Mexicanas en pie de lucha.

**LINOTIPIA .

/ Peniley Ramírez /

Nayeli Roldán tiene el cuerpo menudo, el cabello corto, una sonrisa de niña y la voz firme de quien dirige una expedición. Cuando entrevista alguna persona poderosa, echa el torso hacia adelante, aquieta las manos y mira sin pestañear, con expresión de póker. Su cuerpo se encoge en un ademán dulce, casi fraterno, cuando habla con quienes viven en los bordes de la economía y la política. Su compasión por las víctimas y su habilidad para atar cabos dificilísimos, con la paciencia de una artesana y el ingenio de una matemática, la han colocado donde está hoy. Roldán es una de las voces más influyentes del periodismo en México, una referencia de rigor y profundidad que cimentó con “La Estafa Maestra” -Premio Nacional de Periodismo de México y Premio Ortega y Gasset de España.

Después de una exitosa carrera como reportera en Animal Político y autora, ahora Roldán dirige su primer proyecto colectivo, Mexicanas en pie de lucha, un libro que agrupa reportajes de ella y otras voces fundamentales del periodismo mexicano hoy, como Laura Castellanos, Daniela Rea, Claudia Ramos, Ivonne Melgar y Valeria Durán, con un prólogo de la indispensable novelista Alma Delia Murillo. El trabajo cotidiano de estas mujeres revisa el país desde el Palacio y la calle. Es un tejido paciente entre el poder y su contexto, que hacen desde la verificación de hechos, el contraste del discurso con los documentos, la búsqueda de voces diversas, el reporteo de pueblos, cárceles y oficinas.

Roldán reunió a semejante grupo porque quería contar la historia del feminismo mexicano durante el obradorismo como ellas saben hacerlo: desde una rigurosa narrativa de no ficción. Decidió que sus coautoras serían periodistas con publicaciones previas sobre los temas que abordarían, y escribirían reportajes de investigación, no crónica ni opinión.

Durante casi un año, investigaron los casos y acopiaron los documentos que sustentan este libro. El resultado es una pieza periodística con textos que se complementan en ritmo, voz y profundidad, revelan las batallas de poder, descubren cómo funcionan las nuevas olas del feminismo y siguen la ruta del dinero para explicar por qué la violencia y la impunidad continúan.

“El feminismo en México se ha contado mucho desde la academia. Ahora nos tocaba hacerlo a las periodistas que presenciamos estos cambios en la calle”, me dijo Roldán. “No queríamos un libro polémico ubicado en uno de los extremos. En estos años, hemos escuchado a este gobierno (el obradorista) repetir que es el más feminista de la historia. Aquí está el periodismo para verificarlo”.

Las autoras indagan cómo está ejerciéndose el poder femenino en la administración obradorista, donde programas para la inclusión de las mujeres se han cerrado o se les ha drenado el presupuesto por decreto, sin plan de acción concreto. Así sucedió con las guarderías, las estancias infantiles, los refugios, los programas para víctimas, cuyo presupuesto disminuyó en 73% en un país donde asesinan a 10 mujeres cada día. “En este gobierno la cuota de género está. Pero de eso a que las mujeres están tomando las decisiones hay una brecha muy grande”, me dijo Roldán. “Si hay impunidad, significa que alguien decidió no dar el presupuesto suficiente para la investigación”.

También cuentan las historias de la cuarta ola mexicana. Narran por qué algunas mujeres hoy ponen el cuerpo en las manifestaciones como un acto político, frente a una crítica que viene desde todos los ámbitos de la sociedad, señalando que deberían protestar tranquilamente, sin violencia.

El libro documenta la historia del feminismo en México y su estado actual, cuando la pandemia ha retrasado casi una década la inclusión laboral y social de las mujeres. “El feminismo mexicano no inició en 2018. No es un movimiento contra los hombres o contra un hombre. Es la búsqueda de mejores condiciones para nosotras frente a un sistema patriarcal. Desde hace más de 60 años hay mujeres ganando espacios y creando el andamiaje institucional que tenemos hoy”, me dijo Roldán.

Celebro que el periodismo nos ayude a responder preguntas fundamentales sobre nuestra sociedad y que existan en México mujeres como estas, que revisan al poder, mirándolo a los ojos.