*Actualmente el número de mujeres en pobreza alcanzó el 30.1% de los 67 millones mexicanas que habitan en el país, esto equivale a 20.1 millones de mujeres pobres de las 38.5 millones de personas que reportó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
/ Escrito por Wendy Rayón Garay /
21.08.2025 / CimacNoticias.com /Ciudad de México.- Pese a que los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) señalan la disminución de la pobreza en México pasando de 52.2 millones de personas en 2016 a 38.5 millones en 2024, en parte gracias a los programas sociales implementados en dos sexenios; dicho logró no elimina las brechas de género en ingresos, por lo que las mujeres son en su mayoría quienes se encuentran en situación de pobreza, según explicó Violeta Rodríguez del Villar, investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, a Cimacnoticias.
Actualmente el número de mujeres en pobreza alcanzó el 30.1% de los 67 millones mexicanas que habitan en el país, esto equivale a 20.1 millones de mujeres pobres de las 38.5 millones de personas que reportó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), pero con la explicación de Violeta Rodríguez, en todos los tipos de ingresos se mantiene una brecha negativa entre mujeres y hombres que no ha sido atendida por el Estado debido a distintos motivos, siendo el principal la brecha salarial.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2024, el ingreso monetario promedio de las mujeres fue de 7 mil 904 pesos cada mes, frente a los 12 mil 015 pesos de los hombres. Por grupos de edad, las mujeres de 15 a 19 años recibieron 2 mil 318 pesos siendo el ingreso más bajo en comparación a las mujeres de 30 a 39 años con su ingreso de 10 mil 175.

La ganancia varía en relación a la situación de las mujeres, por ejemplo, cuando tienen hijas o hijos su ingreso es de 7 mil 904 pesos, dependiendo de su nivel de escolaridad puede estar entre los 4 mil 031 pesos con la primaria terminada hasta los 25 mil 729 pesos si cuenta con un posgrado, en caso de ser una mujer indígena puede ganar 5 mil 792 pesos, y cuando es afromexicana percibe 7 mil 600 pesos.
Además, Violeta Rodríguez mencionó que persisten barreras para que las mujeres ingresen al empleo remunerado, ya que más de la mitad de las mujeres no trabajan, por lo tanto, no tienen ingresos. La última Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) muestra que, de 55 millones 221 mil 499 mujeres, solo 24 millones 939 mil 299 tienen un empleo y 30 millones 282 mil 200 está desempleada: «la diferencia es abismal porque estás comparando cualquier ingreso por pequeño que sea de los hombres contra cero ingresos de las mujeres«, señaló la economista.

Por ello, aunque las cifras indiquen que la pobreza disminuye, los datos también muestran que las mujeres perciben menos ingresos dificultando que salgan completamente de esta situación. Según la observación de Violeta Rodríguez, el único rubro en el cual las mujeres tienen un equilibrio con los hombres son los ingresos por programas sociales como becas o pensiones que constituyen un ingreso por transferencia.
Si bien esto es consecuencia de las políticas públicas, la medida continúa siendo insuficiente para sacarlas de la pobreza, ya que, en México existen alrededor de 129.5 millones de personas, de los cuales 67 millones son mujeres (51.7%) y 62.5 millones son hombres (48.3%), según la Encuesta Nacional de la Dinámica Geográfica (ENADID) 2023. Por lo que, para la economista, es imposible que los programas sociales puedan ofrecer un ingreso a la cuarta parte de la población, quienes son las mujeres desempleadas.
Asimismo, la política pública no llega a las mujeres que se encuentran en pobreza extrema, actualmente el INEGI expuso que son 7 millones de personas que se encuentran en esta categoría, y aunque no señala cuantas de ellas son mujeres, datos del 2024 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) indicaron que en ese periodo habían 9.1 millones de personas, de los cuales 4.8 millones fueron mujeres.
De esta manera, la mayoría de los rubros más importantes de ayuda hacia las personas de menores recursos no están logrando captar a las mujeres en extrema pobreza. Esto se debe a que las vías por las que se distribuye la ayuda como becas o pensiones no coinciden con su estilo de vida, por ejemplo, mexicanas en pobreza extrema no asisten a la escuela o no cuentan con los recursos suficientes para adquirir conocimientos y habilidades que les permita registrarse a un programa de ayuda.
Como indicó Violeta Rodríguez al medio, la situación parece contradictoria, ya que por un lado disminuye la pobreza moderada, pero aumenta la pobreza extrema, esto se debe a diferentes factores, siendo el principal la falta de empleo suficiente: «la mayoría de las personas que están en pobreza extrema no tienen un empleo y te estoy hablando de un empleo de una hora a la semana (…) No tienen acceso ni siquiera a eso. Y bueno, esto provoca que ellos simplemente no tengan ingresos», mencionó la investigadora.
Las razones del desempleo en mujeres se explican comenzando por la discriminación por género en donde las mujeres tienen 44% de probabilidades de no ser contratadas por ser mujeres, según indicó la investigadora. A esto se suman otros factores como que las empresas prefieren contratar a una persona que pasó menor tiempo en el desempleo, que por lo general no son las mujeres porque ellas dedican tres veces más de su tiempo al trabajo no remunerado, siendo ellas las relegadas del mercado.
En relación de esto, las mujeres no pueden ofrecer jornadas de trabajo completas o tiempos continuos en el trabajo remunerado, sino tiempos parciales, por ello, el mercado busca o prefiere a quienes puedan dar jornadas completas y continúas, quienes son los hombres los que pueden generar mayores ganancias económicas. Además, la búsqueda de empleo de las mujeres suele estar limitada a un área geográfica que les permita estar cerca de su hogar para balancear el trabajo no remunerado (doméstico y de cuidados) y por la misma razón, aquellas que ya cuentan con un empleo no pueden buscar mejores condiciones.
Según explicó Violeta Rodríguez el panorama al que se enfrentan las mujeres es una consecuencia del contexto laboral, el cual sigue respondiendo a una dinámica patriarcal, por ejemplo, casi la mitad de las razones tiene que ver por la exclusión al empleo por su género. En consecuencia, indicó que se necesita un cambio de ideología y poner énfasis en estrategias para erradicar la discriminación de género.
Por otro lado, el contexto laboral privilegia las condiciones de vida masculinas sin considerar el trabajo doméstico o de cuidados los cuales recaen en las mujeres, mientras que los hombres no son presionados para participar en el trabajo no remunerado dejándolo en segundo plano. Por esta razón, se necesitan modificar las condiciones materiales del mercado de trabajo de tal forma que se ofrezcan mejores condiciones e igualdad de género entre ambos sexos como servicios de cuidado.
«Si ellas tienen la libertad para elegir dónde dejar a sus hijos (…) muy probablemente podrían realizar una búsqueda de empleo más intensa que abarque más zonas geográficas y también podrían ofrecer jornadas laborales en igualdad de circunstancias entre los hombres (…) lo tienen que pagar los empleadores porque es parte de los costos laborales que ellos no están pagando y que se les están asignando a las mujeres.» -Violeta Rodríguez del Villar, investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.