*Por: Alejandra Ortega.
Para muchos pasa desapercibido el hecho de que tanto el Poder Judicial como el Legislativo, están prácticamente cooptados por los progresistas o woke, quienes destinan millonarias sumas para hacerse con el control de ambos poderes.
¿Pero, quiénes son éstos?
Se trata de grupos de poder que llevan cerca de 30 años operando para colocar personajes a modo en los distintos círculos de poder nacional y locales, sobre todo se han centrado en tomar el control de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y las cámaras de diputados y la de senadores.
Pero también posicionan figuras en las principales gubernaturas del país y por supuesto, la Presidencia de la República.
Sin embargo, aunque no tengan siempre suerte de imponer a un mandatario federal, el tener las otras posiciones bien amarradas, garantiza que sus agendas pasen y se apliquen.
Los proyectos que los progresistas o woke impulsan son, sobre todo, la ideología de género, el aborto, el feminismo radical, animalismo, el lenguaje inclusivo, las migraciones, el indigenismo y empoderar a las minorías. El ecologismo y ambientalismo, de los cuales se desprende la eliminación de energías fósiles o “sucias” y por supuesto, abogan por la legalización de las drogas… O mejor dicho, del narco.
Si observáramos los proyectos que nuestros legisladores, jueces y magistrados apoyan, sería muy sencillo poder descubrirlos y entender quién los puso ahí y que están, no para representar al pueblo, sino a sus partidos y financiadores.
En México hoy más que nunca, son muy claras las agendas que se siguen y quiénes las promueven.
Y aunque esto pueda parecerle a alguien sólo una teoría conspirativa, lo cierto es que está ampliamente documentada la manera sistemática en la que operan estos grupos, entre las que hay muchas ONG’s y no sólo en nuestro país. Lo hacen en prácticamente todo el mundo.
El fin es dividir a la población y así imponer un nuevo orden global, en el que el poder está concentrado en una “gobernanza”.
En agosto de 2016, George Soros, a quien la prensa woke lo presenta como “filántropo”, daba cuentas sobre un proyecto “discreto” para financiar las campañas para fiscales de distrito y congresistas en 6 estados de la Unión Americana, inyectando millones de dólares a los demócratas, aunque también lo hace con los republicanos.
De tal suerte que esos candidatos financiados, logren estar en posiciones estratégicas de poder local y se conviertan en sus operadores leales.
Soros, en Estados Unidos, busca sobre todo, perfiles de personas afroamericanos, hispanos y gays. Más recientemente ha incluido a musulmanes.
Pero también financia campañas negras o guerra sucia contra personajes que le sean incómodos o peligrosos a sus intereses. Para nadie debe ser un secreto que Soros también inyecta millonarios recursos para orquestar revueltas sociales, las llamadas revoluciones de color, mediante la organización de grupos de choque.
Una de ellas, la famosa “Black Lives Matter” (BLM), que ha tenido enorme impacto y penetración no sólo a nivel nacional. Incluso marcas famosas usaron la frase en su publicidad. Pero no deja de tratarse de grupos radicales que provocan continuos actos violentos entre ciudadanos, divididos por el color de piel y en donde los afroamericanos se sienten empoderados con las leyes y propaganda que les favorecen.
Por supuesto todo esto apoyado fuertemente por medios de comunicación masivos y de redes sociales, a los que también mantiene consigo Soros mediante importantes sumas de dinero que van directamente a los medios y otro tanto, a organizaciones suyas como “Art 19”, que aglutina a reporteros y periodistas de manera independiente.
Esto debería alertarnos e interesarnos más a los mexicanos para entender más fácilmente cuando tengamos enfrente una operación “Soros”.
Y así podríamos entender también el fenómeno inverosímil que estamos viviendo en estos momentos en México, con la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña, quien es parte de estas redes del magnate, pero a quien la llamada oposición, admira, apoya y defiende de manera francamente irracional, sólo porque el presidente Obrador la ha criticado duramente en sus “mañaneras”.
Sin embargo, ella siempre fue muy cercana a la ex ministra Olga Sánchez Cordero, quien es también una operadora del grupo de Soros desde hace varios años. Ella elaboraba reportes en temas específicos para la organización “Open Society Foundation», además de participar en eventos de esa fundación, mismos que han sido documentados en su momento por la prensa nacional.
Pero además, la ministra Piña, sigue al pie de la letra la agenda progresista o wok y no de ahora. Es conocido su activismo en favor del aborto y del feminismo radical. Además, está a favor de la legalización de las drogas, entre otros temas.
Sin embargo, la oposición parece no querer ver estas conexiones y cierran los ojos y se convierten en apoyadores de lo mismo que dicen combatir.
Así, aunque México esté liderado por un presidente que no es woke, ni guste de la agenda de Soros, eso en realidad poco vale, porque las propuestas y proyectos de ley en ese sentido, siempre van a pasar y se van a imponer porque desde hace años los congresos y el Poder Judicial están completamente controlados por agentes del multimillonario “filántropo”.