México con el enemigo en casa .

/ Por Ángel Álvaro Peña /

La oposición en México mostró su incapacidad para desgastar al gobierno y su falta de arraigo popular en las urnas, ahora quiere contagiar del odio hacia México a los vecinos del norte. Pretextos sobran cuando se trata de crear un frente ante un enemigo común.

Pero la enemistad no está afuera del país está adentro, porque el hecho de intentar una alianza con otro país para descarrilar el que existe democráticamente constituido. deriva en un atentado contra la autodeterminación de los mexicanos, cuyas simpatías no pudieron atraer votos en las urnas.

Ante esta situación, cualquier pretexto es bueno para intentar una alianza con los radicales vecinos del norte, que, hasta la fecha no ha cuajado, no por indiferencia de ciertos grupos de ambos lados de la frontera, cuya falta de honestidad es evidente sino por el apoyo social que tiene el actual gobierno de México.

La reforma al Poder Judicial sirvió de pretexto para empresarios de medio pelo y opositores al actual gobierno de Morena para cerrar un rechazo mediático pero no popular a dichos cambios. En realidad, cuando las reglas internacionales son claras no hay gran litigio que pueda desactivar el comercio.

Las reglas del juego comercial del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica tiene sus propios tribunales y están asentados en dependencia afortunadamente muy alejadas del Poder Judicial, como es el caso de los tribunales internacionales de Comercio Exterior y las normatividades regidas y evaluadas por Relaciones Exteriores; sin embargo los opositores mexicanos quieren despertar descontento en sectores que si bien están dentro de dicho tratado, no están precisados como es el caso de la minería, actualmente en debate internacional, donde la extracción del litio mueve intereses no muy claros en empresarios del norte del Río Bravo.

Este es el caso de 10 congresistas, de Estados Unidos, de ambos partidos, que solicitaron a la representante comercial de la Casa Blanca, Katherine Tai, involucrarse con la posible aprobación de las reformas constitucionales del presidente López Obrador, principalmente la del Poder Judicial, para “evitar que perjudiquen las obligaciones y compromisos que se establecieron en el T-MEC”.

Lo que sucede es que con la reforma al Poder Judicial les será más difícil introducir a México maíz genéticamente modificado, que ya fue rechazado en repetidas ocasiones por el gobierno de Morena, o porque quieren desaparecer los límites en los métodos de extracción del litio, o bien restringir operaciones a los a los particulares en la industria eléctrica.

En primer lugar, nada deben opinar los congresistas del vecino país del norte sobre las reformas que se realicen en nuestro país, pero como les abren los medios y los espacios destacados los miembros de la oposición en México, se consideran con el derecho a tratar de imponer sus criterios siempre a su favor.

Lo que quieren es facilitar la imposición de reglas y con la Reforma Judicial la tienen más difícil. El comercio internacional exige reglas claras y no como sucedía en el pasado, facilidades fuera de la ley que afectaba al país donde los inversionistas extranjeros se asentaban. Tal es el caso de quienes regalaron el terreno o perdonaban el pago de impuestos hasta por 15 años, a cambio de dádivas que les permitiera cancelar los derechos laborales de los trabajadores y convertirse en depredadores de la naturaleza en el lugar donde construían sus plantas.

La certeza jurídica, que intenta establecer la Reforma Judicial, es una condición para que haya mayor inversión extranjera, porque lo que se necesita actualmente es estar apegados a la legalidad y no estar fuera de la ley que sólo afectaba la corrupción, que se había convertido en una costumbre.

El daño que Estados Unidos ha hecho a México y a los países de América Latina tiene otro nivel de importancia entre ese país y México, la frontera de más d 3 mil kilómetros, que es inevitable, impone reglas nuevas donde la cooperación incluso la armonía debe ser una constante en las relaciones entre ambos países, porque no es sólo la vecindad la que convoca a la hermandad sino la sociedad la que invita a la amistad.

Esto todavía no lo entienden los opositores, o no quieren entenderlo, quienes, desde hace poco más de seis años empezaron a amarrar navajas para ver que ambos gobiernos se peleen, incluso hay agrupaciones que muestran su deseo de una invasión armada a México y otras que son capaces de contribuir a un golpe de Estado a cambio de rescatar sus privilegios.

Desde el principio de la actual administración a la oposición dentro y fuera de los partidos políticos todo le parece mal proviniendo del gobierno, su insistencia sobre las críticas sistemáticas e irracionales los convierte ene le enemigo en casa. Así utilizan conflictos internacionales como si sólo sucedieran en México como es el caso de la inflación, la fluctuación de la moneda, el precio de la gasolina. Incluso durante la pandemia trataron de convencer a la población que México tenía una de las estrategias más equivocadas y siguen insistiendo sobre el tema, a pesar de que su manera de contrarrestarla fue motivo de reconocimiento internacional.

La pandemia fue para la oposición un cúmulo de oportunidades para desestabilizar al gobierno. Los medios se dieron vuelo hablando de miles de muertos que según ellos eran escondidos o bien de otros que rondaban por las calles, difundiendo videos de otros países y asegurando que se trataba de las banquetas de las clínicas del IMSS o del ISSSTE.

En la Reforma Judicial hay muchos intereses, de tal suerte que no se explica la manipulación de jóvenes y tanta inversión en recursos económicos y humanos para evitarla que pareciera que hay mucho oculto tras de su transformación.

PEGA Y CORRE.-La decisión final sobre la Reforma Judicial se pospuso para que nadie diga que desconocía su contenido. La oposición reclamaba tiempo por ser 278 páginas, las cuales pueden leerse en seis horas, que es parte esencial de su trabajo pero piden más de 72 horas para conocer sus contenido… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.