidente nombró a la directora nacional del DIF, María del Rocío García Pérez, para que viniera a coordinar las acciones en el Estado del combate a la propagación del coronavirus, no se sabe si porque vio ineficacia del sector salud estatal.
Volviendo al caso de la caída de Ailett, sus patrocinadores previeron y se blindaron bien por si se presentaba una circunstancia, como se presentó, colocando en la terna a otra allegada al gobernador, de tal forma que mantienen la oposición. Pero el imprevisto pudo haber sido un aviso del altiplano de que no están contentos como se están haciendo las cosas.
Se la quieren pasar de humo al padre Suazo
Por donde le tiren la pelota, por adentro o por afuera, por arriba o por abajo; como se la tiren: rectas, quebradas (slider, curva, bola de nudillos, cambio, bola de tenedor) y hasta ensalivadas, todas se las batea el padre Suazo (José Manuel Suazo Reyes), vocero de la Arquidiócesis de Xalapa, a los diputados de Morena que insisten en pasarle de humo la bola del matrimonio igualitario.
Ayer poco después del medio día, tan pronto se enteró, denunció lo que consideró una trampa: otra iniciativa en la que se modifica el Código Civil para transformar la figura del concubinato, que originalmente decía: “El concubinato es la unión de hecho entre una mujer y un hombre que, sin que exista un contrato entre ellos, deciden compartir la vida para apoyarse mutuamente y en su caso formar una familia”. En el nuevo dictamen que presentaron ayer por la mañana ya había cambiado a: “El concubinato es la unión de hecho entre dos personas, sin que exista un contrato entre ellos, ambos se encuentren libres de matrimonio y que deciden compartir la vida para apoyarse mutuamente”.
“La trampa legislativa es que transforman el concepto de concubinato para formar el concepto de uniones, de hecho, de personas del mismo sexo. Lo preocupante es que dos artículos posteriores a la iniciativa, equiparan los derechos y obligaciones del concubinato al de Matrimonio Civil; todos los derechos que tienen los cónyuges los tendrán ahora los concubinos, un término muy amplio y peligroso”, dijo el presbítero.
Y se fue de frente: “Realmente es muy preocupante cómo se están operando las cosas en el Congreso de Veracruz; parece que la norma es la imposición, el abuso de poder y el agravio de la sociedad… La gente los observa y con este proceder tan sospechoso y vergonzoso sólo acumulan malestar. Esto no abona a la sana convivencia y armonía de los veracruzanos”.
Morena, pues, tiene encima de nuevo a la Iglesia, cuya mayoría de feligreses, tan solo en la arquidiócesis de Xalapa más de un millón, vota y el 2021 se acerca. ¿Otra alerta ámbar o roja para el altiplano?