México 2020: pobreza, violencia, impunidad y desarrollo

El PIB mexicano para este año, según la ONU
Sector energético, elemento clave, amén del TMEC

José Luis Ortega Vidal

– El crecimiento económico del país debe importarnos tanto como la urgente necesidad de superar la inseguridad flagrante.

Dos motivos lo explican: dinero y seguridad son gemelos…

Falta de dinero e inseguridad también son gemelos…

Dicho de otro modo: a mayor pobreza más violencia; a menor pobreza menos violencia.

No se trata de datos ni interpretaciones exactas.

No estamos elaborando un cálculo matemático; hablamos del comportamiento social que cambia, se ajusta, evoluciona.

Sin embargo, grosso modo, los cárteles del crimen organizado reclutan niños y los convierten en sicarios en pueblos y colonias pobres, proporcionalmente con mayor facilidad que hacerlo en sectores de clase media alta o alta.

Hablamos, al final de cuentas, de círculos viciosos y en ellos está metido México desde varias décadas atrás.

Hay diversos factores vinculados a la violencia, por tanto es importante aclarar que la pobreza es sólo uno de ellos y no explica –por ejemplo- la guerra civil o múltiples guerras civiles del siglo XXI en México.

En esta última sobresalen la responsabilidad del Estado y la lucha de éste contra el crimen organizado…

Los enfrentamientos entre sí mismos por parte de diversos grupos delincuenciales… La corrupción entendida como un Estado contaminado y convertido en fuente alimenticia de cárteles…

Impunidad, injusticia social y violencia sin freno…

Cito el Ensayo:

“La pobreza como indicador de generación de la violencia

y la delincuencia en México”

“II.- CAUSAS DE LA VIOLENCIA

Retomando la propuesta de Irma Arriagada, los factores de riesgo pueden clasificarse en tres grandes grupos:

Los relacionados con la posición y situación familiar y social de las personas: sexo, edad, educación, socialización de la violencia, consumo de alcohol y drogas.
Los sociales, económicos y culturales: desempleo, delincuencia, hacinamiento, desigualdad social, violencia en los medios de comunicación, cultura de la violencia; y
Los contextuales e institucionales: guerra, tráfico de drogas, corrupción, disponibilidad de armas de fuego, festividades, entre otros (Arriagada, 2001)” (1)

ONU: México 2020

Al cierre de semana, este viernes, la Organización de las Naciones Unidas lanzó un vaticinio: el Producto Interno Bruto de México en el 2020 puede alcanzar el 1.3 %.

Es decir, tras el 0 % de crecimiento de la economía nacional durante el 2019 y frente al 4 % comprometido por la 4T encabezada por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, la ONU plantea estudios propios -positivos pero moderados- en torno al PIB del segundo año de gobierno de AMLO.

Puede haber ajustes a la baja, esto es el PIB podría ser menor al 1.3 declaró Ramón Padilla -jefe de la Unidad de Desarrollo Económico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal)- quien indicó que el pronóstico ya incluye los efectos positivos de la aprobación del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

De ocurrir el crecimiento del 1.3 del PIB y en el caso de sumarse decisiones correctas del gobierno federal más circunstancias internacionales, globales, favorables a nuestro país, durante el tercer año de gobierno, 2021, el panorama debería ser de avances aunque de momento no tiene sentido hablar de ello.

Primero lo primero.

Primero el 2020.

El sector energético

En opinión del especialista Ramsés Pech, en su artículo:
“El mercado energético en la economía 2020
El dinero que sólo provenga del presupuesto de cada año para energía nos dará como resultado una economía cíclica estacionaria”

“El dinero circulará en el mundo, pero sólo en aquellos países que tengan cómo intercambiar algo, energía, tecnología o dinero para invertir, toda aquella nación que no tenga lo anterior quedará expedita a depender de la forma como relacione en el mundo y las facilidades queden para poder llegar a ser parte del mundo geopolítico.” (2)

Dicho de otro modo: durante el 2020 la economía global se moverá fundamentalmente en torno al sector energético y serán beneficiados los países con políticas de apertura, de participación junto a naciones vecinas o de intereses comunes, con clientes extranjeros, alejados de las prácticas de un poder cerrado.

Resulta obligado ante este panorama no confundir el nacionalismo con la economía.

En los negocios internacionales no puedes envolverte en tu bandera y arrojarte en la defensa simbólica de la identidad.

En los días que corren hacer eso deviene obtener un trending topic vía el video que algún testigo tomará con su celular, lo subirá a la red y te obsequiará cinco minutos de fama como la rifa del avión presidencial que nomás no sale…

A partir del minuto seis tú y tu bandera serán olvidados y archivados por internet; el mundo seguirá caminando y tu país pagará las consecuencias en la falta de crecimiento económico y la generación de más pobreza…

Resultado: el círculo vicioso y negativo crecerá: nacerá más violencia…

¿Generar avances macroeconómicos es sinónimo de disminución de la pobreza y –por ende- de la violencia?

No.

Nos referimos a una temática multifactorial y por tanto hay que analizar otras variables.

Por ejemplo: la macroeconomía debe asociarse con la repartición justa de riqueza:

Sueldos del más alto nivel posible…
Garantía de servicios básicos para toda la población…
Salud, vivienda, educación, acceso a tecnologías, respeto a los derechos humanos, la diversidad étnica, fortalecimiento de la identidad múltiple, etcétera.

Veamos: en el México de enero del 2020 la CANACINTRA; el Consejo Coordinador Empresarial, la COPARMEX, es decir el mundo empresarial mexicano luce preocupado a pesar de la firma del T-MEC.

El gobierno federal no invirtió lo que debía invertir durante el 2019.

Generó subejercicios, lo cual representa un error en la macroeconomía.

El gobierno no es banco.

Lo suyo no es ahorrar, sino cobrar impuestos y aplicarlos con transparencia y sin corrupción, amén de ser eficaz y planear con visión e inteligencia para el corto, mediano y largo plazo.

De acuerdo a la teoría de John Maynard Keynes –de origen británico y considerado el más grande economista del siglo XX- la inversión pública genera inversión privada y esta fórmula promueve el crecimiento económico, abre las puertas al desarrollo.

De cara al 2020 el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha dicho que no habrá más subejercicios; que se gastará el dinero programado para ello y destinado al crecimiento y desarrollo.

Ello denota conciencia sobre la necesidad de la inversión privada y se ha invitado a los empresarios a invertir.

Estos se han comprometido a realizar inversiones para impulsar el Producto Interno Bruto de México.

Empero, la lógica de los empresarios suele ser mezquina por naturaleza.

Si bien es un sector que vive en, de y para el riesgo, entre más seguros estén sobre los resultados positivos de sus aportaciones de riqueza, más la aplican.

La incertidumbre, el temor, la desconfianza, los conduce a no arriesgarse, a trasladar sus inversiones a países distintos, a no cumplir su palabra.

Los empresarios no ven pobres y necesitados sino dinero que produzca dinero y exigen condiciones seguras al Estado.

Estamos, pues, ante elementos dialécticos propios del sistema capitalista en sus múltiples rostros.

No es un asunto de gustos, preferencias ideológicas, chovinismos, nostalgias utópicas o pugnas meramente políticas.

Es la globalización y punto.

Ocurre que a pesar del T-MEC hay incertidumbre entre empresarios nacionales e internacionales sobre invertir en México.

Ahora plantean que la Reforma Energética no se cierre, que les permitan seguir participando de ese mercado amplísimo, incluyendo áreas como la exploración, perforación de pozos y extracción de energéticos como el petróleo y el gas.

La respuesta oficial sobre el tema se dará a mediados de febrero pero las primeras señales –como en el béisbol- no son para bateo libre sino para toque de bola a pesar de no haber jugador alguno en bases y enfrentar dos outs.

Urge seriedad, templanza, equilibrio en las decisiones gubernamentales.

Lo de la rifa del avión ha resultado un pésimo chiste y el país no está para eso.

El cierre de la obra del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México afectó las inversiones durante el 2019.

Hay temor de que decisiones estatistas en torno al sector energético constituyan el equivalente al caso del AICM en el 2020.

¿Cómo explicar las diferencias entre las antípodas México-China de cara a Estados Unidos en el año que inicia?

China se ha convertido en la segunda potencia económica mundial durante los últimos cuarenta años, muy cerca del poderío de Estados Unidos.

El gigante oriental logró tal avance a partir de la apertura de su economía, sobre todo vía las Zonas Económicas Especiales.

Nuestro país, a pesar de la cercanía con el país norteamericano –lo que representa muchas ventajas –y desventajas, desde luego- luce lejano del poder económico de ambas naciones.

¿Qué nos espera este año, en lo que resta del sexenio, durante las ocho décadas faltantes del siglo XXI?

Debemos elaborar preguntas y buscar respuestas pensando en los adultos de hoy, nuestros hijos y las generaciones posteriores.

No pensar así es ver el mundo desde una perspectiva definitivamente ciega, torpe, egoísta, fallida…

https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/9/4443/13.pdf
https://expansion.mx/opinion/2020/01/17/el-mercado-energetico-en-la-economia-2020